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Hablar en público con seguridad: un acto de empoderamiento femenino con historia y propósito BRAGA Créditos: El Mostrador.

Hablar en público con seguridad: un acto de empoderamiento femenino con historia y propósito

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Durante siglos, las mujeres fueron excluidas del espacio público y se les negó el derecho a expresarse. Hoy, aprender a hablar en público con seguridad no solo es una herramienta profesional, sino también un acto de empoderamiento, visibilidad y reivindicación histórica.


Durante siglos, en muchas culturas occidentales y globales, el espacio público y la oratoria estaban reservados casi exclusivamente para los hombres. Las mujeres eran relegadas al ámbito privado y doméstico, y se consideraba inapropiado o incluso impropio que hablaran en público.

Durante siglos, creencias sociales y religiosas sostuvieron que las mujeres eran intelectualmente inferiores o emocionalmente incapaces para participar en debates públicos. Además, restricciones legales y educativas les negaban el acceso a la formación necesaria para hablar con autoridad en público.

Por ejemplo, en la Antigua Grecia y Roma, por ejemplo, la participación política y los discursos públicos eran prerrogativa masculina. Las mujeres tenían roles sociales limitados y sus voces rara vez se escuchaban fuera del hogar.

Hablar con seguridad también es poder

Bajo este contexto, es importante que, a día de hoy, las mujeres sepan desenvolverse y poder hablar en público. Sin sentirse menos, ni pequeñas.

Por eso, potenciar el lenguaje corporal, respirar de forma consciente y hacer pausas estratégicas son algunas de las claves que entrega Paola Dourge Braga, comunicadora, actriz y Máster en coaching, liderazgo y comunicación, para mejorar la expresión oral y enfrentar con seguridad cualquier instancia de hablar en público.

Hablar en público no es fácil para la mayoría. Según el Statistic Brain Research Institute, un 74% de las personas sufre de glosofobia, el miedo a hablar frente a una audiencia, un temor que en muchos casos está vinculado a la baja autoestima o la inseguridad personal.

El éxito profesional no depende solo del conocimiento técnico. De hecho, el 85% del rendimiento laboral está vinculado a habilidades blandas como la comunicación, la confianza y la actitud, según un estudio del Carnegie Institute of Technology.

En este escenario, el lenguaje corporal adquiere un rol protagónico. Así lo sostiene la experta, quien destaca la relevancia del estudio clásico de Albert Mehrabian, de la UCLA, que descompone el impacto de un mensaje en tres componentes: un 55% corresponde a la corporalidad —gestos, posturas, expresiones faciales y contacto visual—; un 38% al tono de voz —ritmo, volumen, pausas y carga emocional—; y solo un 7% a las palabras que se utilizan.

La importancia de saber comunicar

Desde una mirada femenina y considerando el trasfondo histórico, saber hablar en público no es solo una habilidad útil: es un acto de reivindicación.

Bajo este contexto, la experta entrega algunos tips y consejos para poder hablar en público sin problema alguno.

  1. Lenguaje Corporal: “Tu cuerpo habla antes que tu voz”, dice Paola Dourge Braga, y no se equivoca. El lenguaje corporal es una herramienta poderosa que, bien utilizada, potencia cualquier mensaje. Mantener una postura erguida, usar las manos con intención —dentro de ese rectángulo imaginario frente al abdomen— y evitar esconderlas o realizar movimientos nerviosos como jugar con objetos o tocarse el pelo, son claves para proyectar seguridad y apertura. El contacto visual, en tanto, debe ser consciente y respetuoso: no se trata de mirar fijamente, sino de recorrer la audiencia con la mirada para crear un puente de conexión real. La respiración también cumple un rol fundamental: permite alinear cuerpo y voz, y junto con las pausas estratégicas, ayuda a marcar el ritmo y dar énfasis al discurso. Y cuando el momento lo permite, una sonrisa genuina —esa que no se fuerza— puede abrir puertas, generar cercanía y transformar una presentación en una experiencia verdaderamente memorable.
  2. Autoestima y Comunicación: La forma en que nos comunicamos está profundamente ligada a cómo nos sentimos con nosotros mismos. La autoestima influye directamente en nuestra capacidad para hablar con claridad, confianza y autenticidad. No podemos proyectar seguridad si no la sentimos primero, y esa conexión comienza con el modo en que nos hablamos internamente. Conocerse, valorar las propias fortalezas y aceptar los errores sin juicio son pasos clave para comunicar desde un lugar genuino. Hablar bien no es un talento innato, es una habilidad que se entrena, y empieza por reconocer que no necesitamos ser perfectos, sino honestos. Hacer pausas no es sinónimo de debilidad, y expresarse no requiere pedir disculpas. Una comunicación auténtica nace del respeto propio y se refleja en la mirada, en el tono y en la actitud. Porque lo que creemos de nosotros mismos, inevitablemente, lo proyectamos.
  3. Los nervios no se eliminan, se gestionan: Respirar profundamente, hacer pausas estratégicas y preparar bien el mensaje son herramientas clave para transformar la inseguridad en presencia auténtica al hablar en público. Sentir nervios no es una debilidad, sino una señal de que lo que vas a comunicar te importa; la clave está en conocerse, confiar en uno mismo y enfocarse en conectar, no en impresionar. Los nervios no desaparecen, se gestionan: respirar de manera consciente ayuda a calmar cuerpo y mente, aceptar esta sensación como parte natural del proceso evita que se convierta en un obstáculo, y la práctica constante fortalece la confianza. Visualizar el éxito y usar pausas para reenfocarse permiten controlar el ritmo, mientras mantener la atención en el mensaje en lugar de en uno mismo facilita una comunicación más efectiva y segura.
  4. Hablar con fluidez no es hablar perfecto, es hablar presente:Las muletillas como “ehh” o “esto…” suelen aparecer cuando intentamos pensar y hablar al mismo tiempo, y aunque pueden ensuciar el discurso, son un reflejo natural de esa dificultad para improvisar que todos podemos superar. Respirar, pausar y organizar las ideas antes de hablar son claves para lograr un mensaje claro y fluido. En comunicación, todo es cuestión de práctica: estructurar un esquema mental, hacer pausas que den ritmo, evitar muletillas sustituyéndolas por silencios naturales, y hablar despacio con intención ayudan a que el mensaje llegue con fuerza y seguridad. Además, grabarse practicando en voz alta permite descubrir qué mejorar, y poco a poco, la confianza en el propio mensaje se transforma en una comunicación auténtica y segura. Todo empieza con el primer paso.
  5. Tu voz es tu sello personal, se le llama también la huella digital:  A la hora de comunicar, no basta con lo que se dice: cómo lo decimos marca la diferencia. El tono, el volumen, el ritmo y la velocidad con que hablamos son herramientas poderosas que influyen directamente en cómo se recibe nuestro mensaje. Una voz bien proyectada, clara y modulada no solo capta la atención, sino que también transmite seguridad. Respirar correctamente, vocalizar con intención y variar la entonación permite que el mensaje llegue con mayor fuerza y claridad. Además, la voz comunica emociones: hablar con autenticidad, ajustar el volumen al entorno, evitar el tono monótono y ejercitar la voz a diario —ya sea con lecturas en voz alta o vocalizaciones— fortalece nuestra presencia y conexión con la audiencia. La clave está en usar la voz a nuestro favor, no solo para ser escuchadas, sino también para ser verdaderamente comprendidas.
  6. Controlar el Nerviosismo al Hablar en Público: Claves para Fluir y Conectar.Ponerse en blanco o roja es común ante el público, pero no debe paralizarte. Respirar profundo, pausar y enfocarte en el mensaje ayuda a recuperar el control. Visualizar éxito y aceptar la imperfección libera la tensión.
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