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Valor Empresario Latitud 90: «Llevamos 17 años trabajando como perros y nunca hemos llorado» Emprendedores destacados

Valor Empresario Latitud 90: «Llevamos 17 años trabajando como perros y nunca hemos llorado»

Felipe Howard y Alberto Gana son los creadores de esta empresa que encontró la fórmula para generar experiencias de aprendizaje a través del turismo.


El arquitecto Alberto Gana y el periodista Felipe Howard pusieron en marcha en 1999 una empresa de turismo tradicional, que en sólo un año experimentó un giro radical, cuando en vez de buscar clientes dentro de Chile salieron a encontrarlos afuera. Fue todo un acierto que coincidió con el fenómeno del desierto florido que se produjo el año 2000, que les puso un enorme desafío del que salieron airosos.

“Pasamos de atender a un par de niños que iban a escalar o dos niños que querían subirse a un Kayak o hacer trekking, a mover 300 personas en tres semanas en viajes con paquetes turísticos al desierto florido. Fue un desafío operativo que nos dejó caja para darnos cuenta que podíamos dedicarnos a esto. Ahí fue donde esto empezó a girar de a poquito”, dijo Howard, al recordar junto a Alberto Gana cómo nació hace 17 años Latitud 90, uno de los emprendimientos seleccionados este año por el programa Valor Empresario, una mirada diferente, de Bci.

Fue una época en la que desplegaron una completa oferta de viajes de estudio, marcando distancia con el resto de la competencia al no conformarse sólo con cumplir un itinerario de visitas a distintos lugares, sino que  se empeñaron en darle valor agregado a esos recorridos con la educación como eje central.

“Nos interesa mucho el camino para generar utilidades preocupándote por las personas, por los impactos sociales, por los impactos ambientales, todo eso se mide. Nosotros decimos que hacemos educación, pero es porque hacemos educación. Nosotros no llevamos a los niños a San Pedro de Atacama a carretear, los llevamos a que tengan contacto con la comunidad local, a que almuercen con una familia local, a entender cómo funciona un juego de ciudad, donde van recorriendo el centro de San Pedro. Tratamos que los viajes sean de día y no de noche. De noche se duerme y de día se aprende. También podríamos hacer lo otro, dedicarnos a organizarles fiestas en cada ciudad, pero ese es el camino fácil y eso no es Latitud 90”.

Actualmente en la empresa trabaja cerca de un centenar de personas bajo la premisa de “generar experiencias de aprendizaje en las personas” en cuatro áreas: la del turismo receptivo, que se dedica a los extranjeros que visitan Chile; una productora que está abocada a los eventos para empresas, fiestas de fin de año, capacitación y viajes de incentivo; un área de programas de educación que lleva a cabo cursos de educación al aire libre, viajes de estudio, y programas en sala para colegios con juegos, contenido y dinámicas; y un área social, con un turismo orientado a la tercera edad y jubilados. A ello se suma una inversión en Patagonia Camp en Torres del Paine y el proyecto Indomo Casablanca, que fue inaugurado hace tan solo un año y que consiste en un espacio para realizar trabajos con empresas, “pero a la manera nuestra, con carpas calefaccionadas, con camas y baño privado, pero igualmente con un contacto con la naturaleza”.

La “rareza” de emprender

Ambos socios recuerdan lo difícil que fue partir en una época en la que el emprendimiento era prácticamente una rareza. “Claramente alguien que estaba emprendiendo era alguien que estaba arriesgando y que mucha gente estaba esperando que fallara”, recordó Gana. Pero todo cambió cuando llamaron la atención de Endeavour, que se interesó en sacar adelante su proyecto.

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“Una buena definición de empresas B es que no son las mejores empresas del mundo, sino que son las mejores empresas para el mundo”, indica Felipe Howard.

“Hay un punto de inflexión cuando alguien te reconoce, te da la mano, te lee como empresario o emprendedor y está dispuesto a ayudarte. Para nosotros eso fue clave cuando ya decidimos tirarnos a la piscina. Habían pasado dos años cuando Endeavour nos seleccionó para entrar a un panel internacional de selección de empresarios. Fue la primera vez que alguien nos dijo que estábamos haciendo las cosas bien y que podíamos hacerlas mejor si recibíamos ayuda”.

Empresa B

Felipe y Alberto están orgullosos también de que Latitud 90 sea una empresa B. De hecho, aparece entre las 10 primeras empresas chilenas que recibieron esa certificación. “Una buena definición de empresas B es que no son las mejores empresas del mundo, sino que son las mejores empresas para el mundo”, dice Felipe.

[cita tipo=»destaque»]“En el fondo, creo que los mensajes que deben dar las autoridades son el de empujar al emprendedor, empujar al emprendimiento, empujar al empresariado para que genere valor, para que transforme a Chile en un país más rico y con mayores posibilidades ante el mundo”, enfatizó Alberto Gana.[/cita]

Lo que más destacan es que se dieron cuenta en el camino que, sin proponérselo, ya funcionaban como una empresa B. “A nosotros desde las empresas B nos interesa que nos vaya bien, nos interesa generar utilidades, desarrollar proyectos para ser rentables en el tiempo, pero nos interesa tener gente feliz en el trabajo. Por ejemplo, nos interesa medir nuestro impacto social en los lugares donde operamos, en  nuestro caso en Puerto Natales, en Torres del Paine, en un montón de comunidades a lo largo de Chile. Y hay un mundo de empresas B que es súper incipiente, que es una  mirada distinta, que es una mirada diferente. No quiero decir si es mejor o si es peor, no las quiero catalogar como las empresas buenas y las empresas malas, sino que simplemente decir que hay un grupo donde hay mucha gente joven, mucho emprendedor joven que está con ganas de crear empresas con una mirada desde esta óptica”.

Y bajo esta mirada es que consideran que hay que ver todas las aristas a la hora de generalizar y hacer un juicio sobre los casos de colusión e irregularidades que han afectado la imagen del sector empresarial. “Se está cometiendo un error importante al catalogar a todos los empresarios como corruptos, o catalogar a todos los empresarios como que lucran, como si eso fuera un pecado capital. Creo que los comentarios en general del mundo político hacia los empresarios no están dañando a los empresarios, porque ellos están relativamente posicionados, tienen su empresa y saben lo que tienen que hacer;  pero creo que están dañando el ADN emprendedor de manera importante, porque nadie quiere ser un corrupto, nadie se prepara en su vida para ser corrupto”.

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Alberto Gana (izq.) y Felipe Howard (der.) junto a Max Raide durante su visita a El Mostrador.

“En el fondo, creo que los mensajes que deben dar las autoridades son el de empujar al emprendedor, empujar al emprendimiento, empujar al empresariado para que genere valor, para que transforme a Chile en un país más rico y con mayores posibilidades ante el mundo”, enfatizó Alberto Gana.

Y a propósito de los dichos de hace algunas semanas del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien instó a los empresarios a “trabajar más y llorar menos», Gana afirmó que “nosotros llevamos 17 años trabajando como perros y nunca hemos llorado. Y como nosotros hay miles de empresarios de empresas de mediano y pequeño tamaño que lo que no hacen es llorar, es aceptar las nuevas normas, aceptar las reformas tributarias, aceptar las reformas laborales, aceptar los cambios de reglas y seguir construyendo un Chile distinto. Entonces, yo al menos siento que ya es la hora de echarle una mano a los empresarios para que puedan hacer su pega, que es generar valor, y dejar de criticarlos”.

filete#ValorEmpresario

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