Biotecnóloga y experta en calidad explican por qué no se deben consumir alimentos en el comercio informal y por qué es necesario preferir aquellos que siguen las normas de inocuidad y seguridad hasta llegar a nuestras cocinas.
El Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, que se conmemora cada 7 de junio, busca crear conciencia y promover acciones para ayudar a prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos, lo que es sumamente importante considerando que, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año aproximadamente 600 millones de personas enferman y 420 mil mueren por la ingesta de alimentos contaminados.
Tamara Valdevenito, biotecnóloga y consultora de Bañados, explica que la inocuidad “es el conjunto de pasos que hacen que un producto no dañe al consumidor, siendo de gran importancia cada una de sus etapas, desde que se reciben las materias primas, durante la elaboración del producto, su almacenamiento y distribución, a lo largo de toda la cadena hasta que llega al consumidor”.
Jocelyn Alarcón, encargada de Calidad y Certificación de la compañía, agrega: “si los alimentos se contaminan en cualquier etapa de esta cadena, pueden generar una amplia gama de problemas de salud, desde diarreas leves hasta enfermedades graves e, incluso, la muerte”.
La principal razón de por qué no se deben consumir alimentos en el comercio informal o en la calle, es que la manipulación y preparación de estos no cumple ninguno de los estrictos protocolos de higiene que exige la industria alimentaria.
A diferencia del comercio informal, Alarcón indica que las empresas procesadoras y distribuidoras de alimentos “tienen la responsabilidad de implementar sistemas de gestión de inocuidad alimentaria eficaces, basados en normativas de calidad e inocuidad internacionales”.
Entre los sistemas de gestión, destaca el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP), proceso sistemático preventivo que se utiliza en toda la industria. Un punto crítico es aquella etapa del proceso de fabricación de alimentos cuyo control nos permite prevenir o eliminar un riesgo para seguridad de los alimentos producidos
Para ejemplificar, nos plantea el siguiente caso: “En los supermercados los yogurts deben estar refrigerados a una temperatura entre 2 y 5°C, ¿qué pasa si por algún motivo no se cumple con este rango? Precisamente este sistema genera el análisis de los peligros asociados”.
Finalmente, la experta, nos entrega cinco normas básicas de manipulación y preparación para mantener la inocuidad una vez que los alimentos llegan a nuestra cocina: