
Regalar árboles: la tendencia que crece desde la conciencia ambiental y el compromiso corporativo
En lugar de entregar artículos promocionales tradicionales, la tendencia de obsequiar árboles es una invitación al cuidado del entorno natural y promover una cultura de conciencia ambiental, un llamado a reflexionar sobre soluciones climáticas que exigen acciones concretas y colaborativas.
En tiempos de urgencia climática y búsqueda de nuevas formas de conexión con el entorno, regalar un árbol se ha convertido en mucho más que un gesto simbólico, sino un impacto real y consciente de restaurar el equilibrio ecológico y construir un futuro más sustentable.
En esa línea, en el marco del Día del Árbol, la compañía forestal Arauco entregó gratuitamente miles de árboles nativos y exóticos —maitén, quillay, peumo, pino y eucaliptus— en Santiago y Concepción.
Provenientes de sus propios viveros, estos ejemplares buscan no solo aumentar la cobertura vegetal urbana, sino también invitar a la ciudadanía a convertirse en protagonista del cambio.

“Plantar un árbol es un gesto simple, pero potente. Refuerza nuestro propósito de largo plazo y de identidad como empresa que cree en la regeneración”, señalaron desde Arauco, cuya campaña se enmarca bajo el lema “Lo bueno de ser renovables”.
La entrega de árboles no es una estrategia aislada. Se trata de una tendencia en expansión a nivel global, en la que tanto empresas como organizaciones sin fines de lucro están optando por regalar árboles como una forma de contribuir a la mitigación del cambio climático y promover el desarrollo de ciudades más verdes.
Más allá de su valor simbólico, los árboles son verdaderas infraestructuras vivas que capturan carbono, purifican el aire, protegen el suelo, regulan el ciclo del agua y fortalecen la biodiversidad. Según datos de distintas ONG ambientales, un solo árbol puede capturar entre 10 y 20 kg de CO₂ por año, convirtiéndose en aliados naturales contra el calentamiento global.
La acción de Arauco, que involucró activamente a la ciudadanía, también pone en valor el rol de las empresas en la regeneración ambiental y la educación ecológica, en un llamado a reconectarnos con la tierra y a hacernos cargo de lo que sembramos como sociedad.
Además, este tipo de iniciativas visibiliza los múltiples beneficios de los bosques y sus servicios ecosistémicos: desde la salud mental hasta la cultura local, pasando por la protección frente a desastres naturales.