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Siempre el que paga eres tú Opinión

Siempre el que paga eres tú

Par de días de lluvia en Santiago, varios servicios básicos fallaron y se desata un debate sobre quién es responsable y quién debe pagar. Identificar lo primero es relevante y la verdad es que bien llevado, puede que aprendamos algo y se genere una corrección. Sin embargo, definir el segundo – quien paga- es políticamente jugoso, pero socialmente irrelevante.


Más de un político se rasga las vestiduras exigiendo que uno u otro pague, pero la verdad es que todo exceso de gasto, público o privado, termina siendo pagados por todos nosotros. Una verdad enorme, pero poco conocida. Lamentablemente en el debate público siempre al hablar de gastos, es como que gastara “alguien más”, pero no es así. Si exigimos más infraestructura a la empresas de electricidad o agua, obviamente ese aumento en inversión será traspasado al usuario final con un precio mayor. Algo lógico, pero no comentado. Entonces la discusión debiera ser ¿Estamos dispuestos a pagar más por que el servicio nunca se corte? ¿Cuándo más? ¿Que no se corte nunca o menos? ¿Cuánto menos?

Lo mismo pasa con las discusiones políticas, mejor infraestructura va en desmedro de Educación Gratis, Salud de Calidad o mejor atención de niños en el Sename. Los recursos del Estado son limitados y vienen de un solo lugar: los impuestos que todos nosotros pagamos. En el particular caso de Chile, más del 50% de los ingresos del fisco proviene de impuestos sobre bienes y servicios. Con un IVA de un 19% significa que todos los Chilenos, en especial los de clases más bajas, trabajan al menos un día de la semana para el Estado. Sin embargo esto es invisible o nadie parece estar consciente. Entonces la pregunta es: ¿A qué quiero que se destinen mis impuestos? Discusión que rara vez tenemos en esos términos.

El clásico paradigma de lo público es que como es de todos, no es de nadie. Codelco es de todos los Chilenos, pero por lo mismo no es de nadie. Por lo tanto, tiene el costo más alto de producción de cobre en Chile. Pero como a nadie “le duele” directamente, nadie hace nada. Cuando la verdad es que nos pega a todos, al ser menos eficiente, genera menos utilidades y eso son menos recursos disponibles para invertir en Chile. Y es la misma historia con todo: aceptamos que crezca el Congreso o la creación de un nuevo ministerio, sacrificando nuevos hospitales. Esto no lo pagan ni los ricos, ni otros: lo pagas tú, cada día cuando compras algo y a fin de mes cuando te llega el sueldo después de impuestos.

En Chile necesitamos ser consientes de los impuestos que pagamos y de que toda elección implica una renuncia. Que en cada boleta sea explícito el IVA y que cuando hablemos de sueldo, la discusión fuera en torno al bruto (antes de impuestos), serían dos avances importantes. Pero por sobre todo, generar la cultura de que al discutir sobre temas públicos, se le exijan a los políticos que cuando apoyen un nuevo proyecto, digan explícitamente qué están dispuestos a sacrificar para financiarlo. Porque si no lo hacen, significa que lo vamos a pagar nosotros.

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