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Niños hiperregalados: ¿Existe un número ideal de obsequios para Navidad? Crianza

Niños hiperregalados: ¿Existe un número ideal de obsequios para Navidad?

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Entre la publicidad, los compañeros de curso y el constante recambio de juguetes, los niños piden en esta época todos sus deseos al viejito pascuero. ¿Cuál es el límite -más allá del bolsillo- para darles en el gusto?


Hace un tiempo una montaña gigante de regalos junto a un árbol de navidad abrió el debate en redes sociales: la usuaria de Instagram Emma Tapping, madre de tres hijos subió una foto con la leyenda “Se acerca la hora de que todos los padres materialistas compitan y transmitan cuántos regalos recibirán sus hijos. Sólo recuerden que habrá una gran cantidad de niños que no recibirá muchos”.

Pese a que la imagen fue compartida 100 mil veces, los comentarios la acusaban de materialista y de no enseñarle bien a sus hijos el real sentido de esta fecha. Ante las críticas, Tapping sostuvo que trabajaba muy duro y que sus hijos se portaban bien y obtengan buenas notas. “Puedes comprarle a tus hijos dos regalos y tener un pequeño demonio, mis hijos saben la diferencia entre lo bueno y lo malo y aprecian todo lo que reciben, y no se portan mal en todo el año“, explicó en un programa de televisión, donde también aclaró que no era “millonaria” y que juntaba los regalos navideños todo el año.

¿Cuál es el límite de regalos que debería recibir cada niño? Algunos expertos recomiendan un máximo de 3 o 4 juguetes, mientras otros creen que eso dependerá de cada familia. Lo cierto es que cada niño es un mundo y tiene una forma de valorar las cosas y que depende de la enseñanza que se le esté dando.

«Cuando hay niños  hiperregalados en navidad también son niños que son hiperregalados en general, entonces creo que hay que ser muy cuidadosos porque desde chiquititos es necesario inculcarles un aprendizaje de ganarnos las cosas», sostiene la sicóloga clínica Lorena Del Río.

«El cuidado que hay que tener en un niño que es hiperregalado es que no se está ganando todos esos regalos.  Es muy importante dosificar porque si ya me llega todo lo que quiero y no me lo gané, puede tener un trasfondo que no es muy favorable para el niño ni para su entorno por qué lo que le están enseñando como aprendizaje final es que no necesito esforzarme para ganarme estos regalos o premios y como no necesito esforzarme y me siento dueño de todo eso también después va generando niños, jóvenes y después adultos con esta sensación de que no hace falta, lo que lleva a personas que se creen dueños de todo y de todos», agrega.

Y es que en nuestra sociedad actual pareciera que la mejor manera -o la más fácil- de demostrar cariño es comprándole a los hijos todo lo que pidan, sobre todo en aquellos padres que no tuvieron acceso a muchas cosas en su infancia o en quienes no logran pasar el tiempo que quieren -por trabajo o porque son separados- con sus hijos. Y si a eso se suma los obsequios de los abuelos, tíos y familiares, puede ser que un menor reciba cosas que ni siquiera recuerde al año siguiente.

Es así entonces como desde pequeños, algunos los niños se acostumbran a una habitación llena de juguetes.

 

Ése es el caso de Sofía que actualmente tiene 10 años. Como nació con padres separados, nunca ha sabido lo que es tener una sola celebración de navidad al año, porque siempre se le ha hecho doble, una por cada familia. Como primera nieta y sobrina, por cada lado recibe hasta 8 regalos. Pese a que sus padres se ponen de acuerdo cada año en comprar una cosa de las cosas que ella pidió -lo que ha incluido un Nintendo Wii y un Furby en el mismo año, o una tablet y un teclado en otro- al final, cada padre tampoco hace un solo regalo, sino que uno principal y otros «menores».

Sofía llegó a tener tantos regalos que simplemente no cabía en su pieza, por lo que tuvo que cambiarse a la más grande del departamento donde vive con su madre. Afortunadamente con el tiempo, le han enseñado a ir regalando parte de sus cosas. Ya no juega con el Furby, ocupa poco la consola y muchos de esos regalos solo ocupaban espacio. Este año no pidió nada especial, ya que lo último que quería -una guitarra y un computador- se lo habían regalado para su cumpleaños en agosto.

«Creo que en los papás hiperregaladores la gran tarea es entender por qué tienen la necesidad como mamá o como papá de darles tantas cosas materiales a los niños, si en el fondo todos están tratando de suplir alguna necesidad de ese hijo con tantos regalos y con tantas cosas materiales. Yo creo que por ahí va la gran reflexión», enfatiza la sicóloga.

Y otra cosa para considerar. Hace unos años, la empresa Ikea lanzó una campaña publicitaria en España donde los niños podían escribirle una carta a los Reyes Magos para pedirles regalos. Lo interesante es que en una segunda parte del proyecto los niños debían responder a la pregunta «¿Qué les pediríais a vuestros padres para estas fiestas?» La respuesta de la mayoría fue: “Que pasen más tiempo conmigo”.

 

 

 

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