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Hepatitis: la necesidad de estar alerta frente a este virus que a veces no presenta síntomas Salud

Hepatitis: la necesidad de estar alerta frente a este virus que a veces no presenta síntomas

Este jueves 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra las Hepatitis Virales. Este tipo de enfermedades, a pesar de estar relativamente controladas en nuestro país, pueden derivar en casos graves que llegan incluso a cáncer de hígado. Una de las más peligrosas es la hepatitis C, en la que se considera que la mayoría de los infectados desconoce su situación y no recibe atención médica ni tratamiento.


Se considera hepatitis a cualquier tipo de inflamación del hígado, pero existen algunos tipos de Hepatitis virales más comunes en la población. Se trata de los virus de hepatitis tipo A, B, C, D y E, siendo los tres primeros los más presentes en Chile.

Para poder saber si es que un paciente tiene o tuvo estos tipos de hepatitis deben realizarse diferentes tipos de exámenes de laboratorio según el virus al que se cree que puede estar expuesto.

Por ejemplo, para confirmar un contagio de Hepatitis A, se deben medir los niveles de inmunoglobulina M y G, lo que permite confirmar si es que una persona tuvo el virus, independiente de si fue un contagio reciente o antiguo.

En la otra vereda, la detección de la Hepatitis B consiste en un proceso mucho más complejo enfocado en ordenar el historial clínico del paciente y entender si estuvo expuesto a factores de riesgo de contagio.

Una vez realizado este trabajo, el paciente debe realizarse un examen de antígeno de superficie y un anticore. Estas dos pruebas dan la posibilidad de detectar el virus y demostrar si fue un contagio anterior o si la hepatitis se está replicando.

En el caso de las pruebas para descubrir la Hepatitis C, la persona debe someterse a un test de anticuerpos, cuyo resultado tiene que ser comprobado por el Instituto de Salud Pública (ISP), desde donde lo ingresan al sistema GES en caso de resultar positivo.

Luego, se deben realizar pruebas de RNA para medir la carga viral, acompañadas de una ecografía abdominal para ver el hígado y si la hepatitis ha afectado a otros órganos. Por último, también se debe realizar una medición del índice de fibrosis en el hígado, para conocer el progreso del virus a nivel hepático.

Formas de contagio y prevención

Respecto al origen de esta enfermedad, Indira Calzadilla y Máximo Cattaneo, ambos gastroenterólogos de Clínica Las Condes,   explicaron que cada tipo de Hepatitis puede surgir de forma diferente.

“La Hepatitis A es una infección autolimitada que tiene que ver más con la ingesta de alimentos contaminados. En el caso de los virus B y C, su transmisión se puede dar en varios escenarios muy parecidos al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), entre los que se encuentran las transfusiones sanguíneas, hemodiálisis, uso de drogas intravenosas, prácticas sexuales inseguras, piercings, tatuajes, entre otros”, señalaron.

Las medidas de prevención más efectivas contra los virus de la hepatitis tienen relación con la higiene. Para evitar un contagio de Hepatitis A, las recomendaciones de los expertos son el lavado constante de manos (en especial después de ir al baño, antes de preparar alimentos o después de tener relaciones sexuales), además de la limpieza diaria de los artefactos de baño y el consumo sólo de agua potable.

En el caso de los virus tipo B y C, las precauciones que deben tomarse para no contraerlos son el uso de preservativos, no compartir jeringas y elegir lugares autorizados para realizarse tatuajes, esto debido a que el contagio se da al estar expuesto a la sangre contaminada de una persona portadora del virus.

Los virus B y C son los tipos de hepatitis que causan cuadros más peligrosos y graves. En esa línea, la Dra. Calzadilla hizo énfasis en que es muy común que existan casos con poca sintomatología de Hepatitis By que “puede que la infección reciente pase inadvertida, lo que es muy grave. La mayoría de la gente no hace la hepatitis aguda, sólo un 20% de los pacientes presenta síntomas. También sucede que tienen síntomas inespecíficos, con un poco de cansancio, por lo que suelen diagnosticarse en una fase avanzada de la fibrosis, es decir, cuando ya es una cirrosis”.

Dentro de los síntomas leves de una hepatitis se encuentran el cansancio y malestar general, náuseas, vómitos, dolor abdominal, entre otros.

Una vez que estos síntomas comienzan a aparecer, las complicaciones pueden ser graves. “La ruta normal si la Hepatitis B se queda en el organismo, es que sigue la inflamación, pasa a infección crónica, sucede la fibrosis, luego la cirrosis y puede derivar en complicaciones como ascitis, encefalopatía hepática, sangrado de várices esofágicas e incluso cáncer de hígado”, dijo la especialista.

Esta patología fue considerada dentro del calendario de vacunación de nuestro país, por lo que desde el 2005 todos los recién nacidos reciben una dosis que los protege de la Hepatitis B, debido a que este virus en particular tiene más probabilidades de volverse crónico cuando el contagio se da a una edad temprana.

Situaciones muy similares pueden experimentar los pacientes que hayan contraído Hepatitis tipo C. De este modo, el Dr. Cattaneo explicó que este virus “se caracteriza por ser una enfermedad asintomática durante muchos años, por lo que su diagnóstico tardío puede producir un daño progresivo en el hígado pudiendo llegar a una cirrosis hepática o cáncer hepático. Además, es una de las causas más frecuentes de trasplante hepático en nuestro país”.

El profesional detalló que “este tipo de Hepatitis actualmente cuenta con un tratamiento antiviral posterior, el que tiene una tasa de éxito de un 99%, permitiendo a los pacientes darse de alta de esta enfermedad después de 24 meses sin presentar rastros del virus en su cuerpo”.

En el caso de los contagios por Hepatitis A, en líneas generales esta tiene cuadros menos graves ya que no se vuelve una enfermedad crónica y en nuestro país se ha podido desarrollar una importante medida de cuidado, ya que desde el 2018 todos los menores de 2 años reciben una vacuna preventiva.

Más de 35 mil personas con hepatitis C en Chile

Se trata de una enfermedad silenciosa donde alrededor del 80% de los casos se vuelven crónicos, terminando en una cirrosis hepática o en un hepatocarcinoma maligno. En Chile, la hepatitis C ha afectado la vida de más de 35 mil personas, siendo esta enfermedad la principal causa de trasplante hepático en adultos.

En el mundo, y de acuerdo a estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, más de 71 millones de personas tienen hepatitis C, por lo que la concientización sobre el alcance de ésta y de los otros tipos de hepatitis, es de suma importancia. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha impuesto la meta de eliminar la hepatitis en 67 países a 2030.

“La hepatitis es la inflamación aguda o crónica del hígado, cuyas causas incluyen desde virus, alcohol, tóxicos, medicamentos, ciertas homeopatías o productos de herbolario, entre otras”, señala el médico internista de Nueva Clínica Cordillera, Ignacio De Asúa,.

“En el caso de la hepatitis C, esta se transmite principalmente por vía parenteral, a través de transfusiones sanguíneas o por contacto con material corto punzante”, agrega.

En nuestro país, la hepatitis C se considera una endemia baja de acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Salud 2009-2010, con una prevalencia de 0,01%. Asimismo, un 54% de quienes padecen esta enfermedad es de sexo masculino, la edad se concentra entre los 50 y 69 años donde casi un 60% de los casos se encuentran en la Región Metropolitana.

“Entre los principales síntomas que se presentan en los casos sintomáticos de hepatitis C, se registran el tener orina de color amarillo oscuro, fatiga, fiebre, heces grises o color de arcilla, dolor en las articulaciones, pérdida de apetito, náusea y / o vómitos, y dolor abdominal”, explica el especialista.

La hepatitis C es una enfermedad que se encuentra incluida en la modalidad de Garantías explícitas en Salud (GES) desde el año 2010, que incluye el diagnóstico, la evaluación pre tratamiento, tratamiento farmacológico y seguimiento del paciente.

Un tratamiento adecuado, se puede eliminar el virus del organismo en más del 95% de los pacientes, y puede ralentizar la progresión de la enfermedad hepática, disminuyendo la mortalidad por enfermedades hepáticas, y reduciendo el riesgo de progresión a un hepatocarcinoma.

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