
Día Mundial del TDAH: expertos llaman a derribar mitos y avanzar hacia una mirada más inclusiva
Mitos, diagnósticos tardíos y exclusión social siguen afectando a quienes viven con TDAH. En el Día Mundial de esta condición, profesionales y fundaciones llaman a avanzar hacia una sociedad neurodiversa e informada.
Cada 13 de julio se conmemora el Día Mundial del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una fecha que busca visibilizar una condición del neurodesarrollo que afecta a millones de personas en todo el mundo y que, pese a su alta prevalencia, sigue siendo objeto de mitos, desinformación y estigmas. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) no entrega cifras exactas sobre la cantidad de personas neurodivergentes en el mundo, se estima que entre el 15% y el 20% de la población global podría presentar alguna condición de neurodesarrollo. Esto incluye diagnósticos como el autismo, la dislexia y el TDAH. En Chile, la prevalencia del TDAH en escolares se estima entre un 6% y un 10%, mientras que en adolescentes alcanza hasta un 6% y en adultos hasta un 4%, según cifras recogidas por profesionales de la salud.
Aun así, esta condición continúa siendo fuente de desinformación, prejuicios y barreras para la inclusión. Para la neuróloga Melissa Álvarez Majmut, directora del Espacio Terapéutico Neuro Estímulo, es urgente dejar de ver al TDAH como una enfermedad que se debe “corregir” y empezar a comprenderlo como parte de la diversidad natural del funcionamiento cerebral. “No hay un cerebro cien por ciento igual a otro y debemos respetar los potenciales y desafíos de cada persona”, explica.
Históricamente vinculado a la infancia y erróneamente asociado a la “mala conducta”, el TDAH es una condición del neurodesarrollo que puede acompañar a la persona durante toda su vida. Sus principales manifestaciones incluyen dificultad para sostener la atención, desorganización, impulsividad, problemas con la regulación emocional y baja tolerancia a la frustración. Estas características pueden interferir en la vida cotidiana, tanto en contextos escolares como laborales y sociales.
Margarita Fontecilla, terapeuta ocupacional de Fundación Wazú, enfatiza que es hora de dejar atrás el paradigma que busca corregir conductas y adoptar una mirada que comprenda cómo cada persona se relaciona con su entorno. “El abordaje del TDAH no debe centrarse en corregir conductas, sino en comprender cómo cada persona se vincula con su entorno y construir, desde ahí, estrategias que hagan posible una vida cotidiana con sentido”, sostiene.
De hecho, muchas personas reciben el diagnóstico de TDAH recién en la adultez, luego de años de dificultades invisibilizadas. En estos casos, el diagnóstico no solo ayuda a explicar ciertas experiencias, sino que también permite acceder a herramientas y apoyos que pueden mejorar significativamente la calidad de vida.
Mitos frecuentes que perpetúan la desinformación
En torno al TDAH persisten creencias erróneas que dificultan el diagnóstico, tratamiento y comprensión social. Algunos de los mitos más comunes son:
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“El TDAH solo afecta a niños.”
Falso. La condición puede estar presente en todas las etapas de la vida y muchas veces se manifiesta de forma distinta en la adultez. -
“Todas las personas con TDAH son inquietas o ruidosas.”
Falso. Existen tres subtipos: inatento, hiperactivo-impulsivo y combinado. No todas las personas presentan hiperactividad. -
“Las personas con TDAH son perezosas o poco motivadas.”
Falso. Las dificultades para concentrarse no tienen relación con la actitud, sino con la estructura y funcionamiento del cerebro. -
“El TDAH es causado por mala crianza.”
Falso. El TDAH es una condición neurobiológica y no tiene relación con la disciplina o estilo de crianza.
Estos estigmas no sólo perpetúan el desconocimiento, sino que también afectan profundamente la autoestima y salud mental de quienes viven con la condición. En especial niños, niñas y adolescentes que muchas veces son etiquetados como “molestos” o “difíciles”, enfrentando discriminación en entornos escolares.
No se trata de “curar”
El manejo del TDAH no se basa exclusivamente en el uso de medicamentos. Si bien el tratamiento farmacológico puede ser útil para algunas personas, también existen estrategias no farmacológicas que ofrecen grandes beneficios. Entre ellas destacan el ejercicio físico, la terapia ocupacional, la psicoterapia y los apoyos educativos personalizados.
Desde Fundación Wazú se impulsa un enfoque basado en la terapia ocupacional, que incluye el uso de agendas y recordatorios visuales, la reducción de sobrecarga sensorial, técnicas de autorregulación emocional, ajustes razonables en contextos escolares y laborales, y el trabajo colaborativo con familias y equipos profesionales.
“Acompañar a personas con TDAH requiere comprender sus necesidades desde una mirada psicosocial, respetando su forma única de habitar el mundo. No se trata de encajarles en moldes, sino de adaptar los entornos para que puedan florecer”, agrega Fontecilla.
Para ambas especialistas, el verdadero cambio comienza por la educación. Informar a escuelas, empresas, comunidades y medios de comunicación es clave para derribar los prejuicios y promover una convivencia respetuosa de la neurodiversidad.
“La calidad de vida de una persona neurodivergente depende del conocimiento que la sociedad tenga de la condición. Educar e informar son las herramientas más efectivas para combatir la ignorancia y el estigma, sentando las bases para una sociedad verdaderamente inclusiva que valore la diversidad”, señala la Dra. Álvarez.
Con este Día Mundial del TDAH como punto de partida, expertos y organizaciones reiteran el llamado a dejar atrás el estigma y avanzar hacia entornos más inclusivos, donde las diferencias no sean vistas como una carga, sino como una oportunidad.