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Cómo hacen los Rocca -dueños de Techint- para evitar pagar US$ 16 millones en impuestos en Argentina

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Cuando Argentina canceló su tratado de doble imposición con España el año pasado, la medida tuvo mucho que ver con un multimillonario llamado Paolo Rocca, el 105º hombre más rico del mundo.

En 2008, Rocca, ciudadano italiano que vive en Argentina, transfirió el control de una de sus empresas siderúrgicas con sede en Buenos Aires a Dirken Co., una empresa Uruguaya pantalla, según las presentaciones reglamentarias. Dirken, a su vez, le pasó el control a Ternium Internacional España SL, entidad domiciliada en Valencia, España.

Operativamente nada cambió para el Grupo Techint, el conglomerado industrial mundial de la familia Rocca. En cambio, la medida sacó provecho de un resquicio en el tratado de 1994 de Argentina con España, permitiendo que su acería Siderar SAIC evitara pagar US$16 millones en impuestos en tres años, según un funcionario del organismo impositivo argentino que pidió no ser identificado porque el asunto es privado.

“Naturalmente, uno busca un lugar donde los ingresos que ya han sido gravados una vez no lo sean otra vez”, señaló Guillermo Cabanellas, socio gerente del estudio de abogados de Buenos Aires Cabanellas Etchebarne Kelly. “En Argentina, también se tiene la impresión de que no se puede confiar en el marco legal. Uno trata de no poner todos los huevos en la misma canasta”.

La utilización de estructuras offshore por parte de la familia Rocca muestra cómo los más ricos del mundo administran, protegen y ocultan sus activos. Durante tres generaciones, la familia ha empleado un cambiante conjunto de compañías controlantes para reducir el monto que paga en impuestos en los países donde hizo su fortuna. Al canalizar los dividendos de las fábricas de Argentina a paraísos fiscales offshore, también protegen su patrimonio de las suspensiones de pagos y las nacionalizaciones.

Índice de multimillonarios

Los Rocca no accedieron a formular comentarios para esta nota, dijo la portavoz, Stefanía Argento.

El juego del gato y el ratón que practica la familia con el gobierno argentino comenzó en 1949, cuando el abuelo de Paolo Rocca, Agostino, creó el holding San Faustin SA en Uruguay. La familia trasladó San Faustin a Panamá en 1959, a Curaçao en 1990 y luego a Luxemburgo en 2011, controlándolo entretanto con entidades secundarias en las Islas Vírgenes británicas y en los Países Bajos.

Los Rocca controlan una fortuna de US$10.400 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Con operaciones en todo el mundo, el Grupo Techint aún depende de Argentina para gran parte de su producción y sus ingresos.

No se sienten seguros

Tenaris SA, la compañía del conglomerado que cotiza en bolsa, es el mayor fabricante mundial de tubos sin costura para la industria petrolera y genera el 60 por ciento de la riqueza de la familia, según los datos que reunió Bloomberg. Con domicilio en Luxemburgo, la compañía fundó una acería en Argentina en 1948 y tiene más empleados en ese país que en cualquier otro, muestra el informe anual.

Paolo Rocca es el presidente y máximo responsable ejecutivo de Tenaris y dirige la compañía desde sus oficinas en Buenos Aires.

La otra empresa de los Rocca que cotiza en bolsa, Ternium SA, con domicilio en Luxemburgo, es el mayor proveedor de aceros planos de Argentina. Tecpetrol SA, su petrolera de capital cerrado, extrae petróleo de trece bloques del noroeste del país.

Los Rocca “probablemente no se sientan seguros teniendo su dinero en Argentina”, explicó Alessandro Belluzzo, abogado que se dedica al planeamiento de patrimonio en Belluzzo Partners en Londres. “Es una cuestión de protección”.

El año pasado, la presidente Cristina Fernández de Kirchner nacionalizó YPF SA, la mayor petrolera de Argentina. La medida profundizó los temores de los inversores de que su gobierno siga los pasos del difunto presidente de Venezuela Hugo Chávez, que expropió la siderúrgica local de los Rocca en 2008.

Amenaza del gobierno

Aunque Fernández no tocó la empresa petrolera de Techint, Paolo Rocca suscitó la ira del gobierno en septiembre, cuando el diario Clarín informó que había criticado la competitividad de Argentina. Como respuesta, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, dijo en una entrevista televisiva que el gobierno debería hacer quebrar a los Rocca bajando el precio del acero.

Los US$16 millones en impuestos que los Rocca eludieron pagar se descubrieron en medio de ese enfrentamiento. La revelación también coincidió con una campaña del gobierno argentino que, al igual que otros en el mundo, trata de aumentar los ingresos impositivos, elevando la recaudación a un récord de 37 por ciento del producto interno bruto el año pasado, en tanto en 2002 esta llegaba a la mitad de ese porcentaje.

Stichting en los Países Bajos

Como parte de esa campaña, el país firmó acuerdos de intercambio de información con más de tres docenas de países que le permitieron poner en vigencia un impuesto a la riqueza que, según la consultora financiera de Nueva York Deloitte Touch LLP, asciende al 1,25 por ciento del patrimonio neto de un individuo. Ese impuesto es aplicable a los activos del exterior.

Los Rocca utilizan una fundación holandesa que los ayuda a eludir ese impuesto permitiéndoles negar que los activos que controlan les pertenecen, según Martin Litwak, abogado especializado en planeamiento de patrimonio de Litwak Partners de Montevideo, Uruguay.

En 2011, los Rocca crearon Rocca
Partners Stichting Administratiekantoor Aandelen San Faustin, o RP STAK, fundación privada con domicilio en los Países Bajos. De acuerdo con una presentación ante la Comisión de Valores y Bolsa (SEC, por sus siglas en inglés) de los EE.UU. realizada ese año, RP STAK tiene la custodia de las acciones que representan el 52 por ciento de los votos y el 40 por ciento del total del capital de San Faustin SA de Luxemburgo, la compañía madre de las divisiones operativas de Techint.

“Lo que hace una fundación es modificar la propiedad”, explicó Litwak. “En el caso de Argentina, esos activos técnicamente ya no pertenecen al residente argentino”.

En las presentaciones ante la SEC, los Rocca afirman que “ninguna persona o grupo de personas controla RP STAK”, lo que refleja las declaraciones efectuadas ante las autoridades de regulación de Argentina, Brasil y España.

En realidad, es controlada por los miembros de la familia Rocca, según una persona con conocimiento de la fundación, que pidió no ser identificada porque el asunto es privado.

El estatuto de RP STAK, publicado en el sitio web de la SEC en 2011, describe un vehículo de inversión que tiene poco en común con una fundación benéfica. El objetivo declarado es poseer las acciones de sus depositantes y distribuir dividendos entre ellos. Un comité de votación, presidido por Paolo Rocca, decide cómo votar las acciones de la fundación en San Faustin. Otros integrantes del comité son el hermano de Paolo, Gianfelice, dos primos y dos personas que no son familiares.

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