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Primera alianza público-privada favorece a jóvenes para continuar sus estudios superiores Inclusión social

Primera alianza público-privada favorece a jóvenes para continuar sus estudios superiores

Se trata de la primera alianza a nivel nacional entre el programa que potencia el acceso efectivo a la educación superior y una empresa privada. De los 76 estudiantes beneficiados con la Beca Minera Candelaria, la mayoría son mujeres, pero además considera alumnos con discapacidad, viviendo en campamentos, y un número importante además pertenece a las etnias diaguita, mapuche y colla.


Con 19 años, Gabriela Salinas cursa segundo año de Pedagogía y Licenciatura en Educación Física  en la Universidad de Atacama. Es madre y vive junto a sus padres y sus 5 hermanos a sólo unos metros de las tomas, en el sector Juan Pablo II de Copiapó. Gabriela es diaguita, y uno de los 76 estudiantes que recibieron la Beca Minera Candelaria, que mejora las condiciones de jóvenes con alto potencial y condiciones sociales vulnerables de la provincia de Copiapó.

Financiada por Minera Candelaria y ejecutada por Fundación Atacamágica, la beca busca promover las condiciones óptimas para la permanencia en la educación superior de aquellos estudiantes cuyas condiciones de estudio y de vida no han sido fáciles. Se trata además de la primera alianza a nivel nacional entre el Ministerio de Educación y una empresa privada, que favorece a jóvenes egresados de establecimientos con Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior (PACE).

Rosalía Durán vive junto a sus padres en la comuna de Caldera. Cursa tercer año de Ingeniería Civil en Minas de la Universidad de Atacama. Sus padres no tienen estudios superiores, y aunque son trabajadores, Rosalía puede estudiar gracias al aporte de la minera que le permite viajar todos los días a Copiapó. Una realidad similar es la de Samanta Dávila, quien vive sola en una pensión, por lo que estudia y trabaja para mantenerse. Llegó de Bolivia con sus padres y un hermano, y actualmente cursa primer año de Pedagogía y Licenciatura en Educación Física.

Gabriela, Rosalía y Samanta pertenecen al 61,33% de las mujeres que fueron favorecidos con la Beca Minera Candelaria. “Los datos dan cuenta de la equidad de las becas”, dice Luis Albornoz, director de Atacamágica, fundación que fue escogida para ejecutar este proyecto por su trayectoria en la región, y sus intervenciones en segmentos vulnerables, buscando transformar la realidad de adultos y jóvenes, y generar una mayor empatía con el entorno.

Jóvenes de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena también fueron beneficiados con esta beca, en que un 30,64% pertenece a alguna etnia como es el caso de Gabriela, quien junto a otros 12 jóvenes son Diaguitas; mientras que otros 6 estudiantes son Mapuches, y otros 4 pertenecen a la etnia Colla.

Entre los becados también se cuentan tres jóvenes en situación de discapacidad y que representan un 4%. Uno de ellos tiene necesidad educativa especial permanente, mientras que los otros dos tienen síndrome de brugada y costocondritis crónica, ambas relacionadas a problemas cardiacos.

La vulnerabilidad es el factor principal y común a todos. De hecho, un 8% de ellos viven en campamentos aledaños a las comunas de Copiapó y Tierra Amarilla. Y es que la beca busca darle una oportunidad a estos jóvenes, con el fin de “respaldar talentos y sueños de un grupo de jóvenes que requieren de este apoyo adicional para fomentar y facilitar su paso por la educación superior”, explica Marcela Sepúlveda, gerenta de Diálogo Comunitario Minera Candelaria.

La Beca financiada por Minera Candelaria es una iniciativa que se enmarca en la política de apoyo hacia el desarrollo de las comunidades. Fundación Atacamágica ejecuta este proyecto, atendiendo a la dimensión social de la fundación, cuyo objetivo es intervenir en segmentos vulnerables para transformar su realidad y generar en sus beneficiarios un mayor grado de empatía con el entorno.

“Luego de realizar una exhaustiva revisión de la oferta de becas disponibles para estos grupos, arribamos a la firme convicción de que los alumnos y alumnas más vulnerables del sistema requieren de apoyos adicionales, lo que no son cubiertos a través de los instrumentos que el Estado otorga”, sostiene Sepúlveda.

“Estamos orgullosos de haber sido parte de este proceso, en el que fuimos invitados a soñar en una transformación positiva de la realidad, con elementos propios del mundo de la innovación social y el ilusionismo que nos caracteriza, y que derivó en una propuesta que busca promover las condiciones óptimas para la permanencia en la educación superior”, señala Luis Albornoz, director de Fundación Atacamagica.

“Parte de estos 76 jóvenes pertenecen a segmentos vulnerables y para muchos de ellos las condiciones de estudio y de vida no han sido fáciles. Pese a todo han logrado desarrollar un gran potencial en el camino a la educación superior. Nosotros apoyamos ese proceso, queremos que tengan buenas condiciones para estudiar tranquilamente, y no sólo en el aspecto financiero sino que también en su desarrollo personal, por lo que estamos ejecutando múltiples actividades como charlas y talleres que buscan potenciar su actitud, confianza, manejo del estrés, como también entregarles capacitación en las áreas emprendimiento e innovación social, entre otras. Tenemos la certeza de que estamos formando líderes que serán los constructores del futuro del país.”, explica Luis Albornoz.

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