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“Hay un deseo de controlar los úteros que a menudo es el más letal” BRAGA

“Hay un deseo de controlar los úteros que a menudo es el más letal”

A sus 89 años, Gloria Steinem no tiene planes de retirarse de una larga carrera en la que ha desafiado el orden de las cosas.


Ícono feminista, escritora y editora de revistas, Steinem organizó hace más de 50 años la Alianza de Acción de Mujeres, un grupo dedicado a luchar contra el sexismo.

Como una de los tres cofundadoras del grupo, esta activista política se convirtió en la cara del movimiento de liberación de la mujer en Estados Unidos durante el siglo XX.

Comenzó su carrera como periodista en Nueva York en la década de 1970 y luego cofundó la revista Ms., una de las primeras publicaciones que se centró en otros temas de la mujer además de los peligros de las tareas domésticas y los mandatos de la industria de la belleza.

En su apartamento de Manhattan hay evidencia de que ha experimentado toda una vida en la carretera, con objetos que provienen de lugares que ha visitado y hoy adornan cada superficie.

Sin embargo, en este momento vive mayormente en Nueva York, “feliz de estar en mi vecindario”, asegura.

“Todavía soy muy consciente de lo maravilloso que es estar aquí”.

Durante más de 50 años, Steinem ha sido una figura política y nunca ha dejado de trabajar.

Ahora que está en casa con más frecuencia, el apartamento sirve como sede de su organización, la Fundación de Gloria, un lugar de reunión para mujeres, periodistas, activistas y líderes comunitarias.

Gloria Steinem es una de las 100 mujeres más inspiradoras e influyentes en el mundo que la BBC reconoció este año.

Un derecho “básico”

Durante la década de 1970, Gloria Steinem fue una de las principales voces en la defensa de los derechos reproductivos de las mujeres.

Celebró el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos de 1973 en el caso Roe vs. Wade, que otorgó a las mujeres el derecho constitucional al aborto.

Y casi medio siglo después fue testigo de la revocatoria de esta decisión: el histórico fallo de la Corte Suprema en junio del año pasado que puso fin al derecho nacional al aborto.

Los grupos antiaborto en Estados Unidos acogieron con satisfacción la revocatoria de Roe vs. Wade en 2022.

Para Steinem y otras activistas a favor del derecho a decidir, fue un duro recordatorio de la necesidad de seguir haciendo campaña para lograr un cambio que, según dice, espera ver en su vida.

“El [cambio] más obvio y simple es que podamos decidir sobre el destino de nuestro propio ser físico, de modo que podamos escoger si tenemos hijos y cuándo, o si no tenemos hijos, sea lo que sea sobre nuestro ser físico.

“Ahí es donde comienza nuestra dificultad, porque resulta que tenemos úteros y existe un deseo de controlar los úteros que es muy central en los sistemas autoritarios. Claramente, como tenemos un útero y los hombres no, hay un deseo de controlar los úteros que a menudo es el más letal”.

Mientras el acceso de las mujeres a los derechos reproductivos se restringe en Estados Unidos, algunas mujeres en América Latina han hecho campaña exitosamente por el derecho al aborto legal.

Steinem, quien ha estado en la primera línea de innumerables manifestaciones callejeras a lo largo de su vida, admira su decidido activismo.

“Usar nuestras voces, protestar con nuestros cuerpos, apoyar a otras mujeres, es de lo que se trata la revolución”, dice.

“La libertad reproductiva es básica, tal vez más básica que la libertad de expresión”.

Muchas formas de revolución

Steinem asegura que no es responsabilidad de las mujeres hacer una revolución para los hombres, sino que más bien son ellos los que se tienen que adaptar a los nuevos roles de género.

Con cinco décadas de activismo a sus espaldas, Steinem se encuentra en una posición única para reflexionar sobre el progreso que han logrado las mujeres.

Señala que un paso importante en Estados Unidos ha sido el aumento de la proporción de mujeres que acuden a votar.

Otros puntos de referencia están directamente relacionados con la familia y la vida cotidiana de las mujeres. “Algunos son muy domésticos. ¿Quién cría a los niños? ¿Quién prepara la cena? ¿Quién lava los platos? Eso es crucial”.

“Ha habido avances, pero no los suficientes”, afirma.

Steinem sigue de cerca la presión sobre los derechos de las mujeres en el mundo, incluida la restricción de libertades en países como Irán y Afganistán.

Considera que las protestas de las mujeres iraníes son una batalla por la autodeterminación y una forma de revolución feminista.

En Irán, miles de mujeres salieron a las calles quemando sus hiyabs y cantando “Mujer, Vida, Libertad” tras la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, bajo la custodia de la policía moral iraní en septiembre de 2022.

Las mujeres se cortaron el cabello en protesta por la muerte de Amini, arrestada por supuestamente violar las reglas del hiyab.

“Luchan por la idea de que el cuerpo de una mujer no sea vergonzoso ni restringido, como tampoco debe serlo el cuerpo de los hombres. Usar o no la palabra ‘feminismo’ depende de ellas”, dice Steinem.

“Algunas personas dicen ‘poder de las mujeres’ o ‘liberación de las mujeres’. Depende de nosotras”.

La intersección de género y raza siempre ha sido el foco del trabajo de Gloria Steinem.

En la década de 1970 trabajó en estrecha colaboración con la activista política y feminista negra Angela Davis. Su foto, hombro con hombro con los puños en alto, se convirtió en una imagen icónica de la lucha de las mujeres y los afroestadounidenses por la igualdad y la justicia social.

Gloria Steinem y Angela Davis posaron para lo que se convirtió en una foto icónica del movimiento feminista.

Sin embargo, muchas personas en el mundo critican el feminismo occidental por no ser lo suficientemente inclusivo. “Probablemente sea cierto”, afirma Steinem.

“Estamos lidiando con el racismo en este país. En general, siempre hemos tratado de decir: ‘Si el grupo con el que comenzamos no se parece al país, entonces deberíamos esperar hasta que lo sea’. Hacer nuestro mejor esfuerzo para representar a todas las mujeres que se ven afectadas por un tema en particular”.

No a la cultura de la cancelación

Steinem recuerda los días en que los folletos y los llamamientos a la acción se hacían en un mimeógrafo. Ahora aprovecha las oportunidades de conectarse de forma remota y de llegar a un público más amplio a través de internet y las redes sociales.

“El problema con internet es que es discriminatorio, porque no todo el mundo puede permitirse el lujo de tener una computadora o entiende la tecnología o sabe cómo expresarse en la web. Y eso es preocupante”, advierte.

“Probablemente los hombres tengan más acceso a la tecnología que las mujeres”, añade.

Steinem cree en el poder de las manifestaciones públicas. Aquí protesta en Washington junto con la actriz Jane Fonda (centro).

Steinem también expresa preocupación por la cultura de la cancelación y el impacto en las generaciones más jóvenes y los usuarios de las redes sociales.

Asegura que no lo ha experimentado, pero le molesta en nombre de cualquiera que lo haya vivido, “porque la libertad de expresión es crucial para cualquier democracia”.

“No debemos aceptar la cultura de la cancelación, es la presión social como censura y definitivamente no es algo bueno, incluso cuando suprime evidencia de parcialidad. Está silenciando a la gente”.

Cambio en el hogar

Algunos podrían argumentar que una de las deficiencias del feminismo ha sido su incapacidad para ayudar a los hombres a afrontar el cambio a medida que se redefinen los roles de género.

Steinem, sin embargo, considera que no es responsabilidad de las mujeres “hacer [para los hombres] su revolución y su cena”.

Según ella, es de esperar que algunos hombres rechacen el feminismo, ya que no es beneficioso para quienes “utilizan la masculinidad para dominar”.

Cree que el cambio debe comenzar desde dentro de nuestros hogares.

“Ahí es donde comienza la falta de democracia y ese es el comienzo del cambio que todos podemos realizar”, afirma.

Steinem cofundó la revista Ms., que todavía se publica en la actualidad.

En la casa y fundación Steinem los días son muy ocupados. Hay libros que necesita firmar y reuniones a las que debe asistir.

Mientras se sienta en una mesa en la esquina de su sala tras estar firmando carteles para un evento, las puertas de su apartamento se abren y entran dos mujeres.

“Es fantástico estar más tiempo en casa”, repite Steinem.

Se levanta para unirse a ellas al otro lado de la habitación.

“Convertí mi sala de estar en un lugar para charlar en círculos. Ya sabes, la revolución es como un líquido que se vierte en diferentes recipientes. Cambia de forma, pero sigue siendo el mismo líquido”.

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