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La polémica en torno a las terapias de reconversión sexual: “No hay ninguna orientación que sea normal” BRAGA crédito: Aton Chile

La polémica en torno a las terapias de reconversión sexual: “No hay ninguna orientación que sea normal”

Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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En el contexto del rechazo a la indicación de la Ley Zamudio que prohíbe las terapias de reconversión sexual, El Mostrador Braga conversó con Christian Thomas, Director del centro de estudios de la sexualidad Chile (CESCH) sobre la discusión sobre estas prácticas, los alcances éticos y el respeto por los Derechos Humanos.


En la primera jornada hábil de esta semana, la polémica que encendió las alarmas de la comunidad LGTBIQ+ llegó a su fin y la indicación de la Ley Zamudio que prohíbe las terapias de reconversión sexual fue aprobada por la Comisión de Derechos Humanos del Senado. Las celebraciones de las organizaciones representantes de las disidencias sexuales se dejaron oír con tanta fuerza como el debate y la indignación ante la posibilidad de permitir el ejercicio de esta práctica que “no tiene nada que corregir”, como expresaron desde el Movilh y Fundación Iguales.

Diversos fueron los argumentos que pusieron sentido de urgencia a la protección de los derechos humanos de quienes tienen una orientación sexual divergente a los criterios “heteronormativos”. En este contexto El Mostrador Braga conversó con Christian Thomas, Médico, Sexólogo y Director del Centro de estudios de la sexualidad Chile, respecto del sustento científico en el que se basan dichas prácticas terapéuticas, los dilemas éticos en torno a sus alcances y el respeto por la dignidad.

En este contexto, las terapias de reconversión buscarían reestructurar la normalidad sexual de un individuo, es por esto que Christian Thomas inicia la conversación expresando que “no hay ninguna orientación que sea normal”, haciendo énfasis en la discutida “normalidad” a la hora de valorar la sexualidad y las formas en que los individuos gestionan su deseo y afecto por otro sujeto, además puntualiza que “instalar una aversión o rechazo en la conducta es una forma de colonización de la mente de la persona, con elementos que pueden ser tremendamente disruptivos o agresivos en algún momento de la vida”, esta sería la razón por la cual los colegios psiquiátricos y las sociedades de psicología, hoy en día prohíben estos tratamientos.

La búsqueda de la normalidad de la orientación sexual

Para el director de CESCH (Centro de estudios de la sexualidad Chile) discutir sobre orientación sexual guarda una complejidad que se asienta en las diversas disciplinas que se han dedicado a su estudio y a los procesos históricos y sociales que la han redefinido hasta hoy, sin embargo, a su manera de ver “La orientación sexual es un interjuego entre la carga genética de una persona, más los contextos ambientales en donde te permiten manejar las ansiedades que son innatas en el ser humano, por lo tanto todas las orientaciones sexuales son una forma maravillosa del manejo de las ansiedades”, expresa y ejemplifica “hay personas que les es menos ansioso encontrarse con alguien que tenga el mismo sexo y otras personas a las que les es menos ansioso encontrarse con una del sexo distinto, lo cual no significa que con eso resolvieron el tema, porque todos los individuos independiente de su orientación sexual tiene ansiedades que tiene que resolver en la elección de sus propios sujetos de deseo y afecto”.

Sobre este punto profundiza indicando que las terapias conversivas son de larga data y construidas bajo preceptos lejanos a nuestro contexto cultural “están basadas en terapias conductuales de los años ’30, combinadas con elementos cognitivos por medio de los cuales se instala un efecto aversivo”, las mismas tienen su origen en la observación de comportamientos animales que evolucionaron junto al desarrollo de terapias cognitivas humanas, haciendo una mezcla que, como indica, “genera aversiones que son bien torturantes además”.

Esta combinación de lineamientos terapéuticos cuyo objetivo principal es resguardar el canon de normalidad sexual, encuentra sus causas en “una cuestión moral, ética, social, de poder, que impide la diversidad”, apunta el director de CESCH e indica que “entre más iguales seamos tanto mejor somos para la sociedad, la homosexualidad –entonces- significaba un peligro para la sociedad”, para Christian es un tema complejo de discusión ya que hablar de sexualidad abraza las complejidades, misterios y profundidades de cada ser humano “somos diversos”, dice “y revelar todos esos secretos que tenemos los seres humanos complica a las sociedades que funcionan básicamente en base al control, que nos condiciona absolutamente, nos dice qué podemos desear y qué no podemos desear, el deseo sexual no es libre”.

Los dilemas éticos en la terapéutica sexual

El rechazo internacional a estas prácticas no fue suficiente al momento de discutir la ‘polémica’ anotación a la Ley Zamudio, hecho que naturalmente abrió un flanco para debatir en torno a la ética y el resguardo de los derechos humanos de la comunidad LGTBIQ+. La inquietud estuvo presente y la aprobación de la prohibición de estas terapias no fue unánime, es por esta razón que reflexionar frente a este claro dilema ético se hace necesario.

¿Qué sucede si una persona consulta por una terapia de reorientación sexual?
Ante las dudas, Thomas expone “los terapeutas, no somos dioses que nos dedicamos a cambiar las orientaciones sexuales de las personas para un lado o para el otro, nosotros lo que tenemos que hacer es básicamente calmar su ansiedad  para que puedan ir encontrando qué es lo que de verdad quieren ser, pero el tema no está en instalar aversivamente formas de funcionamiento en las personas, sino que por el contrario se trata de ampliar los horizontes y los paradigmas para que puedan ver las conductas desde el lado A a la Z y puedan ver lo positivo que toda conducta tiene”, ese sería a su juicio el camino correcto para acompañar a quienes tengan angustias respecto de su orientación sexual.

Y a continuación rescata, “además si uno entiende que las orientaciones sexuales son la forma en que las personas han podido ir eligiendo los objetos que los calman, los objetos que pueden amar y desear eróticamente, entonces lo que uno tiene que hacer es ayudarles a que esa elección sea lo menos ansiosa posible” y subraya la importancia de entender la sexualidad como “un proceso dinámico”, para el médico “las orientaciones van cambiando en la vida, son un constructo que se va haciendo en la medida que uno va pudiendo resolver una serie de cuestiones y conflictos que van apareciendo en la vida, es así que una persona que hoy se define como heterosexual, perfectamente el día de mañana o 20 años después podría definirse como homosexual o como bisexual y probablemente un homosexual de hoy, podría en 20 años más tener la elección de una pareja heterosexual y sentirse pleno, feliz, contento y satisfecho con esa elección y eso no significa que haya traicionado la causa, ¡no! Lo que nosotros tenemos que entender es que las personas son dinámicas y van eligiendo lo que mejor pueden en un momento determinado de su historia”.

La protección de la dignidad humana

Otra complejidad de las terapias de reconversión sexual, dice relación con la frustración y las secuelas físicas y psíquicas que estas terapias podrían generar. Respecto de este punto, Thomas indica que “todas las terapias de tipo aversivas implican secuelas, porque estás instalando una aversión, un rechazo a ciertas conductas, por lo tanto ahí estamos hablando de una colonización de la mente de la persona con elementos que pueden ser tremendamente disruptivos o agresivos en algún momento de la vida”, esta sería la razón por la cual las comunidades de especialistas en psiquiatría y psicología se han opuesto terminantemente a este tipo de tratamientos.

“Evidentemente implican una manipulación mental de las personas”, enuncia y profundiza que en algunos casos implica el uso de electroshock cerebrales y una serie de herramientas terapéuticas que sólo en “contextos muy específicos y muy validados por grupos especialistas pueden tener un efecto de tipo positivo, sin negar de que van a dejar secuelas, pero cuando tu las aplicas con un fin moral, social; me parece que es tremendamente antihumano”.

Finalmente, llama a no perder de vista que se trata del trabajo con seres humanos  y a guardar respeto y consideración por sus expectativas y frustraciones “una de las cosas más complejas en el ser humano, es saber por qué cambiamos. No es claro por qué lo hacemos. Hay múltiples teorías que intentan explicar esto y una de ellas son las terapias conversivas, pero es a costa de producir una contraparte tan nociva que si haces la conducta que tienes vas a recibir una descarga nociva mayor y ahí se produce un cambio, pero no están libres de las consecuencias”, explica.

Incluso podrían impedir que las personas retomaran su actividad sexual de cualquier tipo, “la aversión que tu instalas podría no actuar exactamente como fue planificada que actuara, si no que podría impedir que te encontraras con cualquier persona sexualmente, acercarte a otro ser humano”, sostiene y agrega que “no es que uno apriete el botón A2 y allí exactamente allí es donde está la aversión de la homosexualidad y apretando ese botón basta, no, podría generar rechazo social, imposibilidad de conectarse con otras personas, dificultades de comportamiento de diverso tipo, ansiedades mayores en otro ámbito, suicidios, entre otros”, cerró.

 

 

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