
Niñez Segura: estudio revela impacto del autocuidado en prevención del abuso infantil
El programa Niñez Segura mostró avances en autocuidado infantil y prevención del abuso, destacando el rol activo de niños y niñas. El estudio también evidenció desafíos estructurales y llamó a fortalecer el trabajo conjunto entre escuelas, familias y el Estado.
Frases como “mi cuerpo es lo más valioso”, “no guardar secretos que te hagan daño” o “tengo derecho a decir no” no fueron solo consignas, sino que fueron parte del repertorio que niñas y niños incorporaron gracias al programa Niñez Segura, cuyos resultados fueron presentados en el seminario “Educar para el autocuidado de niñas y niños: modelos de prevención de la violencia y el abuso sexual infantil”, organizado por World Vision Chile y el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Finis Terrae.
Cuidar de la niñez en sus primeros años es vital: es el periodo clave en el que se construye cerca del 80 % del cerebro y se forman más de un millón de conexiones neuronales por segundo. Estas experiencias moldean la salud, el aprendizaje y el bienestar emocional a lo largo de toda la vida, siendo una ventana única para intervenir en desarrollo y reducir desigualdades.
La instancia reunió a autoridades, especialistas del mundo educativo, judicial y de protección de derechos para abordar los desafíos de las políticas públicas en esta materia. En el encuentro, se dieron a conocer los principales hallazgos del estudio de evaluación de proceso y aprendizajes del programa, implementado en Cerro Navia, Coronel y Temuco, con apoyo del Fondo Para Vivir Mejor 2024 del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.
Un estudio cualitativo con enfoque transformador reveló avances significativos en la comprensión del autocuidado por parte de niñas y niños. A través de metodologías lúdicas, como juegos de rol, recursos audiovisuales y dinámicas participativas, los participantes no solo aprendieron conceptos fundamentales como el derecho a la integridad corporal, la identificación de situaciones de riesgo y la importancia de pedir ayuda, sino que también desarrollaron argumentos y discursos propios sobre el cuidado personal y los límites. Más allá de memorizar reglas, lograron interiorizar aprendizajes clave desde la reflexión y la experiencia.
“La infancia no puede seguir enfrentando sola una violencia que se ha vuelto estructural. Este estudio nos entrega evidencia de que sí es posible avanzar en una cultura de protección desde las escuelas, las familias y las comunidades”, enfatizó Martha Yaneth Rodríguez, directora ejecutiva de World Vision Chile.
Niñez protegida: logros y desafíos
Entre los hallazgos más relevantes, el estudio evidenció un aumento promedio de 0,79 puntos en conocimientos sobre prevención de la violencia y de 0,84 puntos en temas relacionados con el contacto con extraños, según los resultados de pre y post test. Además, los participantes demostraron una apropiación activa de las herramientas preventivas, aplicando lo aprendido en situaciones simuladas. El impacto positivo también se reflejó en contextos escolares complejos, lo que valida la efectividad y pertinencia de la intervención incluso en entornos de alta vulnerabilidad.
También se destacó la importancia de reconocer a niños y niñas como protagonistas en la protección de su bienestar, promoviendo desde la primera infancia una participación activa y consciente en las decisiones que los afectan.”La prevención del abuso requiere más que normativas: exige trabajo territorial, compromiso y formación continua”, puntualizó la directora ejecutiva de World Vision.
No obstante, el estudio también evidenció desafíos estructurales que amenazan la sostenibilidad de las estrategias preventivas: la baja participación de las familias y el escaso involucramiento del cuerpo docente siguen siendo barreras clave para su implementación efectiva.
“El compromiso sostenido de toda la comunidad educativa y familiar es la base para que estos programas se mantengan en el tiempo”, señaló Rodríguez.
El seminario puso en evidencia la urgencia de renovar los materiales pedagógicos, incorporar un enfoque intercultural y fortalecer la colaboración intersectorial. Además, abrió espacio para debatir la necesidad de una política nacional de prevención del abuso infantil, que contemple las realidades territoriales y sitúe a los niños y niñas en el centro de las decisiones.