
Inclusión en la educación media técnica profesional: una oportunidad que no podemos perder
Este 26 de agosto se conmemora el Día de la Educación Técnico Profesional (EMTP), que recuerda los 83 años desde la creación de la Dirección de Educación Profesional, predecesora de lo que actualmente se conoce como Educación Técnico Profesional.
Esta modalidad educativa, al igual que el sistema educacional en su conjunto, ha vivido cambios y desafíos a través de los años, en que los estudiantes y sus necesidades han mutado, al igual que nuestra sociedad.
Hoy podemos celebrar que, gracias a los avances en inclusión de los últimos años, los estudiantes con discapacidad y con ritmos y estilos de aprendizaje diferentes no están quedando fuera del sistema como ocurría hace algunas décadas: hoy nuestros establecimientos educacionales son más diversos y ofrecen mejores oportunidades para que todos puedan aprender y desarrollarse.
La educación técnica profesional brinda un tipo de preparación que busca facilitar la llegada de estudiantes hacia el mundo laboral. Esta característica la transforma en opción ideal para jóvenes que requieren desafíos alcanzables a corto plazo y que les permitan aprender haciendo, y seguir preparándose a su propio ritmo y posibilidades.
Esto ha sido visualizado por los establecimientos y las familias, razón por la cual hoy más del 80% de los establecimientos EMTP están adscritos al Programa de Integración Escolar, PIE, muy por encima de la media del país, con un porcentaje de estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NNE) superior. En consecuencia, los EMTP concentran una mayor proporción de estudiantes con discapacidad. En 2024, en la Educación Media Humanista-Científica (EMHC) el 9,89% de los alumnos matriculados correspondía a estudiantes con discapacidad adscritos al PIE, mientras que en la EMTP esta cifra alcanzaba el 15,36%.
Sin embargo, esta buena noticia viene acompañada de grandes desafíos: se requieren docentes con alta formación y actualización pedagógica, así como especialidades de calidad que respondan tanto al mercado laboral como a la posibilidad de continuar estudios en la educación superior. También resulta urgente ampliar las oportunidades de prácticas laborales en empresas, de modo que los estudiantes puedan titularse y no quedar sólo en el egreso, como ocurre hoy. Finalmente, se necesitan políticas públicas específicas para la EMTP que fortalezcan su rol en la inclusión educativa y laboral de jóvenes.
Chile necesita técnicos. La Sofofa ha estimado un déficit de más de 600.000 técnicos profesionales para satisfacer las necesidades de nuestro mercado laboral. Sin embargo, donde se observa más inversión y aumento de matrículas es en la educación universitaria, creciendo día a día el número de jóvenes titulados de ésta que no logran insertarse al mundo laboral.
Hoy más que nunca necesitamos voluntad y coordinación: del Estado, de las empresas, de las comunidades educativas y de la sociedad en su conjunto. La inclusión en la educación media técnico profesional no es solo un desafío pendiente: es una urgencia. O damos los pasos ahora para asegurar prácticas laborales, trayectorias educativas y apoyos efectivos para todos, o estaremos desperdiciando el talento y los sueños de miles de jóvenes que Chile no puede darse el lujo de perder.
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