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Mujeres en la ciencia y el desafío del prejuicio de género BRAGA

Mujeres en la ciencia y el desafío del prejuicio de género

Este mes se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el cual nace como una iniciativa de la Asamblea General de Las Naciones Unidas, que busca lograr una participación plena y equitativa en respuesta a las brechas de género que han impedido la igualdad y empoderamiento de las mujeres en la ciencia. Este día dejó planteada la interrogante ¿Cómo estamos en Chile en esta materia?


Un estudio publicado por la revista Science en 2017, reveló que las niñas comienzan a concebirse como menos inteligentes que los niños en áreas como las matemáticas a partir de los seis años de edad, siendo visible la brecha de género a temprana edad.

Este fenómeno también se puede ver de forma objetiva cuando se observan conductas en las aulas de clases, la especialista en género, Carola Naranjo, directora de la consultora Etnográfica, señala que “existe una interacción en aula que es determinante, profesores o profesoras, van reforzando los estereotipos de género construidos por la sociedad e interiorizados como sesgos inconscientes, tú ves cómo de forma dramática alejan a las niñas de la ciencia y la tecnología, y claro esto se refuerza año tras año en el sistema escolar”.

Esta brecha, no obstante, trasciende la etapa escolar y se refleja en las cifras de mujeres que cursan estudios universitarios en STEM (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), así como en su permanencia. El problema se agudiza en América Latina, en donde se señalan los prejuicios o las normas culturales como influyentes en el comportamiento femenino. Este año fue el aniversario 143 del Decreto Amunátegui, que se conmemora cada 6 de febrero, el cual permitió la validación de las mujeres chilenas para rendir exámenes universitarios y poder acceder a títulos y grados. A pesar de las múltiples inequidades de género persistentes en el diario vivir de las mujeres, el decreto permitió un acceso universitario femenino progresivo, lo cual facultó a las mujeres para lograr una independencia laboral y económica.

Según los datos de la División de Educación Superior del Mineduc publicadas en el 2018, las mujeres concentran el 53% de la matrícula de Pregrado y los hombres alcanzan el 47%. Para Naranjo, esto es un reflejo del avance en el acceso a la educación superior en Chile, “existe paridad en el acceso, pero eso no quiere decir que exista igualdad de género, estamos lejos, porque lo que observa es que las mujeres siguen engrosando las carreras que son una extensión del rol reproductivo, estas se concentran en el área servicios, educación y salud, no obstante no ocupan los puestos de poder y liderazgo en estas materias”, afirma la experta.

De hecho, el Reporte de Participación Femenina 2018 de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, el cual reveló las cifras de matrículas anuales en el período del 2009 – 2018, mostrando que en ciencias la matrícula bajó en 0,3 % y en ingenierías fue una baja del 0,1%.

Estos resultados siguen teniendo una carga negativa cuando hablamos de titulación, en donde las mujeres representaron el 56,6% de las y los titulados/as, pero esta cifra baja drásticamente en los áreas científicas con 18,4%, y le siguen ingenierías, industria y construcción con 16,9% de presencia femenina.

Dentro del mismo reporte se menciona la persistencia de mujeres en estudios de postgrado, considerando magíster y doctorado dentro del mismo período. Los resultados tuvieron una leve variación del 51,4% a un 51,7% en ocho años.

Esta brecha también se refleja en la adjudicación de fondos públicos en ciencia. El Fondecyt fue creado con el objetivo de estimular y promover el desarrollo de investigación científica y tecnológica básica, y es el principal fondo de este tipo en el país. Para el 2020 se adjudicaron 556 proyectos, de los cuales 156 fueron propuestos por mujeres. En tanto, en las áreas STEM, las propuestas de mujeres sólo se adjudicaron 60 entre ciencias (37) e ingenierías (23). Biología, Ingeniería y Química fueron los proyectos con más adjudicación femenina.

La ingratitud de los galardones femeninos

Por su puesto, esta brecha también es clara en los premios, como el Nacional de Ciencias Exactas de Chile, que fue creado en el año 1992 y antecede al Premio Nacional de Ciencias, el cual iba dirigido al científico o equipo de científicos chilenos cuya obra en el campo de las ciencias puras y aplicadas se hiciera acreedora de tal distinción. Durante los años de existencia de este premio, no se galardonó a ninguna mujer, premiando a 16 hombres por su contribución a la Ciencia.

Desde el reemplazo de este sólo se ha considerado a dos mujeres: María Teresa Ruiz González, astrónoma, fue la primera en ser condecorada en el año 1997 y Dora Altbir, física, quien fue premiada el año 2019. Tuvieron que pasar 22 años para que se reconociera a la segunda mujer en las ciencias, lo que nos dista de un enorme desafío.

“Es de vital importancia incorporar el enfoque de género en el ejercicio de las ciencias en Chile, políticas decididas, que entiendan que en la base existe una asimetría de poder de lo femenino en relación a lo masculino y que esto de despliega en todos los aspectos, en las decisiones de adjudicación por ejemplo de proyectos y hasta en los temas que se investigan, así operan los prejuicios de género en ciencia”, finaliza Naranjo.

 

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