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Día Mundial de la Salud Mental: la importancia del vínculo en la infancia Niñez

Día Mundial de la Salud Mental: la importancia del vínculo en la infancia

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En el Día Mundial de la Salud Mental, la psicóloga Ana María Salinas, directora del programa PCIT de Fundación Ciudad del Niño, recuerda que “la salud mental de los niños comienza en el vínculo con los adultos que los acompañan”.


Cada 10 de octubre, el mundo conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para promover la conciencia, derribar estigmas y recordar que la salud mental es tan importante como la física. Este año, la conversación cobra especial fuerza en Chile, donde los expertos han puesto el foco en la prevención del suicidio infantil y adolescente, el bienestar psicológico en el trabajo y la necesidad urgente de fortalecer el acceso a la atención profesional.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mitad de todos los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años. Uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años vive con una condición de salud mental, y el suicidio continúa siendo una de las principales causas de mortalidad juvenil. Ante este panorama, los especialistas coinciden: la prevención empieza en la infancia.

En ese contexto, Ana María Salinas, psicóloga y directora del programa Terapia de Interacción entre Padres e Hijos (PCIT) de Fundación Ciudad del Niño, habla de un modelo gratuito y basado en evidencia científica que fortalece el vínculo entre cuidadores y niños. Este programa, implementado en más de 20 países, es el único activo en Latinoamérica y se desarrolla en Chile desde hace tres años.

“La salud mental de los niños comienza en el vínculo con los adultos que los acompañan”

¿Por qué es importante poner especial atención en la salud mental de niños, niñas y adolescentes?

Porque la infancia es una etapa decisiva en la construcción de la salud mental a lo largo de la vida. Lo que ocurre en los primeros años —la calidad de los vínculos, el entorno emocional y las experiencias de cuidado— deja una huella profunda en la manera en que una persona aprende a regular sus emociones, establecer relaciones y afrontar el estrés.

En Chile aún tendemos a pensar en la salud mental como un tema que aparece en la adultez, pero los cimientos se construyen desde la infancia. Cuidar la salud mental de los niños es también una forma de prevenir sufrimiento en la vida adulta.

La OPS advierte que la mitad de los trastornos de salud mental se inician antes de los 14 años. ¿Qué nos dice eso sobre la urgencia de mirar la infancia como una etapa decisiva para la prevención?

Nos dice que llegamos tarde si esperamos a que aparezca el problema. La prevención debe comenzar desde los primeros años de vida, cuando las relaciones familiares y educativas pueden convertirse en un espacio de protección o, por el contrario, de riesgo.

Invertir en la salud mental infantil no solo es una cuestión ética, sino también una decisión socialmente inteligente. Las intervenciones tempranas, como PCIT, reducen conductas desafiantes, fortalecen el vínculo afectivo y promueven trayectorias de desarrollo más saludables.

Desde su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta Chile en materia de salud mental infantil?

Uno de los mayores desafíos es garantizar el acceso a intervenciones basadas en evidencia que lleguen realmente a las familias que más lo necesitan. También necesitamos fortalecer la formación de profesionales en modelos efectivos, que integren el trabajo con padres y cuidadores.

Otro desafío importante es el acompañamiento a las familias: los padres muchas veces se sienten solos o culpables ante las dificultades de sus hijos, y requieren espacios donde puedan aprender nuevas formas de relacionarse sin sentirse juzgados.

¿De qué manera el bienestar mental de los padres y madres influye en el desarrollo emocional de sus hijos?

La relación entre ambos es directa. El bienestar de los adultos influye en su capacidad para ser sensibles, pacientes y consistentes con sus hijos. Cuando un padre o madre está sobrecargado, ansioso o deprimido, se hace más difícil conectar emocionalmente o responder de manera calmada frente a las conductas difíciles del niño.

En PCIT trabajamos precisamente sobre esa conexión: ayudamos a los adultos a leer mejor las señales emocionales de sus hijos y a responder con atención positiva y límites firmes pero afectuosos.

¿Cómo pueden los adultos cuidarse a sí mismos para poder cuidar mejor a sus hijos?

El autocuidado parental no es un lujo, es una necesidad. Significa reconocer las propias emociones, pedir apoyo cuando es necesario y darse permiso para descansar o disfrutar.

Desde el modelo PCIT promovemos la idea de que no hay crianza efectiva sin regulación emocional adulta. Cuando los padres logran mantenerse calmados, los niños aprenden, por imitación, a regularse también. Pequeños gestos —como respirar antes de reaccionar, compartir tiempo de juego o expresar cariño— fortalecen el vínculo y reducen el estrés en ambos.

¿Qué distingue a PCIT de otros programas de intervención familiar?

PCIT es una intervención breve, intensiva y basada en evidencia, que trabaja directamente la interacción entre padres e hijos en tiempo real. El terapeuta guía a cada cuidador mientras juega con su hijo, enseñando habilidades concretas que fortalecen el vínculo y disminuyen conductas disruptivas. La retroalimentación es inmediata, lo que permite observar resultados desde las primeras sesiones.

Lo distintivo es que no se trata solo de hablar sobre los problemas, sino de practicar nuevas formas de relacionarse que transforman la dinámica familiar. En Chile hemos visto mejoras significativas tanto en el comportamiento de los niños como en la confianza de los padres en su rol. Esto no solo reduce el estrés parental, sino que también fortalece la salud mental familiar en su conjunto.

¿Cuál sería su principal mensaje en este Día Mundial de la Salud Mental para quienes crían, enseñan o acompañan a niños y niñas?

Mi mensaje sería simple pero esencial: la salud mental de los niños comienza en el vínculo con los adultos que los acompañan. Cada mirada, cada palabra, cada juego compartido tiene un efecto.

Más que hacer “todo perfecto”, se trata de estar disponibles emocionalmente, de escuchar, de validar, de conectar. A veces, el mejor regalo para un niño no es tiempo perfecto, sino tiempo presente.

Contexto nacional: un llamado urgente a cuidar la salud mental

Según datos del Ministerio de Salud, uno de cada cinco chilenos presenta síntomas asociados a un trastorno de salud mental, siendo la depresión y la ansiedad las principales causas de consulta. Sin embargo, las brechas de acceso siguen siendo significativas: falta de especialistas, listas de espera extensas y altos costos de atención privada.

Diversas organizaciones han advertido que prevenir el suicidio en edades tempranas requiere una acción coordinada que involucre a familias, escuelas y comunidades. La detección temprana y las redes de apoyo efectivas pueden marcar la diferencia entre una crisis y una oportunidad de recuperación.

El mensaje transversal en este Día Mundial de la Salud Mental es que el bienestar emocional es una tarea de todos. De las políticas públicas, del sistema de salud, de las escuelas, las empresas, las familias y también de cada persona. Hablar abiertamente del tema, pedir ayuda sin culpa y construir vínculos protectores son pasos fundamentales hacia una sociedad más empática y saludable.

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