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Autos eléctricos: 96% de quienes manejan uno está satisfecho Movilidad

Autos eléctricos: 96% de quienes manejan uno está satisfecho

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Estudio revela que la electromovilidad ya se está haciendo parte de la vida diaria de miles de personas, aunque persisten desafíos en infraestructura pública de carga, reconocen expertos.


En Chile, la electromovilidad dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad. Así lo demuestra un reciente estudio realizado por Volvo Cars Chile, en alianza con Cadem, que confirma que los usuarios de vehículos 100% eléctricos valoran su experiencia y proyectan seguir apostando por esta tecnología.

De acuerdo con los resultados, el 96% de los encuestados asegura que su auto eléctrico cumplió o superó sus expectativas, mientras que el 90% lo considera una “compra inteligente” y un 70% declara que su próximo auto también será eléctrico. Además, el 80% lo recomendaría a otros, y un 88% elegiría nuevamente la misma marca.

“Este tipo de estudios nos permite mirar más allá del producto y entender cómo viven las personas la electromovilidad, qué barreras enfrentan y qué valoran. Hoy, la clave está en escuchar y actuar con visión país”, comenta Rodrigo Espinoza, gerente de Volvo Cars Chile.

Búsqueda de ahorro y sustentabilidad

Entre las razones para cambiarse a un vehículo eléctrico, el ahorro en costos operativos diarios lidera con un 82%, seguido del cuidado ambiental (56%) y la experiencia de conducción (51%). Para la mayoría, se trata de una decisión que combina economía, sustentabilidad y estilo de vida.

El estudio —que incluyó a 285 personas mayores de 18 años, de todos los niveles socioeconómicos y regiones del país, aplicado entre el 27 de junio y el 23 de julio de 2025— refleja que el 70% de los autos eléctricos en Chile se usan principalmente para trayectos entre el hogar y el trabajo, consolidando su lugar en la rutina diaria.

Uno de los hallazgos más claros es que la carga domiciliaria se ha convertido en el eje de la experiencia eléctrica: el 73% de los usuarios carga su auto en casa, generalmente durante la noche, lo que entrega seguridad, previsibilidad y control.

No obstante, solo la mitad de los encuestados cuenta con un punto de carga dedicado en su hogar, lo que genera dificultades en edificios o condominios. Esto evidencia la necesidad de avanzar en normativas que faciliten soluciones colectivas.

Cuando deben recurrir a la red pública, la percepción cambia: uno de cada tres usuarios declara haber tenido dificultades para encontrar cargadores durante viajes largos, y el 85% considera que existen muy pocos puntos de carga en el país. Los problemas más frecuentes son equipos ocupados, fuera de servicio o con baja potencia, especialmente en zonas fuera de Santiago.

“La electromovilidad está dejando de ser una promesa para convertirse en una realidad cotidiana. Sin embargo, los usuarios aún perciben barreras estructurales. Escuchar a quienes ya dieron el paso es clave para orientar políticas públicas y soluciones concretas”, afirma Roberto Izikson, gerente general de Cadem.

Lo que falta

Si bien la satisfacción es alta, los usuarios coinciden en que no basta con tener un buen producto: se requiere un ecosistema integral que incluya infraestructura, incentivos e igualdad de acceso.

Entre las medidas más valoradas aparecen:

  • Expansión de la red pública de carga rápida.
  • Exención del permiso de circulación para vehículos eléctricos.
  • Beneficios para renovar autos a combustión.
  • Facilidades para instalar cargadores en edificios y espacios compartidos.

Más que aspiraciones, estas propuestas representan demandas concretas de una comunidad creciente que ya adoptó la electromovilidad y que espera condiciones más claras y equitativas.

Según cifras de la ANAC, al cierre de agosto de 2025 se han comercializado 3.147 vehículos eléctricos en Chile, con 374 nuevas inscripciones solo en ese mes. La tendencia es clara, donde la electromovilidad avanza a paso firme.

Sin embargo, su consolidación dependerá de que el país logre desarrollar un entorno favorable, capaz de acompañar la positiva experiencia de los usuarios con una infraestructura robusta, políticas públicas coherentes y mayor equidad en el acceso a la carga.

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