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La UNAB celebra décimo aniversario de diplomado dirigido a jóvenes con discapacidad cognitiva Inclusión

La UNAB celebra décimo aniversario de diplomado dirigido a jóvenes con discapacidad cognitiva

“Este programa es un motivo de profundo orgullo, porque queremos ser una universidad inclusiva, desde todo punto de vista, y este diploma es para nosotros el símbolo de la inclusión», dijo el rector de la casa de estudios, José Rodríguez.


Hace pocos días la Universidad Nacional Andrés Bello celebró los 10 años de la creación de su Diploma en Habilidades Laborales (DHL) , un programa de formación socio-laboral dirigido a jóvenes con discapacidad cognitiva que suma más de 200 egresados y que cuenta en la actualidad con 150 estudiantes vigentes en las sedes de la casa de estudios en Santiago, Viña del Mar y Concepción.

“Estos 10 años de experiencia nos han permitido apreciar que estos jóvenes pueden realizar innumerables tareas en forma eficiente y ser un verdadero aporte en sus lugares de trabajo, si el entorno laboral es favorable y si existe la disposición a derribar barreras”, destacó la directora del programa,  María Theresa Von Furstenberg, durante un acto que se llevó a cabo el pasado 5 de mayo.

En esa oportunidad, el rector de la UNAB, José Rodríguez, manifestó que “este programa es un motivo de profundo orgullo, porque queremos ser una universidad inclusiva, desde todo punto de vista, y este diploma es para nosotros el símbolo de la inclusión. Este programa pionero en Chile, adaptado a las necesidades específicas de cada estudiante, ha permitido el acceso de estos jóvenes con discapacidad cognitiva a la vida universitaria, lo que aporta en su desarrollo personal y profesional, pero que también ha permitido que nuestra comunidad no entienda la igualdad como uniformidad sino como respeto a las diferencias”.

EL DHL se creó en 2006 al alero de la Facultad de Educación, un año después que un grupo de padres y familias de jóvenes con discapacidad cognitiva, egresados de enseñanza media con proyectos de integración escolar, se acercaron a la Universidad para pedir ayuda. El objetivo desde un comienzo fue prolongar la inclusión educacional en la educación superior y prepara a estos jóvenes para trabajar.

Actualmente tiene una duración de tres años, divididos en seis semestres y se imparte en jornada diurna. Los requisitos de postulación son presentar necesidades educativas especiales (NEE) por discapacidad cognitiva, contar con licencia media o equivalente en educación especial, autonomía básica que posibilite su adaptación a un ambiente educacional abierto y ausencia de trastornos conductuales incompatibles con la inclusión educacional.

Durante su formación los jóvenes pueden optar por una mención en gastronomía, viveros y jardines, veterinaria, educación o administración. Muchos egresados hoy trabajan en diseño gráfico, restaurantes, hoteles, empresas periodísticas, supermercados, estudios jurídicos y jardines infantiles, incluso algunos han sido contratados por la universidad.

Dificultades

María Theresa Von Furstenberg resaltó que la conmemoración de los 10 años del programa se llevó a cabo una semana después de que la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de la ONU emitiera un informe sobre la realidad chilena en el que expresó su preocupación por el hecho de que en materia educacional “no existan esfuerzos de las autoridades gubernamentales para promover la educación inclusiva superior“. Por esta razón, el organismo internacional recomendó “asegurar la accesibilidad a las instituciones de educación superior, incluyendo mediante ajustes razonables en los procedimientos de admisión y todos los demás aspectos cubiertos por la educación superior“.

La directora aclaró que el diploma no es una carrera universitaria, sino que un programa de formación socio-laboral que se realiza en un ambiente universitario y que está dirigido a jóvenes que han terminado su enseñanza media en proyectos educativos especiales. Una experiencia que, según indicó, confirma que la inclusión de estos jóvenes en educación superior es posible y exitosa.

“Pese a ello nuestros estudiantes no pueden acceder a beneficios públicos. Después de mucho pelear logramos que accedieran de manera extraoficial al pase escolar. Pero no tienen acceso a financiamiento público, como el CAE o becas como las que otorga Senadis. No pretendemos ser una carrera universitaria, pero tal vez habría que flexibilizar la norma: si un alumno con discapacidad cognitiva se está formando en una casa de estudios universitaria, en un instituto profesional o en un centro de formación técnica debería ser sujeto de los mismos derechos que los otros estudiantes”, afirmó la directora.

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