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Crisis de biodiversidad en Chile: 63% de las especies están en peligro crítico Sostenibilidad Crédito: El Mostrador

Crisis de biodiversidad en Chile: 63% de las especies están en peligro crítico

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La biodiversidad sostiene la vida humana, pero en Chile más de la mitad de las especies está en riesgo. Iniciativas locales y educativas apuntan a la conservación, reconectando cultura, identidad y naturaleza en medio de una crisis que aún pasa desapercibida para muchos.


La biodiversidad es la base de todo lo que sustenta nuestra existencia. Regula el clima, permite el equilibrio de los ecosistemas y sostiene las actividades productivas.

Sin embargo, está en crisis. Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, el 63 % de las especies clasificadas en el país se encuentra en condición crítica o han desaparecido, lo que representa un llamado de atención urgente para la conservación del patrimonio natural.

Esta alarmante cifra ha impulsado una serie de iniciativas que, además de proteger la naturaleza, buscan incorporar a las comunidades locales como actores fundamentales en la defensa de la biodiversidad, tal como promueve la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017–2030, que hace hincapié en la participación ciudadana, el enfoque territorial y el rescate cultural.

Consuelo Romano, directora ejecutiva de Fundación Lepe, señala que “el cambio climático y la pérdida de variedad ecológica no son desafíos separados, sino dos caras de la misma moneda. Las comunidades tienen un rol protagónico en su resguardo, porque son ellas quienes viven el territorio, lo cuidan, lo conocen, y pueden liderar transformaciones sostenibles desde su propia cultura y realidad”.

Acciones para conservar la biodiversidad

Frente a este escenario, Fundación Lepe ha promovido múltiples acciones que apuntan a restaurar la relación entre las personas y la naturaleza, desde una lógica educativa, cultural y regenerativa.

En el Valle del Aconcagua, por ejemplo, la fundación ha creado un aula al aire libre, un espacio de formación ambiental para estudiantes enfocado en el patrimonio natural y el turismo regenerativo. Allí se fortalecen los vínculos entre cultura, identidad local y biodiversidad, con el objetivo de crear conciencia desde las etapas más tempranas de la vida.

En el sur del país, otra iniciativa destacada es Porotarium Austral, un proyecto que ha logrado documentar 92 variedades de porotos nativos como parte de la biodiversidad agrícola del país. Estos registros, además de aportar a la conservación genética, mejoran la seguridad alimentaria, la resiliencia frente al cambio climático y la soberanía de las comunidades rurales.

“La diversidad biológica y cultural son inseparables. En muchos casos, las prácticas que se comparten de generación en generación son las que han permitido conservar especies y ecosistemas durante siglos. Por eso, debemos asegurar la participación activa de comunidades locales y también del sector productivo en la planificación del paisaje y el diseño de estrategias de conservación”, agrega Romano.

A pesar de la magnitud del problema, la pérdida de biodiversidad aún no figura entre las principales preocupaciones ambientales de la ciudadanía. Así lo indican encuestas realizadas en 2014 y 2015 por el Ministerio del Medio Ambiente, donde los encuestados no mencionaron esta crisis como una prioridad.

Esto evidencia una necesidad de fortalecer la educación ambiental, visibilizar el valor de los ecosistemas y reconocer a las comunidades como guardianas del patrimonio natural y cultural del país.

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