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Profesores de alumnos con discapacidad visual entregan su testimonio sobre cómo incluirlos dentro de la sala de clases Inclusión

Profesores de alumnos con discapacidad visual entregan su testimonio sobre cómo incluirlos dentro de la sala de clases

Motivados por participar del concurso “Mirada Inclusiva: Discapacidad: Educación Inclusiva y Discapacidad Visual” organizado por Fundación Mis Talentos, profesores de alumnos con ceguera y baja visión que estudian en establecimientos de educación regular, entregaron su experiencia sobre cómo fomentar un aula inclusiva para los estudiantes con esta condición.


Detrás de toda comunidad inclusiva, hay profesores que con mucha voluntad se esfuerzan por ayudar y entregar las herramientas necesarias para que todos sus alumnos aprendan, incluso a aquellos que enfrentan un escenario adverso, como el caso de alumnos con ceguera o baja visión.

Como parte de los requisitos para participar del concurso “Mirada Inclusiva: Discapacidad Visual y Educación Inclusiva” profesores de estudiantes con discapacidad visual entre 4to y 8vo básico de establecimientos de educación regular comparten cómo sus colegios se han preocupado de implementar estrategias que favorezcan la inclusión de alumnos con esta condición.

También destacan la enorme riqueza de la diversidad, de cómo se ha visto beneficiada la sala de clases por contar alumnos con discapacidad visual, que a través de su experiencia de vida y de educación son un verdadero modelo de superación para sus compañeros.

“Cuando conocí y comencé a trabajar con Christian me di cuenta de que encarnaba las palabras perseverancia y valentía, sin duda así lo definiría: un niño curioso, entretenido, feliz y radiante, que corre por el patio sin temer a caer y pararse, o a equivocarse y remendar lo hecho. Con sus compañeros se sacan fotos aprenden Braille y lo incluyen como uno más del grupo», dice Constanza Cossio, profesora de Christian Cerda, alumno del Liceo Polivalente José Ignacio Zenteno de Maipú.

El apoyo que le entregaron en la Escuela para Ciegos Santa Lucía agilizó su proceso de adaptación al aula. «El trabajo con Christian nos ha llevado a implementar apoyos tecnológicos en el liceo y ahora el desafío es que logre transformar el notebook en su nuevo cuaderno de clases», sostiene.

Y si bien cree que aún existen barreras para el acceso de Christian, «no podemos olvidarlo, el gran camino que gracias a él hemos recorrido, no hay día que no me sorprenda con su ánimo y motivación para ser un aporte a la sociedad”

Catalina Gutiérrez, alumna del Liceo Coeducacional Santa María de Los Ángeles, nació con condición visual de ceguera. «La conocí cuando tenía solo 1 año de vida y, en mi labor de Profesora Diferencial, me ha tocado acompañarla en las diferentes etapas de su educación. En este ámbito, desde pequeña sobresalió por sus ganas de ser tratada en igualdad de condiciones y oportunidades, desde acceder a las mismas tareas, guías y evaluaciones de su curso, hasta participar en actos académicos y concursos organizados por su Jardín y Escuela», cuenta su profesora Paulina Beltrán Jara.

Este año, ella se ha visto enfrentada a un nuevo desafío: el cambio a un establecimiento regular, de profesores y de compañeros quienes, además, no contaban con la experiencia de tener en sus aulas a una persona ciega. «Ante esta nueva situación, mi misión continúa siendo la misma: favorecer estrategias para que la inclusión educativa de Catalina sea exitosa», sostiene y agrega: «Para lograr esto, realicé actividades destinadas a sensibilizar a los docentes, compañeros de curso y demás participantes de su institución educativa. Durante esta experiencia, fue enriquecedor observar como los profesores, al colocarse en la situación de la alumna, utilizando lentes simuladores de ceguera, podían entender las barreras que enfrenta Catalina, y comprender que las diapositivas, escritura en pizarra y videos, entre otros, eran herramientas de muy difícil acceso para ella si no incluían descripciones orales por parte del profesor».

Luego de esto, los docentes se dieron a la tarea de buscar nuevas y diversificadas estrategias para entregar los contenidos, utilizando historias audibles, confeccionando maquetas, anticipando las guías y pruebas para que fueran traspasadas al braille y/o audio. El Liceo también ha adquirido algunos y ha entregado los tiempos necesarios para mejorar las prácticas educativas tanto para la menor como para el equipo profesional que trabaja con ella.

Esos no han sido los únicos cambios en el Liceo. Sus compañeros se han interesado por aprender Braille y, además, han adoptado la costumbre de identificarse cada vez que toman la palabra o cuando los profesores ingresan a la sala, también se presentan. «Los apoyos en la clase han resultado muy enriquecedores para Catalina», manifiesta.

“Marjorie es nuestra estudiante desde los 5 años y padece del síndrome de Hallermann-Streiff. Este se caracteriza por braquicefalia, hipotricosis , microftalmía , micro/retrognatia. Esta última característica provoca en ella baja visión de forma progresiva, entre otras», dice Paulina Lara, profesora del colegio Liceo Antonio Varas de Cauquenes.

La alumna durante todo el proceso de enseñanza aprendizaje necesita además el apoyo de un asistente que transcribe, toma apuntes y se transforma en «sus ojos».

«Marjorie es una niña muy querida por sus pares, siempre están apoyándola en todo, desde salir al patio hasta la hora de almuerzo. Es alumna destacada dentro de su curso, su única dificultad es la baja visión que a medida que pasan los años ha evolucionado muy rápidamente. Se preferencia ubicación en aula a muy poca distancia de el pizarrón, además cuenta con la tía
asistente del PIE ubicada a un costado de ella», cuenta la profesora.

«Decidimos postular a Marjorie porque es una niña de un carácter muy sensible y comprometida en cada una de sus etapas de estudiante, excelente alumna y participativa, y que el apoyo que exista para ella y pueda hacer más llevadero su discapacidad sería un gran aliciente para lograr sus metas”, agrega.

Aida Espinoza es profesora de Robert Ramírez en el del Liceo Técnico Puente Ñuble. “La experiencia de aprendizaje durante este primer semestre con Robert del 6ºaño básico, el cual padece ceguera total, ha sido una oportunidad de crecimiento personal y de aprendizaje mutuo, donde se han buscado diferentes técnicas y actividades con el propósito de facilitar la enseñanza y la participación dentro del aula», explica.

A través de preguntas, respuestas y explicaciones de lo trabajado de forma oral o concreta han buscado potenciar la participación del menor. «Robert requiere de material concreto adecuado, lo que me permitió la vinculación al braille y lo posibilitó de tener el mismo material escrito que el resto de sus compañeros, llevándolo a la inclusión directa dentro de las actividades de su curso, a nivel cognitivo, de recreación y participación, además permite forjar en el alumno actitudes y motivaciones que le servirán en su
futuro próximo, ya sea en los estudios, trabajo o vida personal».

Además cree que el alumno «es un referente de esfuerzos y logros para el resto de sus compañeros, estimulándolos a obtener mejores calificaciones y tener mayor participación dentro del aula. La experiencia es desafiante, si bien hemos encontrados algunas técnicas para mejorar su aprendizaje y mantenerlo a nivel del curso, siento que aún me queda mucho por aprender y
comprender del mundo de Robert, siendo de vital importancia llegar a imaginar y pensar como lo hace el alumno, para tener una visión más clara y certera de los procesos que requiere para el desarrollo de experiencias de aprendizajes significativas, que favorezcan la inserción completa de este dentro de la sociedad”.

Carla Maldonado es estudiante de séptimo año del Liceo Municipal Betsabé Hormazabal de Alarcón de San Miguel. «A pesar de ser expresiva y comunicativa presenta dificultades para socializar, pues se ve limitada por el desplazamiento en el establecimiento en sí, caminar de una sala a otra, como también durante el desarrollo de la clase lo cual impide una dedicación más profunda para una verdadera sociabilización con sus compañeros», dice su profesora Rossana Viacana.

La pedagoga también reconoce que su alumna, al manejar el sistema de lectoescritura Braille, se manifiesta segura y ordenada en la dinámica de tomar apuntes durante el desarrollo de la clase y sus compañeros han normalizado e integrado su sistema después de un periodo de acomodo.

«En cuanto a mi experiencia en la enseñanza con una estudiante con disminución visual ha significado, primero darme cuenta de mis limitaciones en la formación profesional para ser una real mediadora en los aprendizajes de Carla, pero por otro lado un desafío personal en lo que respecta al apoyo para la adquisición de tecnología que le permita tener acceso a la información y a facilitar su proceso en la educación formal y social de una joven que ha manifestado en estos meses que he compartido con ella un verdadero interés por aprender”, reflexiona.

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