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La violencia es una práctica cotidiana hacia nosotras: las que siempre estamos bajo la sospecha de ser, parecer o provocar los hechos Yo opino Créditos: Foto de Jonnathan Oyarzun/Aton Chile

La violencia es una práctica cotidiana hacia nosotras: las que siempre estamos bajo la sospecha de ser, parecer o provocar los hechos

Nicole Cornejo
Por : Nicole Cornejo Trabajadora de la salud
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Todos los años, todos los días, todo el día, sentimos como la violencia se manifiesta. Nuestra sociedad estructuralmente la legitima en lo cotidiano de formas que, por comunes, nos son casi imperceptibles. En el último tiempo, el Estado y la instucionalidad que debiese proteger al ciudadano, nos violenta, nos mata. Las mujeres sabemos de ello.

En Chile, las cifras dicen que 1 de cada 3 mujeres sufre violencia; en lo que va del año, producto de la más cruel manifestación de esta, Ariana, Bartolita, Pamela y Brenda ya no están, 4 femicidios, para incrementar la cifra de juicios que llegan a nada, sin sentencias, aunque los culpables estén confesos.  Desde la institucionalidad, no hay protección integral y suficiente, las políticas sociales no previenen, no existen reales herramientas para acoger, dar protección o resguardo, a quienes viven violencia, o a las familias que les sobreviven.

[cita tipo=»destaque»]La violencia, no es un tema en nuestra sociedad, no lo refleja nuestras leyes, no lo contempla la constitución.[/cita]

El 2010 se promulgo una ley contra el femicidio, pero, como muchas de nuestras leyes, ajenas o lejanas, ésta considera femicidio solo la muerte a causa de una pareja o ex pareja, reduciéndolo a relaciones “familiares” de esas tradicionalmente constituidas, como las expresadas en la constitución, ajenas a la realidad de lo que es, se entiende y se vive como familia en la sociedad actual. La ley no reconoce como femicidio, los asesinatos de mujeres que se cometen en otros ámbitos y que obedecen a las mismas causas: misoginia, sometimiento, opresión, desprecio por la vida de las mujeres, búsqueda de control de su sexualidad y capacidad reproductiva. Esta semana vivimos con dolor la manifestación de ello. Una mujer, embarazada, migrante, abandonada y desprotegida pese a estar en territorio nacional, porque si las políticas existentes no alcanzan a dar solución a la realidad local, mucho menos contempla medidas y acciones para cuando no se es chileno.

Vivimos una crisis humanitaria y el Estado está ciego a ello.  ¿La pedofilia?, otro campo sin legislación que proteja e impida que se cometan estos actos, al parecer,  como sociedad pública y legislativamente, más peso toman los  discursos que vimos esta semanas, en donde miembros y aspirantes a cargos de elección popular, (padre e hijo) sostiene que a los 12 años una niña puede consentir o provocar una relación sexual, y el adulto perpetrador, termina siendo la víctima,  la ley de femicidio no contempla estos hechos, y otra ley, específica para estas materias no existe, tampoco constitucionalmente podemos referirlo, ni desde la mirada de la violencia, ni de los derechos humanos, porque no está contemplado, no desde una perspectiva que nos permita legislar, castigar,  normar, para que estos hechos no sean.

Quedan fuera de esta ley las mujeres y niñas violadas y asesinadas por conocidos, amigos, desconocidos, clientes y los crímenes de odio a lesbianas, y como todo nuestro marco legislativo, las penas, en caso de que se dicte sentencia, son menores, pues la vida de las personas, en particular de mujeres y niñas, vale menos que un delito económico o de otra índole. La violencia, no es un tema en nuestra sociedad, no lo refleja nuestras leyes, no lo contempla la constitución. La violencia solo es una práctica cotidiana, normalizada en toda nuestra estructura y vivida de forma más expuesta por quienes estamos siempre bajo la sospecha de ser, parecer o provocar los hechos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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