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Importante escritora nigeriana enseña cómo educar en el feminismo: “Date un espacio para fracasar” Hijos

Importante escritora nigeriana enseña cómo educar en el feminismo: “Date un espacio para fracasar”

Laura Quintana
Por : Laura Quintana Periodista. Coach Ontológico y Mentora. Fundadora de El Mostrador Braga. Experta en comunicación estratégica, género e inclusión. Sígueme en Instagram @coachdevida_lauraquintana.
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El futuro es femenino se lee en la ropa de las celebridades y en las fotos de las redes sociales. En ese futuro allá lejos, las mujeres no deben exigir igualdad, allí la igualdad y el respeto hacia el otro es inherente al ser humano. Pero el presente es masculino y la única manera de llegar a ese Edén, ya marqueteado, es la tolerancia, el ejemplo y la crianza de las nuevas mujeres. Chimamanda Ngozi Adachi enumera Cómo educar en el Feminismo. Disfruta de su lucidez.


¿Cómo crío a una niña feminista? Eso es lo que responde Chimamanda Ngozi Adachi, la escritora nigeriana conocida por su manifiesto Todos deberíamos ser feministas (*), nos da una idea de cómo hacerlo a modo de consejos en Querida ljeawele. Cómo educar en el feminismo (*), de reciente traducción al español.

El libro es una ayuda valiosa para todos quienes tenemos esa responsabilidad e iniciamos la difícil tarea de empoderar a una niña desde sus primeros años.

Los siguientes son algunos de sus consejos:

Sé una persona plena. “La maternidad es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella”, recomienda Adichie, “nunca te disculpes por trabajar. Te gusta lo que haces, y que te guste lo que haces es un regalo para tus hijos. No existen las superwomen. La crianza es una cuestión de práctica… y amor. Date un espacio para fracasar. Lee libros, consulta Internet. Tómate tiempo para ti, cultiva tus propias necesidades”.

No digas que tu pareja “ayuda”, dice la escritora: “El padre no está ‘ayudándote’ a cuidar de su hija. Está haciendo lo que debe hacer. Cuando decimos que los padres ‘ayudan’, sugerimos que el cuidado de los hijos es un terreno materno en el que los padres se aventuran valerosamente. No lo es”.

“Enséñale a tu hija a cuestionar el lenguaje, para hacerlo deberás cuestionar primero el tuyo. Decide tú misma qué es lo que no le dirás a tu hija, porque lo que digas importa. Enséñale que si criticas X en las mujeres, pero no lo criticas en los hombres, tal vez no tengas un problema con X, sino con las mujeres”, escribe la nigeriana.

“Fíjate cómo tratas el tema de su apariencia. Enséñale a ser activa físicamente, es importante no sólo por los beneficios de la salud, sino porque puede ayudar con las inseguridades relativas a la imagen corporal”, recomienda.

Según ella, “si le gusta el maquillaje, deja que se maquille. Si le gusta la moda, deja que se arregle. No creas que criar una feminista consiste en rechazar la femineidad. Feminismo y femineidad no se excluyen mutuamente. Nunca relaciones el aspecto y la moral. Nunca le digas que una falda corta es ‘inmoral’. Convierte el vestir en una cuestión de gusto y atractivo en lugar de moralidad”.

Enséñale, además, “que las mujeres no necesitan que las reverencien ni las defiendan; sólo necesitan que las traten como seres humanos iguales. La bondad femenina es tan corriente como la maldad femenina”.

“Jamás le hables del matrimonio como un logro. Condicionamos a las niñas para que aspiren al matrimonio y no a los niños, y, por tanto, ya desde el principio existe un desequilibrio terrible”, advierte la activista.

“Edúcala para que se de cuenta que los ‘roles de género’ son una solemne tontería. No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo porque es niña. Saber cocinar no es un conocimiento pre inscrito en la vagina”, escribe Chimamanda Ngozi Adachi.

“Háblale de sexo y empieza pronto”, recomienda la escritora nigeriana, “probablemente te resultará embarazoso, pero es necesario. No finjas que el sexo es un mero acto controlado de reproducción. O un acto ‘exclusivo del matrimonio’”, debe aprender que “amor no es solo dar, sino también recibir”.

Las niñas y niños se ven influenciados por el entorno en el que crecen, así que “rodéala de toda una aldea de tías, mujeres con cualidades que te gustaría que tu hija admirase. Háblale de cuanto la admiras. Háblale de lo que admiras de ellas”.

Además la escritora da con un punto que es clave y que ha permitido que el machismo se imponga y prevalezca: la necesidad que tenemos las mujeres de gustar, por lo que ella recomienda: “Enséñale a rechazar la obligación de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse plenamente. Enseñamos a las niñas a gustar, a ser buenas, a ser falsas. Y no enseñamos lo mismo a los niños. Es peligroso, muchos depredadores sexuales se han aprovechado de este hecho. Muchas niñas callan cuando abusan de ellas porque quieren agradar. Dile que, si algo la incomoda. Se queje, lo diga, grite”.

Además la novelista se pregunta: “¿Si una mujer tiene poder, por qué tiene que disimularlo? La triste verdad es que nuestro mundo está repleto de hombres y mujeres a las que no les gustan las mujeres poderosas. Nos han condicionado tanto con que el poder es masculino que una mujer poderosa nos parece una aberración”.

Y por último, un consejo que nos deja la lectura atenta de Querida ljeawele. Cómo educar en el feminismo: “Cuidado con el llamado Feminismo Light, esa idea de que la igualdad femenina es condicional. Recházala de plano. Ser feminista es como estar embarazada. Lo estás o no lo estás”. El feminismo light emplea analogías como “Él es la cabeza y tú el cuello” y, aún más preocupante, promueve la idea de que los hombres son superiores por naturaleza pero deben “tratar ‘bien’ a las mujeres”.

* Literatura Random House

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