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Bosque esclerófilo en Chile enfrenta punto de no retorno por cambio climático y deforestación Sostenibilidad Crédito: Cedida.

Bosque esclerófilo en Chile enfrenta punto de no retorno por cambio climático y deforestación

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Un estudio liderado por la Universidad de Chile advierte que casi el 40% del bosque esclerófilo presenta alto riesgo de degradación por efecto del cambio climático y la actividad humana, poniendo en jaque sus servicios ecosistémicos.


El bosque mediterráneo chileno, también conocido como bosque esclerófilo, se extiende entre las regiones de Coquimbo y La Araucanía y está compuesto por especies nativas como el litre, el peumo, el quillay, el mitique y el colliguay. Este ecosistema, único en el país, cumple un rol vital en la regulación de temperatura, provisión de agua, producción de leña y conservación cultural, además de ser un refugio de biodiversidad.

Sin embargo, una investigación encabezada por Diego Cueto, egresado de Ingeniería en Recursos Naturales de la Universidad de Chile, reveló que este bosque se encuentra al borde del colapso. Según el estudio, un 39,8% de su superficie presenta un nivel de riesgo alto o muy alto debido al impacto del cambio climático y la deforestación.

El “tipping point” del bosque esclerófilo

Cueto advierte que en el extremo norte de su distribución, este bosque está alcanzando lo que la ciencia denomina tipping point, es decir, el punto en el cual pierde su capacidad de recuperarse de manera natural y mantener su estructura original.

El ingeniero explica que el bosque está “pasando de un bosque esclerófilo más denso a un tipo matorral esclerófilo. Lo que quiere decir que el bosque se está perdiendo, se está degradando, se está parcelando y al perderse esta vigorosidad de estructura, pierde su capacidad de proveer servicios ecosistémicos a la población”.

La degradación implica consecuencias directas para las comunidades: menor capacidad de absorber agua de lluvia, mayor riesgo de inundaciones y sequías, pérdida de alimento para la ganadería trashumante y, en consecuencia, el deterioro de prácticas culturales rurales ligadas a este ecosistema.

Cambio climático y presión humana

El estudio —titulado “Chilean Mediterranean forest on the verge of collapse? Evidence from a comprehensive risk analysis”— se desarrolló en conjunto con el Laboratorio de Biodiversidad y Medio Ambiente de la Usach, dirigido por el doctor Alberto Alaniz, junto a Claudia Hidalgo-Corrotea, Pablo M. Vergara, Mario A. Carvajal y Alexis Barrios-Saravia.

Para la investigación, se analizaron tres variables principales:

  • Clima: temperaturas extremas y sequías.

  • Cambio de uso de suelo: avance agrícola y expansión urbana.

  • Resiliencia del bosque: capacidad de respuesta frente a estas presiones.

En la zona norte, la degradación se debe principalmente al cambio climático, mientras que en la zona central se observó una combinación con el aumento de la agricultura intensiva, lo que agrava el deterioro.

¿Es posible revertir la situación?

La recuperación natural del bosque esclerófilo parece poco probable. Según Cueto, de forma autónoma, sería muy difícil que se “pueda recuperar, ahí tendrían que venir intervenciones humanas, como ya lo están proponiendo varios proyectos, por ejemplo, las contribuciones determinadas a nivel nacional, los planes de restauración de paisaje del gobierno, que planean reforestar con especies nativas”.

El investigador enfatiza que las políticas públicas deberán equilibrar la necesidad de producir alimentos con la urgencia de preservar los ecosistemas, un desafío complejo pero imprescindible para garantizar el futuro del bosque mediterráneo chileno y de las comunidades que dependen de él.

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