
Día Mundial contra la Hepatitis: una amenaza silenciosa que causa 1,3 millones de muertes al año
En 2022, más de 300 millones vivían con hepatitis B o C crónica, causando 1,3 millones de muertes por cirrosis o cáncer hepático. En el Día Mundial contra la Hepatitis, expertos llaman a la prevención, detección temprana y nuevos tratamientos para frenar esta silenciosa amenaza.
En 2022, más de 300 millones de personas vivían con hepatitis B o C crónica en el mundo, provocando cerca de 1,3 millones de muertes, principalmente por cirrosis o cáncer hepático.
Este 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, en honor al nacimiento del Dr. Baruch Blumberg, quien descubrió el virus de la hepatitis B y desarrolló su vacuna. La fecha fue establecida oficialmente en 2010 por la Asamblea Mundial de la Salud, y el primer evento global se celebró en 2011.
Esta fecha busca concientizar, comprender esta patología y sus riesgos asociados a la salud. Existen cinco tipos principales de hepatitis: A, B, C, D y E. De ellos, solo los tipos B, C y D pueden causar infecciones crónicas, aumentando significativamente el riesgo de daño hepático grave, como cirrosis o cáncer de hígado.
Causas, tipos, riesgos y cómo detectarla
Bajo este contexto, Macarena Larraín, gastroenteróloga del Servicio de Gastroenterología Adulto del Hospital Clínico San Borja Arriarán (HCSBA) explica qué es la hepatitis, los tipos que existen, sus síntomas, cómo prevenirla y algunas recomendaciones para cuidar el hígado.
La especialista explica que la hepatitis es una inflamación del hígado, que se detecta a través de un perfil hepático que sale alterado y puede ser causada por diferentes motivos. “Entre los principales, puede ser de origen viral, el excesivo consumo de alcohol, fármacos y/o una enfermedad autoinmune”, agrega.
Por ejemplo, la hepatitis D, que solo afecta a personas previamente infectadas con hepatitis B, fue recientemente clasificada como cancerígena por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Esto, debido a que multiplica entre 2 y 6 veces el riesgo de desarrollar cáncer hepático en comparación con la hepatitis B por sí sola.
“Algunas de estas se transmiten por vía sanguínea, también por relaciones sexuales, por los alimentos, vía fecal-oral. Otras son producto de desórdenes del sistema inmune como la hepatitis autoinmune y las demás por la ingesta de alcohol o medicamentos”, enfatiza Larraín.
En muchos casos, la hepatitis no presenta síntomas y solo se detecta mediante un perfil hepático. Sin embargo, cuando se manifiesta, uno de los signos más visibles es la ictericia, una coloración amarillenta de la piel y los ojos, “donde se observa la piel y las mucosas amarillas, y eso se produce por elevación de la bilirrubina en la sangre. También algunos de los síntomas pueden ser náuseas, fatiga, dolor abdominal inespecífico o presentarse a través de la orina de color oscuro”, explica la experta.
Prevención: exámenes, higiene, protección y buena alimentación
Para prevenir y detectar a tiempo, la doctora recomendó un chequeo anual con perfil hepático y test de anticuerpos para hepatitis B y C en personas con factores de riesgo.
La especialista también destacó el uso de preservativos como medida clave para prevenir el contagio sexual de las hepatitis B y C. En el caso de las hepatitis A y E, subrayó la importancia de una adecuada higiene al manipular alimentos y evitar el consumo de agua o comida contaminada.
En esta misma línea, la doctora recomienda que “ojalá no consumir alcohol, ya que los últimos estudios han visto que ninguna dosis de alcohol es segura para el organismo”. También aconsejó llevar una dieta equilibrada, baja grasas y consumir bastantes frutas y verduras.
Tratamientos para la hepatitis: avances, cuidados y riesgos clave
Cada tipo de hepatitis cuenta con tratamientos específicos. En el caso de la hepatitis C, la doctora destacó que su abordaje ha experimentado un importante avance en la última década, con terapias más efectivas y mejor toleradas por los pacientes.
“Ahora tenemos antivirales sumamente efectivos y con mínimos efectos adversos, lo que antes no teníamos”, agrega Larraín.
En tanto, en el caso de la hepatitis B el tratamiento es a largo plazo. La especialista explica que “no se llega muchas veces a una curación de la hepatitis B, pero sí necesita seguimiento y puede compensarse. Mientras tanto, las A y E la mayoría de las veces se resuelven de manera espontánea”.
En muchos casos, el tratamiento puede centrarse en el reposo, una buena hidratación y una alimentación saludable, medidas que suelen ser suficientes para favorecer la recuperación frente a varios tipos de hepatitis. “Otras hepatitis, las autoinmunes, por ejemplo, requieren inmunosupresores también a largo plazo”, menciona la doctora.
Finalmente, la experta sostiene que algunas de estas patologías tienen un curso benigno, como la hepatitis A, donde “la persona se mejora espontáneamente después de unas semanas”. Sin embargo, “otras hepatitis que, si no se detectan a tiempo, pueden provocar a largo plazo cirrosis, hepatocarcinoma (cáncer de hígado) y también podrían producir una insuficiencia hepática aguda, que puede incluso requerir hasta un trasplante hepático”.