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Presidente del Bundesbank critica a los gobiernos por no hacer lo necesario por el euro


Pasado casi un año desde que entró en funciones como presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, que tiene 44 años, ha pasado de brazo derecho discreto de la canciller Angela Merkel en las reuniones económicas globales a ser una de las pocas autoridades europeas que advierten que los gobiernos no hacen lo necesario para rescatar el euro.

La crítica pública de Weidmann respecto de medidas como el “compacto fiscal” –que sus artífices calificaron de primer paso a la unión económica, lo ha enfrentado a Merkel y al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en momentos en que éstos se esfuerzan por mantener la integridad de la zona del euro, que componen 17 países. Europa está en recesión y el creciente rendimiento de los bonos españoles amenaza con reeditar la crisis de la deuda luego de una tregua de tres meses, y el presidente más joven de la historia del Bundesbank dice que la única forma de recuperar la confianza de los inversores es una mayor rectitud monetaria y fiscal.

“Cuando se lo designó, la prensa lo criticó y lo calificó de ‘hombre de Merkel’ porque había trabajado para la canciller unos años”, dijo Manfred Neumann, el profesor de economía internacional de la Universidad de Bonn que supervisó la tesis doctoral de Weidmann en 1997 y que dice que sigue hablando con su ex alumno. “Ha demostrado que no lo es”.

La llegada de Weidmann al piso 12 del edificio del Bundesbank en Fráncfort el 1 de mayo de 2011 puede haber sido más un regreso que una partida.

‘Cultura de estabilidad’

Desde 2003 hasta 2006 dirigió la división de análisis y política monetaria del banco central y se desempeñó durante las gestiones de los presidentes Ernst Welteke y Axel Weber. Compartió lo que aprendió en su primer día a cargo al hacer referencia al tradicional nerviosismo alemán respecto de la inflación que aún alienta la desconfianza pública en relación con la moneda común.

“En primer lugar, el Bundesbank impulsa una cultura de estabilidad”, dijo Weidmann en su discurso de asunción. Welteke, que aceptó el mismo puesto 12 años antes, en la infancia del euro, decía que la tarea del Bundesbank era llevar esa cultura al resto de Europa.

Para Weidmann, eso a menudo ha significado decir que no. En momentos en que los funcionarios gubernamentales españoles y los candidatos presidenciales franceses presionan al BCE en busca de ayuda adicional conforme aumentan los costos crediticios, su posición puede verse sometida a prueba.

Los gobiernos recurren una y otra vez al BCE para enfrentar la crisis de la deuda, y Weidmann ha sido siempre quien está en el camino. Cuando la crisis se extendió el año pasado a Italia y España, Weidmann se opuso a la decisión del BCE de intervenir en los mercados de bonos y rechazó públicamente una propuesta de permitir que el fondo de rescate de la región tomara préstamos del banco central.

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