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El mito de la virginidad: especialista aborda si existe base científica sobre “la primera vez” BRAGA

El mito de la virginidad: especialista aborda si existe base científica sobre “la primera vez”

“La virginidad es un constructo social porque desde el punto de vista biológico y médico no existe”, asegura la ginecóloga y sexóloga, Loreto Vargas Pampaloni. Según la especialista, el concepto es uno de los mandatos de género “centrales del sistema patriarcal para el control y dominio de la sexualidad femenina” y se apoya en mitos, como que el himen debe romperse y sangrar en la primera relación sexual, algo que no debe ocurrir en “ninguna actividad sexual”.


El año pasado, y como se recomienda hacer a todas las mujeres desde los 25 años, me realicé un PAP con un ginecólogo varón. Me senté frente a él y comenzaron las preguntas de rutina: nombre, edad, alergias o enfermedades. Hasta que llegó una pregunta que nadie espera. “¿Cuándo perdió la ‘virginidad’?”, dijo con una pequeña risa burlesca entredientes.

Pasaron un par de segundos en los que no respondí, no podía creer que usara ese concepto y cómo la simple elección de esa palabra representa tantas cosas. Inicio la nota con esta anécdota personal porque muchas se sentirán identificadas con una situación como esta, que da cuenta de la falta de actualización de muchas y muchos profesionales de la salud que se encuentran en la primera línea del tema. Y a su vez, cómo la virginidad y otros mitos son parte del imaginario social de un país que no cuenta con una política nacional de Educación Sexual Integral (ESI).

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Según la directora de Ginecólogas Chile, Loreto Vargas Pampaloni, “virginidad” es un concepto que proviene “antropológicamente del uso de las mujeres como un bien a negociar”. Desde esta perspectiva, una mujer sin actividad sexual penetrativa asumía “un valor comercial mayor”, es decir, era concebida como un bien de mercado, que luego se asoció a conceptos como “castidad , pureza e inocencia”, algo superior a lo que todas debían aspirar.

Se trata entonces de un “constructo social” porque “desde el punto de vista biológico y médico, no existe”, subraya la ginecóloga. El concepto no proviene de la naturaleza, de una realidad tangible y observable, sino que la sociedad lo creó y lo hizo parte de su cultura.

“La virginidad es uno de los mandatos de género centrales del sistema patriarcal para el control y dominio de la sexualidad femenina que trae graves consecuencias para la salud de las mujeres”, agrega la también sexóloga.

Himen, sangre y dolor

El himen es un tejido fino y carnoso que actúa como barrera natural de protección de la vagina frente a la acción de microorganismos nocivos. Algunas personas nacen con un himen de tan poco tejido, que pareciera que no tienen: así como existen diferentes vulvas, existen diferentes hímenes. Y algunos vienen con perforaciones más grandes o más pequeñas, que pueden estirarse o abrirse incluso por andar en bicicleta.

En el mito de la virginidad, esta se termina cuando el himen se rompe “al inicio de la actividad sexual penetrativa” donde se espera que sangre, lo cual se utilizó durante años como “prueba de virginidad” en base a una noción “coitocentrista”, es decir, basada en el placer masculino y la cosificación de la mujer como objeto y no sujeto de placer.

“Por eso es importante no utilizar esta palabra al hablar de inicio de actividad sexual, dado que no toda actividad sexual es penetrativa, en cambio podríamos utilizar el término debut sexual, que podría ser más adecuado”, indica la ginecóloga, que además asegura que no se trata de un simple reemplazo de términos “sino de decir que la virginidad es un concepto que no existe”.

“Históricamente se ha transmitido la información de que ‘la primera vez va a doler y vas a sangrar’ y esto no debe ser así porque en la actividad sexual nunca debe existir dolor ni sangrado”, destaca, lo cual tampoco debe suceder en relaciones homosexuales.

“Cuando ocurre el debut sexual muchas veces las condiciones no son las adecuadas, existe ansiedad , miedo, mitos y creencias que no nos ayudan a estar tranquilas y conectadas con nuestro cuerpo, sumado a que puede suceder en lugares que no tienen las condiciones de tranquilidad necesarias”, reflexiona.

Por último, la ginecóloga hizo un llamado a desmitificar que la “actividad sexual” solo involucra el sexo penetrativo y que la eyaculación no debe verse como una meta sexual sino que todo el proceso debe ser una reivindicación del “placer y disfrute” de la experiencia entre las personas que se involucren.

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