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Cansancio, estrés y baja eficiencia: lo que pasa cuando no tomas pausas en el trabajo Salud Créditos: El Mostrador.

Cansancio, estrés y baja eficiencia: lo que pasa cuando no tomas pausas en el trabajo

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En un mundo que valora estar siempre activo, descansar se vuelve una necesidad vital. Ignorar las pausas genera estrés, fatiga mental y baja productividad. Expertos recomiendan integrar descansos conscientes para cuidar la salud, potenciar la concentración y mantener un desempeño sostenible.


En una sociedad que aplaude la productividad constante, el descanso suele ser visto como un lujo, cuando en realidad es una necesidad vital. Ignorarlo no solo afecta el cuerpo, también pasa la cuenta a la mente: irritabilidad, falta de concentración, fatiga mental e incluso decisiones impulsivas son señales claras de un cerebro sobrecargado.

Lo curioso es que muchas veces el origen de ese malestar no está en lo que hacemos, sino en lo que no hacemos: hacer una pausa. Detenerse, aunque sea por unos minutos, puede marcar la diferencia entre sobrevivir el día o vivirlo con claridad.

No es un mito: el cerebro funciona mejor cuando te detienes. En una época donde el multitasking se ha vuelto casi una religión y el “estar ocupado” se exhibe como una medalla de honor, la ciencia lo confirma una y otra vez: tomarse un respiro no es perder el tiempo, es parte del proceso.

Cada vez más estudios demuestran que descansar no solo mejora la concentración, sino que potencia la creatividad, optimiza la toma de decisiones y protege la salud mental. En otras palabras, hacer pausas no es un lujo ni una debilidad: es una estrategia inteligente para rendir mejor y vivir con más equilibrio.

El costo de no parar

Según publicó la revista TIME en 2018, las investigadoras Coralia Sulea y Patricia Albulescu advirtieron que no tomarse pausas durante la jornada puede tener consecuencias que van mucho más allá del desempeño laboral. El agotamiento acumulado no solo afecta la productividad, también deteriora la calidad del sueño y la vida personal.

De acuerdo con la investigación, cuando el cuerpo no descansa, el nivel de cortisol —la hormona del estrés— se dispara, mientras que la actividad del lóbulo frontal, clave para el pensamiento lógico y la toma de decisiones, disminuye. Así, la mente entra en un círculo vicioso: a mayor fatiga, más esfuerzo para rendir, pero con resultados cada vez menos eficientes. Es decir, seguir sin parar no te hace avanzar más rápido, solo te desgasta.

Pausas conscientes

Desde WeWork, empresa que cuenta con espacios flexibles de oficinas y espacios de trabajo, resaltan la importancia de priorizar estas instancias, cuidando la salud mental y la productividad laboral. “No es solo una cuestión de comodidad, es una necesidad biológica. Un cerebro sin pausa se apaga lentamente y con él, se apaga también la motivación, la claridad y el entusiasmo por lo que hacemos”, explica Romina Diepa, people partner manager de WeWork LATAM.

Estas son algunas de las recomendaciones que entregan especialistas en bienestar desde WeWork:

  • Aplicar la regla del 90/20: por cada 90 minutos de trabajo intenso, tomar al menos 15-20 minutos de descanso real (lejos de la pantalla).
  •  No almorzar frente al computador: desconectar completamente durante la comida mejora la digestión y reduce el estrés mental.
  •  Conversar sin agenda: hablar con otra persona sin un objetivo laboral reduce el estrés social acumulado.
  • Hidratarse (en serio): el cerebro es 75% agua. La deshidratación leve ya afecta tu rendimiento.
  •  Pausa visual: cada 20 minutos, mirar algo a más de 6 metros de distancia durante 20 segundos. Esto ayuda a disminuir la fatiga visual.

Si bien hacer pausas, cuidar la salud mental y fomentar la motivación son claves para un mejor desempeño laboral, no hay que perder de vista el otro lado de la moneda: la responsabilidad y el compromiso con el trabajo. El verdadero desafío está en encontrar el equilibrio entre ambos aspectos. Descansar sí, pero sin abusar; pausar para rendir mejor, no para desconectarse por completo. Porque al final del día, la productividad sostenible se construye con bienestar, pero también con foco y disciplina.

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