Chilenos registran el mayor gasto familiar destinado a la compra de medicamentos entre los países OCDE. Por eso a través de un estudio fármaco-epidemiológico y una plataforma para compartir datos, el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud, en colaboración con el Instituto de Salud Pública, apunta a reducir la brecha de desinformación.
El Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS) trabaja en conjunto con el Centro de Informática Médica y Telemedicina (CIMT) en el desarrollo de un proyecto de fármaco-epidemiológico que apunta a reducir la brecha de desinformación y de gastos en los ciudadanos, al momento de comprar medicamentos.
La iniciativa contempla la realización de un estudio poblacional para evaluar los conocimientos acerca de medicamentos bioequivalentes y comportamientos de consumo de los usuarios. Posteriormente, se espera la construcción de una plataforma de salud electrónica de farmacovigilancia y consumo, con el fin de empoderar a los ciudadanos.
Actualmente, según datos de la OCDE, las familias chilenas registran el mayor gasto de su propio bolsillo para cubrir sus prestaciones de salud, principalmente, por el alto costo de los fármacos, con un 4,6% de los recursos totales del hogar para pagar lo que no cubren sus planes. La cifra contrasta con la realidad de países como Holanda y Francia, donde el gasto del propio bolsillo de los ciudadanos no sobrepasa el 1,5% de sus presupuestos. Entre 2009 y 2013, además, los consumidores nacionales triplicaron el gasto en el mercado local de fármacos.
“El objetivo de mi proyecto es recoger datos entregados por los propios pacientes, proveer información sobre medicamentos bioequivalentes y analizar los cambios de consumo a nivel poblacional”, explica Stefan Sigle, Investigador del CENS, CIMT y del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Universidad de Chile. Este informático médico de la Universidad de Heidelberg/Heilbronn, Alemania, trabaja actualmente en un programa de cooperación binacional entre la casa de estudios nacional y la Universidad de Münster, del mismo país europeo.
La iniciativa cuenta con la colaboración de la Agencia Nacional de Medicamentos (Anamed) y el Instituto de Salud Pública (ISP), y se enmarca en la investigación “Instauración de Información Auto-reportada por el Paciente para la Farmacoepidemiología, Resiliencia en Sistemas Socio-Tecnológicos”, liderada por el joven candidato a doctor europeo.
El estudio tiene como propósito abordar el gasto de bolsillo en todos los segmentos de la población y reducir el impacto de los oligopolios que dominan el mercado farmacéutico local, facilitando el acceso a información de mayor calidad, respaldado por el ISP, en el consumo de medicamentos genéricos y bioequivalentes.
Sigle asegura que “la hipótesis que guía mi investigación es que la disponibilidad de información digital sobre productos farmacéuticos alternativos cambie el comportamiento de los pacientes hacia medicamentos bioequivalentes o genéricos. El objetivo es facilitar información sobre el uso de medicamentos genéricos para disminuir el gasto del propio bolsillo. Apuntamos, en definitiva, a empoderar al usuario durante la compra de medicamentos mediante las tecnologías de información y aplicaciones móviles”.
Estudio en Santiago y piloto en Magallanes
Tras una fase inicial de análisis y los primeros avances en la construcción de una plataforma abierta, brindando acceso a información relacionada con medicamentos, CENS – un entidad financiada en su origen por CORFO que busca incorporar tecnologías de información para mejorar la salud en Chile, reuniendo a los mayores expertos de cinco universidades públicas y privadas – llevará a cabo un estudio exploratorio en la comuna de Santiago con el objeto de comprender los patrones de compra de los ciudadanos y precisar qué tan dispuestos están a compartir datos relacionados al consumo farmacológico.
Esta propuesta se centra en un enfoque de investigación aplicada, basado en un tipo de estudio de la Organización Mundial de la Salud, cuya piedra angular es facilitar el acceso a medicamentos con criterios que además cumplan en cobertura, calidad y seguridad, y al mismo tiempo, sean beneficiosos en términos sociales, sanitarios y financieros para los usuarios. “Hoy en día, la población en Chile tiene un acceso muy limitado a la información con respecto a la cartera de productos farmacéuticos, lo que conduce a una asimetría a favor del vendedor al momento de la compra”, precisa el informático germano.
“Este proyecto no solo tiene el objetivo de mejorar el acceso a medicamentos, sino también a contribuir a que esa brecha de información, y la asimetría en la comercialización, disminuya en beneficio del paciente, sobre todo cuando tenga que tomar decisiones sobre la compra de sus medicamentos. Cuando entras a una farmacia, el vendedor no necesariamente te da la opción más barata, ni tú sabes lo que significa el sello de bioequivalencia. Las tecnologías de la información pueden cerrar la brecha y cambiar el comportamiento de los usuarios, promoviendo, además, un uso consciente de productos”, agrega.
Según el investigador, la digitalización de la información que permita a los ciudadanos acceder a datos oportunos y de calidad y en forma comprensible, contribuirá a disminuir el desconocimiento acerca de medicamentos alternativos y, en definitiva, reducir el oneroso presupuesto en farmacias que ponen a Chile, junto a México y Corea del Sur, como los países con mayor gasto en este ítem en el mundo. “La construcción de una plataforma abierta o aplicación de uso común permitirá a los pacientes reportar datos sobre medicamentos, como precio y consumo, en forma anónima y generar evidencia a nivel poblacional”.
La segunda etapa del proyecto, que concretará el diseño de una plataforma o una aplicación del ámbito de los Registros Clínicos Electrónicos (RCE) que congregará los datos, se llevará a cabo en una fase piloto en la Región de Magallanes. La idea de CENS es que la herramienta pueda recoger datos aun cuando la conectividad donde el usuario la utilice no sea la más óptima, tales como zonas remotas. “La idea es facilitar el uso de esta plataforma. Es un área con mucho potencial de mejora y creemos que las tecnologías de información pueden lograr un impacto, aplicando herramientas de RCE a una realidad acotada, para después escalarlo a lo largo del país”, puntualiza Sigle.
El experto advierte que, aún con las mejoras implementadas recientemente por los servicios públicos, el acceso a información continúa siendo muy dificultoso para los usuarios. En su análisis, “la penetración del conocimiento sobre medicamentos es bastante baja. Cuando se incorporan herramientas de georreferencia para encontrar remedios, al final del día eso queda un poquito corto, porque las farmacias no cuentan con un control de stock y además tienes que tener conocimiento previo para saber qué buscar. En esta futura plataforma utilizaremos una terminología chilena de farmacéuticos, que contiene información respaldada por las instituciones nacionales como el ISP, CIMT y CENS, para poner en relación los tipos de medicamentos, para que el usuario pueda acceder y visualizar todas las alternativas seguras y eficaces que tiene”.
Impacto en el bolsillo al largo plazo
Desde CENS plantean que los resultados esperados de este proyecto, cuya segunda etapa, la plataforma de interacción con usuarios, debiese estar implementada en Magallanes el año 2019, se perciban en el corto y largo plazo. En lo inmediato, la investigación espera incrementar el conocimiento y el manejo de información para productos farmacéuticos, manteniendo la calidad de la atención médica por la bioequivalencia. En un horizonte intermedio, la aplicación espera incrementar el uso de medicamentos genéricos y bioequivalentes en el sector ambulatorio; y generar una disminución del gasto directo en medicamentos, gracias a la disponibilidad de herramientas de información confiable y segura.
Esta es una de las dos primeras investigaciones a nivel de doctorado en informática médica entre la Universidad de Chile, las universidades Alemanas y el Instituto de Salud Pública. «Así mejoraremos la capacidad y conocimiento local en tecnologías de información en salud. La primera pregunta que queremos responder es si el usuario está lo suficientemente informado en relación a la existencia de bioequivalentes y genéricos y si existe la consciencia de que el medicamento original puede valer hasta diez veces más», remarca Steffen Härtel, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Director de CIMT y CENS.
«Este por lo general no sabe si existe un bioequivalente ni cuánto vale un producto; también existen dificultades para acceder a esa información. En el futuro, nuevas aplicaciones y la existencia de una receta electrónica basada en la terminología farmacéutica chilena, podrían dar al paciente el conocimiento que requiere para una compra responsable. El paciente tiene que tomar la decisión si compra el remedio original o un genérico certificado por el ISP”, agrega.
Daniel Capurro, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica y codirector de CENS, valora las posibilidades que se abren al asumir los ciudadanos un rol más activo en el cuidado de su salud, a través de herramientas de salud electrónica. “Como CENS queremos contribuir a proyectos que permitan cambiar el eje de gravedad de la información y migrar hacia un modelo innovador de intercambio, que ponga al ciudadano como protagonista en la gestión de sus propios datos, ayudándolo a tomar decisiones más informadas y a promover una medicina de mayor personalización”, sostiene.