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Hernán Fuentes es madre y padre y cría a su hija en una Escuela de Teatro Musical

Alejandra Valle
Por : Alejandra Valle Periodista, porteña. Conductora de televisión, editora de revistas, con un largo currículum en diversas plataformas de información. Directora en www.elmostrador.cl/braga @siliconvalle
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Cuando la mamá de Ashley cayó a la cárcel, su tío se hizo cargo de la niña de apenas 2 años. Hoy han pasado ocho y él ya tiene su cuidado legal. Ellos son una familia homoparental y también viven con Angelo, el hijo mayor de Hernán de 21 años. “Para saber lo que queremos, nos basta con mirarnos”, dice el profesor y director de la primera academia de Teatro Musical Chilena en pleno corazón de La Bandera.


Si esta fuera una obra musical, la primera canción contaría la historia de una niña de apenas dos años, que se queda sin familia al caer presa la madre. Su padre ya estaba encarcelado en Europa. A punto de ir a parar a un hogar de menores, aparecería entonces el segundo personaje de esta historia, el héroe, Hernán Patricio Fuentes Cruz, un tío de la mamá, profesor de educación física, homosexual, activista, padre de un niño de 13, ferviente defensor del arte como movilizador social, desde hace 24 años director de la Primera Escuela de Teatro Musical Chilena en pleno corazón de La Bandera. Él decide hacerse cargo de la pequeña: Ashley y Hernán (o Pato como le dicen sus amigos) se van vivir en la Escuela. La pequeña, hoy de 10 años, comienza una nueva vida entre clases de ballet, tap, canto y actuación. Tiene un gran talento.
“Desde entonces, han pasado 8 años maravillosos. A partir del año pasado, tengo los cuidados legales de ella”, relata Fuentes.

Entonces la historia de esta obra musical, continuaría cuando la madre sale de la cárcel y decide recuperar el tiempo perdido con su hija. Se la quita a su tío. “Se la llevó, pero fue más fuerte la droga, la pasta, el vicio”, explica el profesor. Para Ashley, nuestra protagonista, este momento no es fácil. Empieza a faltar al colegio, en Renca, y la OPD (Oficina de Protección de Derechos) de la comuna decide poner una demanda por vulneración de derechos. Ashley no está yendo al colegio.

Este acto terminaría, con la jueza a cargo del caso revisando los antecedentes, cuando una canción nos dice que ha encontrado algo: ella reconoce a Ashley, la vio en un programa de televisión, en el espacio Amor Sin Banderas de Canal 13 y la magistrada puede recordar la hermosa relación entre Hernán y la niña. Luego, la profesional se levantaría de manera determinada. Debía decidir si enviarla al día siguiente al Sename o darla en adopción y había tomado una decisión.

El segundo acto comenzaría con una buena noticia para Ashley y Hernán. “El tribunal se comunicó con el canal y el canal conmigo”, cuenta el profesor. La audiencia era al día siguiente a las 11 de la mañana. La mamá se demoró una hora y media en llegar. Cuando lo hizo, la sobrina comenzó a insultar al tío, pensó que él había planificado todo, pero ese todo era una mágica coincidencia. Sin argumento, la mujer apeló a su homosexualidad. “Cuando usted cayó presa poco le importó la sexualidad de su tío, y en estos años él ha dado la vida por su hija. El argumento me parece no ha lugar”, dijo la jueza. Y Hernán obtuvo los cuidados legales de Ashley, como si su unión hubiese estado predestinada.

– ¿Alguna vez Ashley se ha sentido discriminada por vivir en una familia con sólo un padre?

– Mi otro hijo, Angelo (21) y Ashley han enfrentado a compañeros y compañeras que me han tratado de hueco, homosexual, maricón. Pero Angelo le dio herramientas a la Ashley. Él siempre respondió que maricón es un hombre que le pega a una mujer, maricón es un hombre que deja a su hijo tirado y mi papá nunca me dejó tirado a mí, por lo tanto no es un maricón. Y además como ella está en una escuela de teatro musical, el arte le ha ido entregando herramientas que sólo el arte genera, el arte es un agente de cambio por sí solo. Ella tiene herramientas que la han hecho más grande.

– ¿Nunca cuestionó el hecho de no vivir con sus padres biológicos?
– Cuando era chica empezó con los porqués. Que por qué no vivía con su mamá, que por qué no vivía con su papá. Entonces le dije que su mamá estaba en una escuela para ser mejor persona, me parecía que era muy fuerte plantearle a los 2 o 3 años que estaba en la cárcel. Cuando creció se dio cuenta de la realidad. Ashley es disciplinada, autónoma, sabe que ella es libre y que la libertad tiene ciertos costos que asumir.

– ¿Qué le dirías a los políticos que se oponen a la adopción homoparental?
– Nosotros somos una familia homoparental. Tengo dos hijos, los dos viven conmigo y les diría a esos políticos que están profundamente equivocados. Los niños requieren protección, ser queridos y que respondan sus necesidades. En ese sentido da exactamente lo mismo si el adulto significativo que le proveerá todo eso es un hombre, una mujer, un hombre homosexual o una mujer homosexual, incluso ante la ley, a la que interesa un adulto que asegure al niño un desarrollo social, biológico, un motor cultural. Yo soy profesor y veo de todo. Hay niños de familias héteros, llenos de dolor porque el papá le pegó a la mamá, abusó sexualmente de la mamá, no pudo dormir porque pelearon toda la noche y se despertó con mucho sueño, no quiere estar en la clase, está vulnerado. Pero se supone que esa es una familia normal.

– ¿Y para tu hijo mayor cómo fue tener un papá homosexual?
– Cuando mi hijo tenía 5 años fue un día a visitarme y me vio besándome con quien era mi pareja. Nos preguntó si nos queríamos mucho y dijo qué bonito que se quieran. Para él nunca fue tema mi sexualidad. Él tiene su polola, es profesional. Una vez me dijo: “Lo mejor que me ha pasado es que tú seas homosexual, porque me has abierto un abanico de mundos, que quizás siendo hétero no me habrías mostrado. Y por último fuiste honesto con mi mamá porque te separaste cuando yo nací, pero te separaste en lo físico, no en lo emocional conmigo. En ese sentido, creo que los políticos no conocen la realidad. Llaman familia disfuncional a una familia conformada por una abuelita y un papá, por ejemplo. Y no poh. Funcional no es sólo una familia con un papá y una mamá. Para ese niño funciona su familia que lo protege, lo ayuda. El nombre está mal aplicado.

– ¿Cómo es el día a día de un hombre criando solo a una niña?
– Primero siempre le enseñé que el cuerpo es de ella, que nadie ni nada podían abusar de ese cuerpo. Nunca la bañé de chiquitita. No porque fuera malo bañarla, sino porque respeté que era niña. Así que ahí tuve la ayuda de la amiga, la comadre, siempre hay una amiga que apaña todo el rato. Y esa amiga cumplió el rol de enseñarle cosas propias de mujer. Ashley aprendió a bañarse solita y quedaba con mucho shampú en el pelo, pero no importaba nada. Ella generaba su propio autocuidado. Le enseñé a lavarse el potito y la vagina cuando no había ducha y lo hice con ropa. Yo quedaba todo mojado, pero ella aprendió a asear su vagina sin problema. Ella me acompaña a las charlas de educación sexual que imparto. Así que sabe cuidarse, cómo se usa un preservativo y sobre las enfermedades venéreas. También vemos el tema de las tareas. Yo siento que estamos bajo el ojo siempre, así que le pido mantener su pieza ordenada, andar limpia y ordenada.

– ¿Pelean a veces?
– Claro. Es complejo el tema porque uno le ha enseñado herramientas de discusión, le da libertad, le permite opinión. Así que de repente se monta en sus discursos y te da argumentos sólidos. Es el costo de generar niños pensantes.

– ¿Corres mucho?
– Corro caleta. Cuando era chiquitita y partió el proceso de la escuela, uff. Algo en lo que no transamos es que yo la peino siempre. Porque ella preferiría andar con el pelo suelto. Así que yo le hago moños, trenzas, tenemos un horario de moños de lunes a viernes. Cuando era chiquitita estaba terminando un magíster en Educación mención Gestión y Liderazgo, así que la tenía que llevar a la universidad. Íbamos con una mochila gigante de campamento donde llevábamos su leche y un saco de dormir. Ahí se quedaba tapadita hasta las 9 y media. Después nos íbamos en metro, con ayuda de algunos compañeros. Esas cosas nos hicieron súper fuertes. Entendemos que todas esas corridas nos han fortalecido como familia. Para saber lo que queremos nos basta con mirarnos. Y seguimos corriendo porque ella también hace muchas cosas, teatro, canto, piano. Está en dos montajes musicales. Más la escuela. En la escuela no estudia porque al parecer como tiene la memoria desarrollada del teatro, escucha no más al profesor. Pero tiene promedio 6,6. Y ahora estudia donde yo trabajo, así que tenemos la suerte de que nos vamos al mismo lugar juntos, sólo peleamos porque se demora mucho en el baño. Mujer poh, ¡Jajajajaja!
Esta obra musical termina con Ashley cantando acerca de cuáles son sus deseos para el futuro. Ella quiere estudiar para ser pediatra y trabajar en lugares con niños como ella, otros que quizás no han sido tan afortunados y no han encontrado un “ma-pa”, Hernán, que es la vez padre y madre y al que le da todos los regalos que hacen en el colegio el día de la mamá y el día del papá, como hoy.

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