Salud
Ante el aumento de los casos de muerte por influenza a nivel nacional y luego de conocerse un informe internacional que reveló que la desconfianza pública en las vacunas se ha ido incrementado gradualmente en varios países en los últimos años, un proyecto de ley que impulsa busca sancionar en Chile a los padres que no vacunen a sus hijos.
A la intención del gobierno de respaldar el proyecto de ley que impulsa el diputado José Miguel Castro (RN), que busca sancionar en Chile a los padres que no vacunen a sus hijos, se sumaron las declaraciones de la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, quien aseguró que si el análisis que se realizará al finalizar la actual campaña contra la influenza lo determina, de ser necesario vacunar a toda la población del país contra esa enfermedad “lo vamos a hacer”.
Frente a esta situación, el pediatra infectólogo Rodrigo Vergara Fisher, director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso y ex asesor del Ministerio de Salud en materia de inmunización, sostuvo que si bien el tema de las vacunas es complejo, porque los aspectos epidemiológicos propiamente tal se entrelazan con modos de vida alternativos, simples hábitos o desconocimiento, es mejor enfrentar esta realidad con acciones que promuevan la empatía y la enseñanza y no incentiven el rechazo de quienes se oponen a ellas por principios o porque simplemente las consideran inseguras.
“Lo primero que hay dejar en claro es que las vacunas son muy seguras. Si bien es cierto que se dan casos de efectos adversos, estos son pocos y rara vez mortales. Dadas las condiciones actuales, más que obligar a las personas a vacunarse hay que mantener un nivel de educación y tono adecuados para explicarle esto a la gente: que la probabilidad de enfermarse y morirse por no estar vacunados contra las enfermedades es muchísimo más alta que sufrir los efectos adversos de una vacuna. En otras palabras, los beneficios de las vacunas siempre serán más que no colocárselas”, afirma el doctor Vergara.
Por lo anterior, el especialista cree que la aprobación de una ley como la que se busca tramitar en el Congreso, que haga obligatoria las vacunas, no necesariamente va a ayudar a persuadir ni menos convencer a quienes se oponen a ellas.
“No sé si éste sea el mejor camino a seguir. Más bien creo que hay que fomentar la enseñanza. No ha habido una relación fluida entre los ministerios de Salud y Educación, por ejemplo, para incluir este tema en los programas de los colegios, liceos o escuelas públicas al menos. En los cursos de biología bien podría darse cuenta de la importancia que tiene la inmunización para la población”, comenta el médico infectólogo.
Hasta ahora, en Chile la postura antivacunas sigue siendo minoritaria: un 11% de la población desconfía de ellas y un 6% considera que son poco efectivas, según revela el informe de Wellcome Global Monitor. Para el doctor Rodrigo Vergara, es necesario actuar de inmediato para evitar que estos porcentajes crezcan.
“En su mayor parte los antivacunas son personas que practican un modo de vida basados en el movimiento antroposófico, que promueve un estilo de vida alternativo a la modernidad y que no cree mucho lo que se les dice desde un punto de vista científico. La opción de aprobar una ley que obligue y sancione a los padres de los niños si nos se vacunan tiene un sentido válido, porque busca proteger a la población y favorece el desarrollo del efecto rebaño (en la medida en que todos nos vacunamos protegemos a las personas con mayor riesgo de contraer enfermedades), pero en base a mis experiencias recogidas en colegios chilenos y en Francia, que junto con Suiza son los países base del movimiento antroposófico, es muy difícil hacer cambiar de opinión a quienes siguen este movimiento y han adoptado una postura negativa frente a las vacunas, por lo que la tramitación de una ley podría extremar posturas, generar marchas y hacer que aumente la propaganda en contra de éstas”, argumenta.
Para Vergara, por tanto, una alternativa a la obligatoriedad sería promover la pérdida de beneficios para las personas que elijan no vacunarse, bajo la idea de que con ello ponen en peligro a los demás, con un costo importante para el Estado.
“En el Comité Asesor en Vacunas e inmunizaciones del Ministerio de Salud se conversó sobre esta medida tiempo atrás, pero no se avanzó mucho, porque hay algunas vacunas que no tienen el llamado efecto rebaño, ya que solo protegen a quien se la pone. Quizás en esas uno podría ser menos estricto, pero en el resto aplicar un criterio diferente”, sostiene el especialista.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió el viernes pasado, – durante evento en la sede de la ONU para analizar estancamiento y disminución actual de las tasas de vacunación- que el escepticismo reinante sobre la eficacia de las vacunas es un fenómeno tan peligroso como las enfermedades en sí, en palabras de su directora, Henrietta Fore. «La información errónea sobre las vacunas es tan peligrosa como una enfermedad. Se propaga rápidamente y representa una amenaza inminente para la salud pública», señaló.
«Los grupos antivacunas han explotado eficazmente las redes sociales, creando confusión y alimentando temores entre los padres, lo que podría socavar el progreso para extender la vacunación a todos los niños», según un comunicado con motivo del evento celebrado este pasado viernes en la sede de la ONU para analizar el estancamiento y la disminución actual de las tasas de vacunación. «Las vacunas salvan hasta tres millones de vidas cada año: más de cinco vidas salvadas por minuto», declaró Fore, «y todavía hoy en día hay 20 millones de niños a los que no se las están poniendo deliberadamente».
