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“¿Macho y hembra los creó?”: el nuevo libro de Roberto Suazo, un ensayo que arrasa con la idea binaria del género BRAGA Crédito: Editorial Planeta

“¿Macho y hembra los creó?”: el nuevo libro de Roberto Suazo, un ensayo que arrasa con la idea binaria del género

El autor del libro “Víboras, putas, brujas” regresa a librerías con ¿Macho y hembra los creó?, un texto divulgativo que invita a descubrir antiguos e interesantes relatos que demuestran cómo los géneros fluyen.


La Biblia presenta dos historias que, al menos, nos invitan a imaginar posibles relaciones afectivas entre personas del mismo sexo: La de David y Jonatán, y la de Rut y Noemi. Estas últimas dos mujeres fueron las primeras en realizar el famoso juramento que, paradójicamente, se repite en los matrimonios heterosexuales: «hasta que la muerte nos separe».

Heliogábalo, emperador romano, escogió como pareja al auriga Hierocles, según se dice, tras realizar un concurso de belleza para determinar qué varón tenía el pene más largo del Imperio.

Las dos historias anteriores son parte de “¿Macho y hembra los creó?”, el más reciente libro del autor Roberto Suazo. Este ensayo invita a revisar viejos y atractivos relatos de Oriente y Occidente que echan por la borda la visión binaria y uniformadora del género. Esta publicación nos muestra cómo los géneros fluyen y las identidades han sido siempre diversas.

En esta ocasión Suazo repite la fórmula que hizo en “Víboras, putas, brujas” -su anterior libro, a través de una narración ágil y directa, aterriza conceptos y teorías del mundo académico, facilitando la comprensión de hechos, mitos y relatos del pasado que revisados a la luz de nuestros días cobran un nuevo sentido.

«No es un libro con pretensiones teóricas. Es más bien un libro de divulgación sobre temas que llevan tiempo estudiándose en el mundo académico, relacionados con mitología, literatura, historia de las religiones y espiritualidades, y también historia de las culturas de la Antigüedad», afirma el autor.

Este libro invita a un recorrido por la historia antigua del deseo y contribuye a comprender cómo este impone las reglas artificiales que cada época decide seguir. «El deseo, la vida sexual y afectiva de las personas, han sido tradicionalmente elementos centrales en el modo en que se han construido las identidades de género», comenta el autor. «Por ejemplo, en la actualidad, cumplir con el modelo de masculinidad hegemónica exige a los hombres realizar una elección amorosa heterosexual, cosa que en el mundo antiguo, entre los romanos, no era un requisito fundamental», añade.

¿A qué se debe este cambio en la manera de entender el género? Suazo sostiene que luego de la revolución industrial el sexo adquirió un valor, principalmente, reproductivo. «En la modernidad se restringió su valor recreativo y placentero, como nunca antes se había hecho. El sexo, como todo en este mundo utilitario, tenía que ser productivo, servir para algo, generar alguna ganancia, desde un entendimiento estrecho, claro está. Por ahí puede ir la razón de fondo para el desmesurado control sobre los cuerpos y el deseo de las personas que ha caracterizado los últimos siglos de la historia occidental. Algo que, según se ve, ya ha empezado a cambiar. Felizmente», finaliza.

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