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“Gordofobia médica”: el sesgo en profesionales que no atienden ni investigan la dolencia de una persona gorda como sí lo harían con una delgada BRAGA Créditos: Foto de Polina Tankilevitch en Pexels

“Gordofobia médica”: el sesgo en profesionales que no atienden ni investigan la dolencia de una persona gorda como sí lo harían con una delgada

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Lamentablemente los sesgos médicos refuerzan el miedo al cuerpo. Estamos en una época en donde la dismorfia corporal, o sea, el vernos a nosotras mismas no como realmente somos, sino que enfocándonos en aquellos aspectos que consideramos defectuosos, es pan de cada día, y cada vez en mujeres y hombres más jóvenes. Y es que la solución a un problema, a veces está en la psicología, incluso en la psiquiatría, pero no en una dieta más.


Incredulidad, humillaciones, diagnósticos erróneos y hasta negarse a realizar estudios, son algunos de los obstáculos a los que las y los pacientes con sobrepeso deben enfrentarse al acudir a una atención médica.

Si bien es cierto que la obesidad y el sobrepeso acarrean un sinnúmero de enfermedades como hipertensión, diabetes, entre otras, que pueden ser las causantes de otras condiciones y malestares físicos y psicológicos, que por su puesto hay que considerar y tratar. Eso no quiere decir que toda dolencia o enfermedad que sufra una persona va a deberse a ese sobrepeso, y que por lo tanto, se va a solucionar con un una dieta.

Es allí donde comienza la “gordofobia médica”, un sesgo en donde profesionales de la salud no atienden, examinan, ni investigan una dolencia de una persona gorda, de la misma manera en que lo hacen con alguien de apariencia delgada.

Mis primeros síntomas fueron cosas como presión en el pecho, problemas para respirar, caspa, y cuando fui a revisarme todos los doctores me decían que era porque tengo sobrepeso, nadie me mandaba exámenes, estudios, nada, solo una derivación al nutricionista.

Entonces ocurrió el fallecimiento de un familiar y todo se fue en picada, me empecé a sentir muy sobrepasada y emocionalmente siempre al borde de las lágrimas, yo misma lo normalicé y no le tomé el peso asumiendo que bueno había que echarle ganas, hasta que empecé con los mareos y los problemas para retener información, para seguir instrucciones, crisis de angustia y un dolor muscular de cuerpo completo leve, pero que lo sentía 24/7.

Como me sentía mal no di una prueba en la universidad, y para ser sincera, no fui al doctor pensando en que realmente me ayudarían, fui porque necesitaba un justificativo médico para la prueba, casualmente me tocó una doctora que al fin, hizo la pega -por decirlo de alguna manera-, me hizo estudios y me ayudó a encontrar la forma en la que me sintiera mejor, la cual no tenía nada que ver con bajar 20 kilos.

El miedo al cuerpo

Basta con hacer una búsqueda rápida en internet para seguir encontrando más y más testimonios de personas a quienes no se les tomó en serio su sentir o su dolencia porque tenían sobrepeso, sin embargo, este sesgo también pasa al revés, por ejemplo, el síntoma más común del hipotiroidismo, es la facilidad para engordar, pero personas que son delgadas, también son infra-diagnosticadas sólo por verse “flacas”.

Años con síntomas de cansancio, dolor articular… y siempre era culpa del sobrepeso, pero después de mucho llegó como diagnóstico el lupus, aún así las personas que no saben de la enfermedad piensan que soy hipocondríaca, o que estoy deprimida que es flojera o que busco atención.

¿Y qué pasa cuando una enfermedad si es consecuencia de un Trastorno de la Conducta alimentaria?

Lamentablemente los sesgos médicos refuerzan el miedo al cuerpo. Estamos en una época en donde la dismorfia corporal, o sea, el vernos a nosotros mismos no como realmente somos, sino que enfocándonos en aquellos aspectos que consideramos defectuosos, es pan de cada día.

Según el estudio “La Verdad sobre la Belleza”, realizado por Fundación Dove, sólo el 4% de las mujeres en todo el mundo se consideran bellas, sólo el 11% de las niñas en el mundo se sienten cómodas describiéndose a sí mismas como «bellas». El 72% de ellas sienten una enorme presión por ser socialmente reconocidas como bonitas, y el 80% de las mujeres están de acuerdo en que todas las mujeres tienen algo en ellas que es bello, pero que no ven su propia belleza.

E incluso más grave, este ya no es un tema de adolescencia solamente, son cada vez más jóvenes quienes sufren de baja autoestima y comienzan a desarrollar una dismorfia corporal. Una de cada tres niñas se sienten presionadas a editar sus fotos hasta no parecer ellas mismas antes de subirlas a sus redes sociales, y 1 de cada 5 niñas ha faltado al colegio por los comentarios negativos que ha recibido en redes sociales sobre su imagen.

Cultura de la dieta

El 2019 me diagnosticaron con bulimia nerviosa y me derivaron a una nutrióloga quien me empezó a dar dietas que “me harían flaca”, el tema es que nunca fui gorda, mi índice de masa corporal nunca estuvo en un nivel en que no debiera estar. Mi complejo conmigo misma era con mi apariencia, con mi figura, pero me mandaron a hacer dietas y le dijeron a mi mamá que pesara mi comida antes de servirme. Nunca trataron mi trastorno mental y me sigue dando vuelta el tema, si tengo algún problema conmigo y me siento insegura… ¿la respuesta es hacer dietas? No debería ser así. Al final siguieron alimentando mis inseguridades en vez de detenerlas.

Encuentro que es súper brígido y me da demasiada rabia que profesionales de la salud tengan tantos prejuicios y estereotipos en torno al tema, siendo que ellos mismos son los que deberían derribarlos, obviamente no todos, pero por los que yo he pasado, en vez de derribar esos mitos, prejuicios y cosas así, como que te los alimentan como real, cuenta Florencia Cozzi, vocera del área de Salud y Bienestar de Fundación Tremendas.

Relacionado al testimonio anterior, es que es importante reconocer al ser humano como una criatura multifacética, y ver los trastornos desde un punto de vista mucho más amplio. Eso es, por ejemplo, lo que busca la psiconutrición, la cual es un enfoque terapéutico que estudia la relación entre las creencias, pensamientos, emociones y las vivencias de stress con el peso, imagen corporal, alimentación y los signos y síntomas de patologías nutricionales.

La psiconutrición promueve el manejo integrado y multidisciplinario de los trastornos de la conducta alimentaria en todos los niveles de atención en salud, no sólo en aquellos relacionados directamente al peso, asumiendo qué es lo que le molesta a una persona de sí misma, sin un análisis exhaustivo.

La importancia del respeto

Finalmente, sea una enfermedad que no tiene relación con el peso, o efectivamente nos enfrentemos a un caso de un Trastorno de la Conducta Alimentaria, lo vital es que el criterio médico sea profesional y no esté influenciado por sesgos y constructos sociales sobre lo que es o no ser saludable a simple vista, sin tener estudios que avalen dicho razonamiento.

Sobre todo, si el o la paciente, es un menor de edad.

“Cuando tenía 10 años me derivaron a la nutricionista y la primera vez que me vio la “profesional” me dio una dieta estricta diciéndome ‘no te debería dejar comer ni un fideo con lo gorda que estás, por eso estás enferma’, al mes después volví pesando lo mismo ‘estoy perdiendo el tiempo contigo, porque no pones de tu parte, siempre serás enferma por eso’. Teniendo 10 años es algo que me marcó muy fuerte, hasta hoy que tengo 18 años, creó una inseguridad muy grande y difícil de superar”, cuenta Christianne A. también miembro de Fundación Tremendas.

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