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Salud mental de recién nacidos: acoger la díada Opinión

Salud mental de recién nacidos: acoger la díada

Claudia Curimil Hernández
Por : Claudia Curimil Hernández Psicóloga Clínica, Casa del Encuentro La Pintana
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La pandemia en nuestro país ha devenido una crisis socio sanitaria que ha afectado las formas de morir y nacer. El contexto de confinamiento ha llevado a resignar ritos necesarios para esa despedida radical que es la muerte de un ser querido, y para la salud mental de quienes quedan vivos. Toda separación requiere de actos, de gestos, de palabras que acompañen a quien la vive. El cuidado de esos tránsitos es especialmente necesario en la niñez temprana.

Buscando proteger la salud, en algunos hospitales y clínicas, se han llevado a cabo separaciones de bebés y sus madres al momento de nacer, y/o se han restringido las visitas a recién nacidos hospitalizados, esto es, la restricción del encuentro con su hábitat: la madre y voces familiares. Un recién nacido puesto en el cuerpo materno es capaz de reptar con fuerza hacia el pecho y dirigirse a esa voz. Esa conducta de apego muestra que la pasividad no es asunto de los recién nacidos que son grandes buscadores de encuentro.

Para un bebé hospitalizado, es indispensable el contacto humano, el cuidado médico, a la vez que el encuentro con su madre es fundamental para una reanimación vincular, y sostener un mínimo de continuo y seguridad para ambos. Para ella, tocar, ver en su cría un gesto familiar, la reacción ante sus palabras y tonos, cómo puede tomar su leche del pecho o extraída, notar lo que ningún otro sabe notará, puede reubicar todo ese trabajo psíquico y fisiológico hecho hasta ahora, para traer un nuevo ciudadano.

Cuando una mujer ha parido, ha parido una díada, que requiere ser atendida como tal. La decisión de una separación temprana, en nombre de la salud, no puede ahorrarse la pregunta por cómo sostener ese vínculo. De lo contrario, el costo en reparación podría ser alto. Como sociedad, nos toca dialogar sobre la salud del nacimiento, y acordar mínimos de cuidado para acompañar ese tránsito a la vida, sobre todo en tiempo de crisis. Para no llegar a poner en la balanza asuntos imprescindibles.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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