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DIU con cobre: el anticonceptivo que amenaza a la industria farmacéutica BRAGA Créditos: Camille Huriaux

DIU con cobre: el anticonceptivo que amenaza a la industria farmacéutica

Mientras los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres están siendo vulnerados en consecuencia de la pandemia, vale la pena indagar acerca del DIU con cobre: este anticonceptivo es más eficiente que la píldora, cuesta solo $27.000 y puede durar hasta… 10 años.


Al buscar el preciado anticonceptivo por el centro de la capital chilena, una se enfrenta a una preocupante realidad: ninguna farmacia distribuye dispositivos intrauterinos con cobre. “No trabajamos con este producto”, responden de una sola voz las farmacias Ahumada, Salcobrand, Cruz Verde, Dr Simi, Knop. Una situación por lo menos curiosa, en un país donde el cobre abunda.

Pero, ¿de qué producto estamos hablando? De uno de los anticonceptivos más eficientes: el dispositivo intrauterino (DIU) con cobre, también conocido como “la T de cobre”. Posee un 99,2% de eficiencia en uso común, superando alegremente el 91% de la píldora, según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud en 2015.

El Ministerio de la Salud también lo señala en sus Normas de regulación de la fertilidad: al comparar la eficacia de los métodos anticonceptivos en los primeros 12 meses de uso, nos percatamos que los DIU (hormonal y con cobre) hacen parte de los métodos más eficaces en uso típico, es decir en la vida real. Así es, solo los superan la esterilización femenina, la vasectomía (es decir, la esterilización masculina) y el implante de progestágeno.

Para darse una idea, sobre 100 mujeres, la probabilidad de quedar embarazada llevando puesto algún tipo de DIU es inferior a 1: respectivamente 0,2 con un dispositivo hormonal y 0,8 con uno de cobre. Mientras tanto, se registran entre 6 y 8 embarazos para quienes usan anticonceptivos orales como la pastilla, el anillo vaginal o el parche transdérmico.

OMS, Medical eligibility criteria for contraceptive use – Part II, 5th edition (2015), p. 102

¿Cómo funciona?

La “T de cobre” tiene efectivamente la forma de la letra T, pudiendo medir entre 1,5 y 3 cm de ancho, por 4 cm de largo aproximadamente. Para poder usarla, el útero debe medir mínimo 6,5 cm, lo cual se puede verificar con una histerometría uterina. Este dispositivo no contiene hormonas: todo su poder anticonceptivo reside en el cobre, que emite unos iones que crean un ambiente tóxico para los espermatozoides y les impide fecundar el óvulo.

A largo plazo, este método sale mucho más económico que la pastilla anticonceptiva, ya que cuesta la módica suma de $27.000 en la Asociación Chilena de Protección de la Familia (APROFA) y $35.000 en el Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER).

El dispositivo intrauterino existe también en su versión hormonal, la cual dura menos (hasta 5 años) y cuesta más caro (alrededor de $150.000). Por otra parte, hay que señalar que los métodos hormonales alteran los ciclos femeninos y el cuerpo por su contenido en progestina, una hormona sexual femenina.

Amapola Valdivia, matrona holística considera que el DIU con cobre es una buena opción para las mujeres que no quieren consumir hormonas, ya que no inhibe el ciclo menstrual: “la mujer sigue ovulando, menstruando y produciendo sus propias hormonas sexuales endógenas. A mi parecer este es un punto super importante a favor de este método, ya que le entrega a las mujeres la posibilidad de seguir experimentando su ritmo orgánico cíclico.”

Consideraciones acerca de su uso

Sin embargo, la profesional no recomienda este método anticonceptivo en caso de infección de la cavidad pélvica, “por ejemplo haber tenido un aborto séptico recientemente, estar transitando una cervicitis o inflamación del cuello uterino por microorganismos como la clamidia o la gonorrea”. Tampoco lo aconseja en casos de fuertes dolores menstruales, aunque según su experiencia, estos dolores se pueden manejar con antiinflamatorios sintéticos o naturales como la cúrcuma, el aloe vera o el calor local.

En lo que la concierne, la matrona prefiere a ojos cerrados los métodos de reconocimiento de la fertilidad y “específicamente el método sintotérmico, porque además de tener una aceptable eficacia anticonceptiva, me permite conocer en profundidad cómo funciona mi cuerpo, no desde un conocimiento de libros ni teórico, sino empíricamente”. Sin embargo, reconocer los periodos de fertilidad implica un profundo trabajo de conexión con el ciclo menstrual.

Por otra parte, a diferencia de otros métodos, el DIU requiere la intervención de personal médico calificado, matrona o ginecólogo/a, tanto para ponerlo como para retirarlo. Además, se recomienda un control después del primer año para asegurarse de que el dispositivo no se haya movido. Es importante que estos procedimientos se realicen en un lugar que cumpla con los estándares de bioseguridad establecidos, para evitar cualquier tipo de infección.

En su caso, Amapola declara no realizar este procedimiento por no tener experticia en el procedimiento: “cuando mis pacientes eligen este método las derivo con otras colegas con más experiencia”. Para Eduardo Soto, matrón y encargado del área de salud sexual de la Corporación Miles, “mientras haya menos mujeres que piden el DIU, las matronas tienen menos práctica en la inserción y por lo tanto lo ofrecen menos: es un círculo vicioso”.

 

Créditos: Camille Huriaux

Modelo 3D de sistema reproductor femenino, con DIU puesto e hilos no cortados.

Mitos existentes sobre el DIU

Efectivamente, puede existir un cierto temor al procedimiento de inserción por parte de las usuarias, así como creencias falsas en torno al DIU que limitan la generalización de su uso, tal como lo cuenta Bélgica González, matrona encargada del área de salud de APROFA.

Se cree por ejemplo que, al tener sexo, el hombre puede percibir el dispositivo. “A lo más, con determinadas posiciones, el sexo masculino podría llegar a estar en contacto con el cuello uterino y los hilos del DIU, que no tienen cobre”, explica la matrona. Sin embargo, es físicamente imposible que llegue a tocar el dispositivo mismo ya que este está inserto en el útero (es decir, donde se desarrolla el feto en caso de embarazo).

Otra creencia es que el DIU produce cáncer del cuello uterino o cáncer del endometrio. “En realidad, tienen otros factores: infección por virus papiloma en el primer caso, tabaquismo, obesidad o factores hormonales en el segundo”. Es más: según el estudio citado por González, las mujeres que han utilizado un DIU dentro de su vida tienen menos riesgos de padecer cáncer del endometrio: “lejos de ser un factor de peligro, pasa a ser un factor protector”.

Traumas colectivos

Aun así, muchas mujeres comparten una experiencia traumática parecida: “recuerdo que mi abuela/ mi tía/ mi vecina lo ocupó y quedó embarazada”, dicen. Pero si pensamos que, en los años 60, el 80% de las mujeres chilenas usaba este dispositivo intrauterino, no es sorprendente: a más volumen de usuarias, más posibilidades de conocer a alguien que se embarazó con DIU, aunque la tasa esté bajísima. Según lo que ha podido observar la matrona, algo parecido está pasando hoy en día con el implante.

También es importante reconocer el daño que han hecho las noticias falsas en la mente colectiva: se ha dicho que pueden nacer bebés con el DIU pegado en la cabeza, que las matronas mueven estos dispositivos para que las mujeres queden embarazadas, o incluso que se les paga un bono por cada mujer que quede embarazada. “Cuando salió esta noticia en Facebook, a nosotras nos sorprendió, hubo risas, pero también mucha pena porque lo que queremos es que las mujeres se embaracen cuando ellas lo quieran”, relata González.

Créditos: Camille Huriaux

Dispositivo intrauterino (modelo TCU 380-A) con accesorios para su inserción.

Apto para todas las mujeres

Por lo mismo, todas las mujeres pueden usar el DIU, independientemente de sus edades o de su vida sexual y reproductiva, aunque antiguamente, no se recomendaba este método para las mujeres que no han tenido gestaciones y partos. Hoy en día, según los criterios de elegibilidad médica de la Organización Mundial de la Salud, estas usuarias entran en la categoría 2, cuando “las ventajas de usar el método superan los riesgos teóricos o probados”.

¿Y cuáles son estos riesgos? Puede ser la expulsión del DIU, cuya probabilidad es bastante baja: entre el 1 y el 3%, ocurriendo principalmente después del parto o durante la lactancia, ya que la mujer produce una hormona que provoca contracciones uterinas, la oxitocina. También puede ocurrir una incrustación del DIU si se usa más del tiempo recomendado o teniendo sangrados prolongados (es decir, si la menstruación dura más de 8 días o que se pierde más de 120 ml de sangre).

Una buena opción en tiempos de pandemia

El relato de la matrona revela también que ciertas mujeres viven tan alto nivel de violencia y coerción por parte de su pareja, que recurren al DIU para protegerse de un embarazo sin que su pareja se entere. Además, “en ese contexto de pandemia, a veces es mejor dejar a la paciente protegida con un DIU, en caso de que tenga que esperar semanas para tener otra cita”, confiesa la matrona, frente a la falta de horas de atención en el servicio público.

Una postura que comparte también la matrona Valentina Bahamonde Cortes: “Creo que, si una mujer busca posponer embarazo durante un tiempo prolongado, el DIU es una buena elección en este momento, frente a la dificultad de salir a controles médicos y por la dificultad de acceder a otros métodos sin receta”. En efecto, la cuarentena y las restricciones de movilidad han tenido terribles consecuencias sobre la salud sexual y reproductiva de las chilenas, tal como lo denuncia en su cuenta Instagram @Mamadademamar.

¿Por qué tan poca promoción del DIU?

Volviendo al año 2005, aproximadamente el 52% de las mujeres que se atendía en el sistema público de salud recurría a este método anticonceptivo (recordamos que ahí se atiende el 70% de la población chilena). En 2016, según las Normas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad del Ministerio de Salud, solo el 30% de las mujeres lo usaba; en diciembre del 2020, este número cae a más o menos el 15%.

“En este gobierno en particular se ha caído bastante el uso del DIU, por falta de capacitación, de información”, explica Eduardo Soto. “Obviamente la pandemia contribuyó, pero las medidas que se han tomado no han sido para nada oportunas”, según lo que ha podido observar la corporación Miles.

Con eso, el matrón se refiere por ejemplo a la reciente polémica ocasionada por la disposición del Instituto de Salud Pública (ISP), según la cual las farmacias debían exigir receta médica a quienes compraban anticonceptivos. Esta medida fue revertida el 6 de abril, después de que varias mujeres denunciaran esta práctica y con el fin de “facilitar el acceso a estos tratamientos en tiempos de pandemia”.

Ahora bien, nos podemos preguntar: ¿por qué ha disminuido tanto el uso de este dispositivo si es eficaz y duradero? El hecho de que no exista ningún laboratorio que fabrique y distribuya DIU con cobre en Chile, es una razón importante: aunque este dispositivo haya llegado hace más de 60 años, actualmente no existen campañas que lo promocionen. Los anticonceptivos tienen que ser importados y pasar por lo tanto por pruebas de bioseguridad.

Pero, ¿eso justifica la ausencia de DIU con cobre en grandes cadenas farmacéuticas? ¿O será para evitar la inserción del dispositivo por personas no capacitadas? Valentina Bahamonde Cortes advierte: “Hay que pensar que quienes comercializan Mirena, Implanon, Jadelle y todos esos métodos anticonceptivos son grandes farmacéuticas, por eso están disponibles en grandes cadenas de farmacias”.

Finalmente, si este dispositivo no se encuentra en ninguna farmacia del país, es poco probable que sea para cuidar la salud sexual y reproductiva de las mujeres, sino porque la masificación de este anticonceptivo sería muy poco rentable para la industria farmacéutica, cuyo principal objetivo parece ser el lucro. En estas condiciones, ¿será posible proveer métodos anticonceptivos que sean seguros para la salud de las adolescentes y mujeres?

 

Créditos: Camille Huriaux

Patio de la oficina central de APROFA, Santiago.

En lo que concierne el dispositivo intrauterino con cobre, si bien no está disponible en grandes cadenas de farmacias, se puede encontrar en lugares como APROFA, el ICMER, o algunos centros de salud familiar (CESFAM). En caso de no adaptarse a la realidad y las necesidades de las usuarias, estas pueden asesorarse con matronas o ginecólogas para escoger el anticonceptivo que más les conviene: “Tu decisión, tu libertad”, tal como se puede leer en el patio de la sede de APROFA.

Sin embargo, la educación sexual es un deber que no debería recaer solo en las matronas: para que todas las mujeres puedan acceder a una información de calidad, es toda la sociedad que debe hacerse partícipe de un mejor conocimiento del aparato reproductor y de los distintos métodos que existen para controlar la fertilidad, tanta femenina como masculina. De eso depende la construcción de una sociedad más respetuosa hacia los derechos de las mujeres, una sociedad donde todas las mujeres puedan tomar decisiones acerca de su cuerpo y su sexualidad de manera libre, autónoma e informada.

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