El ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, anunció que había finalizado la era de la austeridad después de que su par alemán permitió que hubiera flexibilidad a la hora de recortar el déficit, lo que es una interpretación que presagia nuevas riñas entre las dos economías más grandes de Europa.
“Estamos presenciando el final del dogma de la austeridad” a modo de única herramienta para combatir la crisis del euro, dijo Moscovici ayer a la radio Europe 1. “Abogamos para tener una política de crecimiento todo un año. La austeridad por sí sola obstaculiza el crecimiento”.
La brecha entre la mirada de los titulares socialistas de Francia y el posicionamiento en año electoral del alemán Wolfang Schaeuble subraya las divergencias entre ambas economías y las peleas que signaron la crisis desde que, el año pasado, François Hollande reemplazó a Nicolas Sarkozy en la conducción del país.
La campaña en busca de un tercer período para la elección del 22 de septiembre que lleva adelante la canciller alemana, Angela Merkel, hace que la implementación de políticas entre los líderes electos de Europa fuese lentificándose cada vez más hasta el punto de detenerse y el presidente del Banco Central (BCE), Mario Draghi, está listo para tomar la iniciativa. El riesgo es que retrocedan en las políticas que se precisan para alentar la competitividad y restaurar el crecimiento.
“Los mercados deberían estar bien con” que la austeridad disminuya “mientras los gobiernos siguen centrándose en las reformas estructurales”, dijo Joachim Fels, cotitular de economía en Morgan Stanley Londres, en un documento de fecha de ayer. “Todos tenemos los dedos cruzados”.
Reunión en Berlín
La semana pasada, la tarea tuvo más realce cuando la Comisión Europea anticipó que habría poco alivio el próximo año para el desempleo récord que vive el área de las 17 naciones que comparten el euro. La desocupación promedio, ahora en torno al 12,1 por ciento, seguirá por encima del 12 por ciento hasta 2014, según los anticipos que hizo la Comisión el 3 de mayo.
La Comisión entiende que el producto bruto interno (PBI) de Francia se contraerá este año, por lo cual Moscovici y Hollande cargan contra el recorte presupuestario de inspiración germana. Moscovici y Schaeuble tienen agendada una reunión para encontrarse en Berlín mañana, junto con el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, y el titular del Bundesbank, Jens Weidmann.
Los mercados de bonos, que cuentan con las facilidades de los bancos centrales del mundo desarrollado, les dan lugar a los políticos europeos para que jueguen con sus públicos locales. La semana pasada, Francia colocó bonos a 10 años a una rentabilidad mínima récord del 1,81 por ciento. La rentabilidad de los títulos italianos a dos años cayó por debajo del 1 por ciento por primera vez en la historia. La rentabilidad a 10 años de España cayó por debajo del 4 por ciento por primera vez desde octubre de 2010.
Pierden objetivos
Entretanto, tras el recorte de la tasa de interés a la mínima récord del 0,5 por ciento que se practicó la semana pasada, Draghi dijo que el BCE tenía la “mente abierta” respecto de la decisión sin precedentes de obligar a los bancos a mantener el efectivo en el banco central con las llamadas tasas negativas para depósitos.
La declaración que hoy hizo Moscovici representa el reconocimiento de que Francia evitará la sanción correspondiente a no haber alcanzado los objetivos de déficit 2012 y el techo del 3 por ciento para el PBI fijado por la Unión Europea. Sin cambios en la política, la brecha será del 3,9 por ciento del PBI para este año y del 4,2 por ciento para el próximo, dijo la Comisión.
Hay una “cierta flexibilidad” en permitirle a Francia y también a España alcanzar los objetivos contra el déficit, dijo Schaeuble al diario Bild am Sonntag durante una entrevista que se publicó ayer. “Esto viene con condiciones claras para las reformas que se precisan. La comisión formulará propuestas concretas a fines de mayo, fecha en la cual se debatirán y decidirán entre los ministros de Finanzas del área del euro”.
Al mismo tiempo, los aliados de Merkel hacen presiones en contra de la prórroga de dos años planteada por Olli Rehn, que es el comisionado de la Unión Europea de asuntos económicos y monetarios.