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Pérdida del olfato y su relación con SARS-CoV-2

por 19 junio, 2020

Pérdida del olfato y su relación con SARS-CoV-2
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Los síntomas más comunes de Covid-19 son fiebre, tos seca y cansancio, y los más graves son dificultad para respirar, dolor torácico e incapacidad para hablar o moverse. Sin embargo, hay otros síntomas, que debido a la frecuencia con el que se están presentando a nivel mundial, toman cierta importancia, como son dolor de garganta, diarrea, dolor de cabeza, conjuntivitis y pérdida del olfato y gusto.

En una revisión de evidencias de alteraciones del olfato en la enfermedad Covid-9, publicada en el acta Otorrinolaringológica Española en mayo de 2020, se expone que la pérdida del olfato es un síntoma habitual durante el proceso infeccioso viral. Sin embargo, debido a lo novel de la enfermedad, aún no hay evidencias suficientes como para sugerir la realización de pruebas diagnósticas, en los sujetos que presenten anosmia de reciente aparición.

En investigaciones recientes, se ha identificado en las células del neuroepitelio olfatorio, altos niveles de la proteína receptora ACE2 y la proteasa TMPRSS2 (también presente en los pulmones y mucosa gastrointestinal) encargadas de activar la entrada al organismo del SARS-CoV-2, lo que es muy probable pensar, que la vía olfatoria sea la ruta de infección inicial para el virus.

Esto último puede ser respaldado por el hecho de que las autopsias de algunos pacientes con Covid-19, que presentaban síntomas relacionados a la pérdida del olfato, mostraron que el tejido cerebral estaba hiperémico y edematoso y con algunas neuronas degeneradas. Se cree, entonces, que el virus ingresa al Sistema Nervioso Central a través de la ruta neuronal hematógena o retrograda, como es la vía olfatoria.

Hay que considerar al neuroepitelio olfatorio, ubicado en la parte superior de las fosas nasales, que está formado por células basales, sensoriales olfatorias y de soporte. Aquí cabe sospechar que debido a que las proteínas ACE2-TMPRSS2 se encuentran en la membrana de las células de soporte del neuroepitelio olfatorio, el SARS-CoV-2 infecta estas células utilizando estas proteínas como puerta de entrada. De esta forma produce un daño de las células de soporte y posteriormente afectaría a la neurona sensitiva olfatoria, con la consecuente pérdida de olfato (anosmia).

Esta pérdida del olfato es reversible, ya que el neuroepitelio presenta un constante reemplazo de sus células, cuyas neuronas olfatorias poseen un rango de vida entre 30 a 120 días, de allí que muchos pacientes una vez recuperados, persisten con anosmia durante varios meses.

Basado en la situación epidemiológica actual, es recomendable seguir con estudios de evidencias para que la anosmia pueda ser considerada como un síntoma de alerta temprano, y, sobre todo, la explicita recomendación del uso indispensable de la mascarilla para la prevención del contagio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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