En el mundo de la psicología infantil, hay ciertas señales que, según los expertos, es importante prestar atención, pero otras que los padres deben reconocer como parte del desarrollo sin alarmarse.
En el mundo infantil hay conductas que pueden parecer extrañas, como también un tanto alarmantes, sobre todo porque durante los últimos años, las cifras de detección de patologías neurológicas y psiquiátricas en niños han ido en aumento.
En una publicación del Centro de Atención Temprana Crecer de Colores, indican que “en Chile, para el 2021 se estimaba que alrededor del 1% de la población infantil tenía un trastorno del espectro autista, y esta cifra parece estar en notorio aumento en los últimos años. Actualmente se está a la espera de un registro nacional con datos actualizados, para saber con mayor exactitud la magnitud de dicha condición en los niños y niñas de nuestro país”.
Felipe Levín, psicólogo especialista en Niñez de World Vision, comenta que aún a pesar del aumento de patologías en niños y jóvenes, existen ciertas señales, como por ejemplo, la hiperactividad, que podrían considerarse normales: “un niño de 3, 4, 5 años corriendo todo el día es súper normal; tenemos que entender que, en sí, son muy curiosos y con posibilidades de estímulo, entonces, es súper normal que el niño hasta los 5 o 6 años pase corriendo todo el día”.
El profesional enfatiza que la energía y la inquietud en niños de 3 a 6 años son comportamientos normales y necesarios para su desarrollo, asegurando también que la familia desempeña un papel fundamental en la socialización y debe acompañar el proceso de exploración y juego de los niños.
Felipe Levín comenta que es normal que los niños pequeños no presten atención por períodos prolongados y que solo en etapas de escolarización deberíamos preocuparnos por posibles problemas.
También señala la importancia de observar comportamientos repetitivos, como correr en círculos, pero sugiere no precipitarse en etiquetarlos como señales de patologías. Los niños tienden a enfocarse en un estímulo a la vez y necesitan repetir actividades, como ver una película, para procesar información y fortalecer su mente y cuerpo.
A su vez, el psicólogo descarta tajantemente la idea de ansiedad en niños y destaca que “cuando ve por primera vez una película, generalmente nunca ve todo; necesitan esta repetición constante, porque el cerebro, mediante la repetición, descubre nuevas palabras, nuevas emociones, también empatizan, o sea, empatizan con el personaje y saben lo que viene después”, dejando en claro que es normal para su desarrollo emocional.
En cuanto al desarrollo del lenguaje, Levín comenta que, generalmente, a los 4 años, los niños ya deberían hablar. La falta de habla a partir de los 3 años podría indicar problemas, que van desde situaciones en el hogar hasta posibles casos de bullying en el jardín infantil, motivo por el cual sí habría que preocuparse en caso de ser aquello una posibilidad.
Las y los padres y cuidadores tienen un rol fundamental en el desarrollo de los niños. El psicólogo de World Vision enfatiza la importancia de hablar con los niños, generar lazos y fomentar la confianza, manifestando que “es súper importante tener una conversación con los niños; yo lo aconsejo bastante porque es súper beneficioso; se generan lazos, se generan apegos mucho más positivos, porque de alguna manera existe la confianza y el niño va a poder de alguna manera comunicarse con sus compañeras”.
De igual forma, Felipe Levín advierte sobre el impacto negativo del acceso excesivo a pantallas y recomienda actividades familiares para fortalecer los vínculos, dejando en claro, por ejemplo, que “el acceso a la pantalla, de alguna manera dificulta esta comunicación; los papás que generalmente, no sé, el niño o niña tiene un berrinche, le pasan el celular para que se calme, también es un problema, porque el berrinche o el enojo es parte también del proceso, que es eso de emocionalidad y que es importante abordar”.
“El niño o niña no va a saber cómo reaccionar dentro de una tristeza, una alegría, entonces uno como adulto tiene que dar esa enseñanza para de alguna manera entender primero que lo que pasó es súper normal, pero también es el momento de desarrollar esa emoción y en el fondo generar también una especie de vínculo con el niño para que se sienta seguro y eso es vital para que en el futuro, cuando sea adulto, pueda de alguna manera desarrollar sus emociones”, complementa.
Así como la importancia de las conductas repetitivas, la falta de habla o el actuar inquieto de algunos niños, Levín manifiesta la necesidad de abordar comportamientos agresivos mencionando que “yo creo que es muy importante triangular esta esfera para los niños; si el niño es súper agresivo con sus compañeros o con un adulto, a los tres o cuatro años también es un problema; ahí es donde tenemos que buscar cierta ayuda. Ahora bien, claro, también está la camada de niños que son como neurodivergentes”, dejando en claro que en ese tipo de casos el enfoque es totalmente distinto.
Finalmente, el experto aconsejó a las y los padres no asustarse, calmar a sus hijos, clasificar las situaciones y evitar emitir comentarios en relación a patologizar ciertas conductas.
Además, destacó que la familia es la primera puerta hacia respuestas y evidentemente los padres son la mejor compañía para poder acompañar y regular el desarrollo de sus hijos desde el principio. La mejor manera de enfrentar la niñez es por medio del camino hacia una comprensión más profunda del desarrollo infantil.
La real importancia está en observar, comprender y, sobre todo, apoyar a los niños en su viaje hacia la madurez. Al abordar las señales con conocimiento y empatía, los padres pueden desempeñar un papel vital en el desarrollo de una generación futura bien equilibrada y resiliente.