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Discriminación por maternidad: las mujeres que son madres ganan en promedio un 20,8% menos que aquellas que no tienen hijas o hijos BRAGA

Discriminación por maternidad: las mujeres que son madres ganan en promedio un 20,8% menos que aquellas que no tienen hijas o hijos

El concepto llamado “penalización salarial” se refiere al desequilibrio económico que existe entre las mujeres trabajadoras con y sin hijos/as, diferencia que incluso llegaría a más del 20% del ingreso mensual. Junto con ello, las horas de trabajo no remunerado muestran diferencias de hasta 31,4 horas semanales entre las mujeres que son madres y las que no.


De acuerdo al estudio “Penalización salarial y de tiempo para madres trabajadoras: un análisis a la discriminación por maternidad”, realizado por Francisca Barriga, Carla Brega y Andrea Sato de la Fundación Sol, existen diferencias abismales entre las mujeres que son madres y las que no, provocando dificultades en el acceso económico y la calidad de vida.

El trabajo de los cuidados y las diferencias salariales han sido una de las grandes temáticas que se han visibilizado durante la pandemia del Covid- 19. Según ONU Mujeres, las mujeres realizan en promedio 2,5 veces más trabajo del hogar en comparación a los hombres, por lo que poder acceder a empleos remunerados se vuelve más complejo. Por ello recomiendan que para acelerar el progreso en materia de empoderamiento económico de las mujeres, “se necesitan con carácter urgente políticas que ofrezcan servicios, protecciones sociales e infraestructuras básicas, que promuevan la distribución del trabajo de cuidado y doméstico entre las mujeres y los hombres, y que permitan crear más empleos remunerados en la economía asistencial”.

El informe da cuenta que las mujeres que se convierten en madres son penalizadas salarialmente y esto se evidencia al momento del retorno de las mujeres luego que son madres al empleo y también en un uso intensivo del tiempo en labores de cuidados, sumado a que que las mujeres que son madres ganan en promedio un 20,8% menos que aquellas que no tienen hijas o hijos. Al controlar por características socioeconómicas (edad, convive o no con su pareja, nivel educacional) se explica solo el 7,5% de esta brecha, el restante 12,5% restante es atribuible a características no observables, que pueden deberse, en parte, a discriminación y penalización por maternidad.

«Estas diferencias residen principalmente en la concepción que existe de las madres, la noción de que ellas deben ser las encargadas principales del cuidado de los hijos/as refuerza los roles de género y el relato del hogar como un núcleo donde el varón es el proveedor y ella la cuidadora. El mundo del trabajo asalariado asume este relato y castiga salarialmente a las mujeres. Las mujeres que no tienen hijos/as son percibidas como personas con mayor disponibilidad y menos responsabilidades de cuidadolo que muchas veces es deseable por el empleador- por lo que es la magnitud del Trabajo No Remunerado de las mujeres lo que condiciona su ingreso, permanencia y calidad de los empleos», señalaron las investigadoras.

El estudio también señala que una mujer que tiene hijos o hijas entre 0 y 17 años, gana en promedio 6,7% menos que una “mujer que no tiene hijas/os con exactamente las mismas características (similar edad, región geográfica de residencia, situación de pareja, y nivel educacional). Una mujer que tiene dos hijos/as gana en promedio 9% menos (es decir, una penalización de 2,3 puntos porcentuales adicionales por el segundo hija/o), y si tiene tres o más hijos/as gana en promedio 9,4% menos que una mujer sin hijas/os”.

La penalización salarial por maternidad es diferente entre las mujeres de familias pobres y las de familias de ingresos medios a elevados. Las mujeres que se encuentran en el extremo inferior de la distribución de ingresos, experimentan en promedio una mayor penalización salarial por hijo adicional que las mujeres que se encuentran en el extremo superior. Estas últimas pueden tener más oportunidades para conciliar su vida laboral y familiar mediante la “desfamiliarización” del cuidado.

Sin embargo, a pesar de estas diferencias sociales, dentro de los mismos núcleos socioeconómicos, esta discriminación se perpetúa dependiendo de la cantidad de hijos/as, es decir, por cada hijo/a adicional, se suma un 5,64% en el percentil 10 de ingresos (el 10% más pobre), del 1,78% en el percentil 50 (la mediana), y del 1,96% en el percentil 90 (el 10% más rico).

Mujeres sin trabajos remunerados

Tanto las mujeres que tienen un trabajo y las que no sufren discriminaciones económicas con respecto a su maternidad, incluso las que no tienen hijos e hijas, dedican 24,3 horas semanales a labores domésticas y de cuidado, en cambio, las mujeres madres dedican 55,7 horas, lo cual significa 31,4 horas semanales de diferencia que no son consideradas trabajos como tal por parte de las autoridades.

Estas mujeres que se dedican a trabajos no remunerados, su labor de cuidados también aumenta dependiendo de la cantidad de hijos e hijas, por ejemplo, se observa un aumento de 10,44 horas semanales por cada miembro familiar adicional. Asimismo, las mujeres entre 18 y 49 años que son madres, el trabajo de cuidados aumenta en 22,29 horas en comparación a otras mujeres no madres.

Por otro lado, no solo las y los hijos hacen que el incremento de horas no remuneradas sea mayor, sino que también si está la existencia de un conviviente, es decir, “esta carga de horas de trabajo aumenta entre 16 y 18 horas en una semana”, indica el informe.

Para las investigadoras, es importante la regularización se esta desigualdad de horarios y salario, para poder progresar en la igualdad de género. «Hay cuestiones en las que se debe avanzar de forma importante; dentro del estudio se profundiza en el uso del tiempo de las mujeres madres, evidenciando que las mujeres madres ocupan más del doble de tiempo en labores no remuneradas que las mujeres que han decidido no ser madres, por lo que un punto cero es la reducción de las jornada de trabajo para impulsar que las mujeres tengas horas suficientes en el día para su propio descanso, ocio y autocuidado», indicaron.

De igual modo, las investigadoras de la Fundación Sol consideran que avanzar el proyectos de pre y post natal para los hombres es fundamental para exigir que se iguale el beneficio para ambos padres, fiscalizando que esos días se utilicen para el cuidado de los y las hijas, para garantizar «es mecanismo básico para promover la corresponsabilidad». También consideran relevante establecer mecanismo de paridad salarial por el mismo trabajo entre hombres y mujeres, como el poder de concebir el cuidado como una responsabilidad social «dentro de los hogares y comunidades, en ese sentido la participación del Estado, de las comunidades y los hogares es fundamental para avanzar en la socialización de los cuidados y que estos no queden como responsabilidad única e individual de las madres».

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