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Las caries no tienen vacaciones: ojo con ciertos alimentos y malos hábitos de verano Salud

Las caries no tienen vacaciones: ojo con ciertos alimentos y malos hábitos de verano

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En esta época aumenta el consumo de alimentos y bebidas gaseosas -incluido el yogurt- responsables de las lesiones dentales que nos pasan la cuenta a mediano plazo y cuyo tratamiento convencional causa temor y estrés, sobre todo en los más pequeños. Los especialistas recomiendan prevención, y si ya es tarde, tratarlas con nuevas técnicas atraumáticas que también prolongan la duración del diente.


Los cambios de hábitos asociados al verano, sobre todo en las vacaciones y fiestas de fin de año, nos exponen a un mayor riesgo de caries y erosión dental, sobre todo a los niños. El consumo de carbohidratos (especialmente azúcares y harinas), menor oferta de alimentos saludables en los balnearios, ingesta de bebidas gaseosas light o azucaradas (con ácidos que dañan la superficie dental) y un mayor relajo en la higiene dental, son algunos de los factores que los especialistas destacan como causantes de este incremento.

El tema es preocupante porque dos de cada diez niños chilenos, a los dos años de edad, ya tienen caries y a, los cuatro años, esto aumenta a cinco de cada diez. A los seis años la cifra sube a siete de cada diez. Por ello es importante prevenir, especialmente en temporada de verano, ya que esto tendrá consecuencias en los meses venideros. Y si las caries ya se instalaron, los especialistas recomiendan a los padres optar con el dentista por aquellas técnicas no dolorosas ni estresantes que están disponibles para tratar las caries y que, muchas veces, no se conocen.

“En verano aumenta el consumo de helados, que en sus versiones azucaradas pueden aumentar el riesgo de lesiones de caries. En los balnearios, la oferta de productos saludables es casi inexistente y se inclina por alimentos altamente cariogénicos, como las galletas, palmeritas, etc.” explica Rodolfo Plass, vicepresidente de la Sociedad de Operatoria y Odontología Restauradora de Chile.

A esto se suma que los niños salen de vacaciones “lo que se asocia a una época de relajo, por lo que los papás tampoco estarán tan pendientes de qué están comiendo sus hijos ni de su higiene dental”.

Coincide con esta mirada Bernardita Valles, odontóloga de la Universidad de Chile y especialista en Odontopediatría, quien precisa que existe bastante desconocimiento en los adultos sobre algunos de los alimentos y bebidas que provocan daño en superficie dental de los niños. Hace hincapié en las bebidas gaseosas por el ácido cítrico y ácido fosfórico que contienen, especialmente las bebidas cola que- señala- “son sumamente cariogénicas”, ya que tienen un pH de 2.4. Es sumamente ácido y es esta acidez en la boca lo que produce las caries.

“Un alimento que tiene buena fama, pero no odontológicamente, es el yogurt, que se ve bastante nutritivo, que a los niños les encanta, se lo comen con cereales, pero la verdad es que es dañino para la superficie de los dientes porque contiene ácido láctico y por su pH ácido que es de 4.6”, advierte. Aclara que no se trata de dejar de consumirlo, sino que los niños cepillen muy bien sus dientes después de tomar este lácteo.

Nueva técnica de remoción atraumática de las caries

“Actualmente el abordaje de la cariología ha ido evolucionando hacia una odontología de mínima intervención, donde los procedimientos para restaurar lesiones producidas por ellas son cada vez menos traumáticos para nuestros pacientes, ya sean niños o adultos”, comenta Plass.

Indica que “de la mano de los descubrimientos científicos, el desarrollo de nuevos materiales ha ido a la par en la búsqueda de una odontología más amigable”.

Uno de estos nuevos instrumentos de vanguardia en la remoción de caries es Brix 3000, un gel de papaína (enzima de la papaya y piña) que tiene una acción proteolítica (actúa en dos minutos sobre la dentina infectada por las bacterias, sin tocar el tejido sano, lo que permite tratar varias lesiones de caries a la vez). Después de ese tiempo, el dentista lo remueve con una pequeña cuchareta y procede a obturar (poner la tapadura en el diente), lo que incluso hace más eficiente este proceso, no dejando brechas y mejorando su longevidad. No hay dolor, no hay estrés y además se protege el tejido sano.

“Hace muchos años, el abordaje del retiro de tejido cariado era muy agresivo, removiendo tejido que actualmente es considerado sano. Por ello, este gel de papaína es una herramienta simple para poder eliminar sólo lo que es necesario, ayudando ello a prolongar la vida útil de la pieza dental afectada”, enfatiza el doctor Plass.

La doctora Valles coincide con su colega respecto a la eficacia y reducción del estrés que representa esta nueva técnica de remoción atraumática de las caries, añadiendo que es indolora y bastante amigable y, por lo tanto, le permite al niño acercarse a la consulta con mayor tranquilidad y confianza.

Incluir la lengua en el cepillado

“Uno tiene la posibilidad de llegar a una dentina, mucho más endurecida, sin usar jeringa de anestesia ni instrumentos rotatorios como es la turbina y fresa, lo que nos da una ventaja tremenda, sobre todo cuando son niños muy pequeños o cuando se trata de adultos que sienten temor a los típicos procedimientos. Además, nos permite tratar varias lesiones de caries a la vez.”

La odontopediatra señala que además de este gel (usado ya en 74 países del mundo), los profesionales también recurren a técnicas psicológicas, llamadas de “acercamiento sucesivo”: “la primera vez que el niño viene a la consulta, no se quiere sentar en el sillón, solo llega hasta la puerta. Ese es el momento para conversar con los papás, se llena la ficha odontológica y preguntamos otros antecedentes de salud. En la segunda visita ya se ve que el niño quiere colaborar porque ya te conoce, ya conoce el lugar, ya conoce a tu asistente. Y en la tercera visita, ya quiere abrir la boca”.

Ambos profesionales recomiendan, tanto a niños como adultos, prevenir las caries, cuidando el tipo de alimentación que se consume y a través de una buena higiene dental, cepillando los dientes por dos minutos, en la mañana y en la noche, con una pasta dental con flúor e incluyendo la lengua en el cepillado, ya que ahí también quedan bacterias residuales de los alimentos que atacan las piezas dentales.

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