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Estudio revela que apnea del sueño provoca hígado graso Salud

Estudio revela que apnea del sueño provoca hígado graso

Experimentos en modelos in vitro y animales han demostrado que la interrupción transitoria de la oxigenación genera procesos inflamatorios que afectan al hígado y agravan esta condición. El hígado graso afecta a un 30% de la población chilena y en algunos casos, puede derivar en cirrosis y cáncer hepático.


La apnea del sueño, un fenómeno caracterizado por la interrupción transitoria de la respiración, no sólo genera cansancio, dolores de cabeza, falta de concentración e irritabilidad. Un estudio demuestra que este fenómeno también está relacionado con el desarrollo y progresión del hígado graso, enfermedad que puede ocasionar daño hepático crónico y en algunos casos, cáncer.

La investigación liderada por Marco Arrese, subdirector del Centro de Envejecimiento y Regeneración CARE Chile UC y la estudiante de Doctorado en Ciencias Médicas Alejandra Hernández se ha desarrollado a través de investigaciones en modelos in vitro y animales. Así, se observó que la presencia de apnea del sueño es una agravante de la enfermedad hepática que puede condicionar una progresión hacia estados más avanzados de la misma.

“En nuestros experimentos, hemos explorado los efectos de la hipoxia intermitente, fenómeno fisiopatológico básico que ocurre en los pacientes con apnea del sueño y quienes, al dormir, sufren una oclusión abrupta de la vía aérea, que determina la detención de la respiración por períodos breves”, comenta el hepatólogo.

«Esta disminución marcada, rápida y transitoria de la saturación de oxígeno afecta a muchos tejidos y en especial al hígado. Esto es de particular relevancia si el hígado está graso, debido a que puede exacerbar la inflamación en este órgano pudiendo promover la generación de fibrosis hepática, mecanismo que determina la progresión de esta enfermedad», agrega.

Enfermedad silenciosa

El hígado graso es una patología generalmente asintomática y silenciosa, asociada a sobrepeso y obesidad, que se caracteriza por una acumulación anormal de grasa en este órgano, la cual puede evolucionar a fibrosis hepática, cirrosis y en ocasiones, a carcinoma hepatocelular.

Según cifras de CARE, la enfermedad afecta a un 30% de los chilenos. Esto puede agravarse con pacientes que generalmente aumentan el riesgo de presentar diabetes, anomalías cardiovasculares y afecciones más graves al hígado. “Además, se estima que los chilenos tenemos más características genéticas que predisponen a las enfermedades del hígado en general, y al hígado graso en particular”, afirma Arrese.

Por estas razones es que para el especialista resulta determinante comprender los mecanismos que se relacionan con la aparición e incremento de esta enfermedad, la cual además, debiera detectarse y controlarse de forma temprana. Esto, a fin de revertir sus efectos dañinos.

Experimentos

Para ahondar en este fenómeno, durante más de dos años el médico y su equipo de CARE estudiaron células hepáticas humanas y de ratones, imitando la hipoxia a través del uso de cloruro de cobalto. A nivel de experimentación, este químico permite reproducir el mismo fenómeno ocurrido durante la apnea del sueño.

“Pudimos observar que la hipoxia induce estrés en la célula hepática y genera la producción de señales inflamatorias en el tejido hepático. Esto, mediante procesos de conversación entre unas y otras células. Esto mismo lo hemos analizado en animales a los que sometemos a fenómenos de hipoxia intermitente. En ellos, hemos visto que la reducción transitoria de la concentración de oxígeno en el ambiente, aumenta la inflamación inducida por el hígado graso y promueve la generación de la fibrosis hepática, haciendo que progrese el daño a nivel de este órgano”, comenta.

Junto a los estudios preclínicos, que próximamente esperan ser publicados en una revista internacional, los científicos iniciaron una segunda fase de investigación con pacientes que presentan apnea del sueño, grupo al cual están reclutando en este momento. La intención es poder trabajar en alianza con el Centro de Medicina del Sueño de la Universidad Católica y así efectuar diferentes pruebas metabólicas y hepáticas que permitan caracterizar a esta población y analizar en profundidad lo que han explorado en otros modelos.

“Estamos muy optimistas, ya que este trabajo con pacientes sería el primer estudio del tipo en toda Latinoamérica. Nos parece relevante seguir avanzando en esta área, con la intención también de que los médicos especialistas que detectan apnea del sueño, puedan ampliar su chequeo médico a nivel hepático”, señala Arrese.

Hígado graso

Con un peso superior a los 1500 gramos, el hígado es el segundo órgano más grande del organismo después de la piel: mide 10 cm y tiene un volumen similar al de una pelota de fútbol. Sus funciones son múltiples abarcando procesos del metabolismo y depuración de compuestos. Sin embargo, cuando el porcentaje de células grasas en el hígado superan al 5%, aparece la condición llamada esteatosis o hígado graso, en cuyo caso el órgano aumenta su tamaño, cambios que a su vez pueden comenzar a dañar el hígado.

El Dr. Arrese, explica que tras este fenómeno, el organismo desarrolla un mecanismo de defensa de tipo inflamatorio, en el que las células hepáticas resultan dañadas. Luego, con el avance de la enfermedad, el hígado inicia un proceso de reparación en el que aparece un tejido de cicatrización llamado fibrosis, que contribuye al deterioro progresivo de este órgano.

“La fibrosis se clasifica en cuatro etapas: leve, moderada y severa, las cuales pueden detenerse e incluso revertirse. Pero si se expande a la mayor parte del hígado, llegamos a la etapa 4, la cirrosis, que, en sus fases mas avanzadas, puede no ser reversible. Es aquí donde además existe el riesgo de que se desarrolle un cáncer”, indica el investigador de CARE.

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