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Linfedema post cáncer de mama: la secuela silenciosa que requiere diagnóstico y tratamiento temprano BRAGA Crédito: Cedida

Linfedema post cáncer de mama: la secuela silenciosa que requiere diagnóstico y tratamiento temprano

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El linfedema es una complicación frecuente y poco visible tras el cáncer de mama. Expertos advierten que su detección precoz y un tratamiento integral pueden mejorar la calidad de vida y prevenir la progresión de esta afección crónica.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El linfedema es una de las secuelas más comunes del cáncer de mama y suele pasar desapercibido. Se produce por una acumulación de líquido linfático tras cirugías o radioterapia, generando inflamación y limitaciones. La especialista Ledda Pérez enfatiza la importancia del diagnóstico temprano y de un tratamiento integral que combine drenaje, compresión, ejercicio y educación. Si bien no tiene cura, con terapias adecuadas las pacientes pueden recuperar su bienestar y evitar complicaciones que afecten su calidad de vida.
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Octubre es el mes dedicado a la concientización sobre el cáncer de mama, una enfermedad que afecta a miles de mujeres cada año. Sin embargo, junto con los avances en los tratamientos oncológicos, persiste una complicación poco visibilizada que puede aparecer después de una mastectomía, radioterapia o cirugía: el linfedema, una afección crónica que impacta la calidad de vida de muchas pacientes que han superado el cáncer.

El linfedema se produce por una acumulación anormal de líquido linfático en los tejidos, generalmente en brazos o piernas, debido a una alteración en el sistema linfático. Este daño puede ser consecuencia directa de la extirpación de ganglios linfáticos o del efecto de los tratamientos oncológicos. Con el tiempo, puede generar inflamación, pesadez, dolor y limitaciones en la movilidad.

Según explica Ledda Pérez, kinesióloga y directora de la Clínica Lipedema WAL Chile, quien lleva más de una década tratando a pacientes con linfedema, el diagnóstico temprano y el abordaje integral son fundamentales:

“Muchas mujeres no saben que los síntomas que experimentan después de una cirugía o radioterapia —como sensación de hinchazón o tirantez en el brazo— pueden deberse a un linfedema. Detectarlo a tiempo permite controlar su progresión y evitar complicaciones mayores”, afirma la especialista.

Tratamientos disponibles y abordaje integral

El tratamiento del linfedema requiere un enfoque multidisciplinario que puede incluir:

  • Drenaje linfático manual especializado, realizado por kinesiólogos certificados.
  • Terapia compresiva, mediante vendajes o prendas diseñadas para favorecer el retorno linfático.
  • Ejercicio terapéutico, adaptado a las necesidades y etapa del paciente.
  • Cuidados de la piel y educación, para prevenir infecciones y fomentar la autogestión.
  • Terapias avanzadas, como la técnica WAL (Water Assisted Liposuction), utilizada en casos seleccionados para reducir volumen y mejorar la funcionalidad.

“El linfedema no tiene cura definitiva, pero con un tratamiento adecuado y acompañamiento profesional, las pacientes pueden recuperar su bienestar y retomar sus actividades cotidianas sin dolor ni limitaciones”, agrega Pérez.

¿Cómo se diferencia el linfedema del lipedema?

Aunque suelen confundirse, son patologías distintas:

  • El linfedema se produce por un daño o mal funcionamiento del sistema linfático, generalmente después de cirugías, radioterapia o infecciones.
  • El lipedema, en cambio, es una enfermedad crónica del tejido graso, de origen hormonal y genético, que provoca un aumento desproporcionado de grasa en piernas y brazos, y que no mejora con dieta o ejercicio.
  • En el linfedema predomina la retención de líquido, mientras que en el lipedema predomina la acumulación de grasa dolorosa.

Cuidar después del cáncer también es parte del tratamiento

Superar el cáncer de mama no significa dejar atrás todas las consecuencias del proceso. Muchas mujeres logran vencer la enfermedad, pero enfrentan nuevas dificultades asociadas a las secuelas físicas y emocionales de los tratamientos. El linfedema es una de ellas: una condición que puede parecer menor al principio, pero que, sin la atención adecuada, puede limitar la movilidad, generar dolor persistente y afectar el bienestar general. Reconocer sus primeros signos y abordarlo con un equipo especializado es esencial para evitar que se cronifique.

Tratar el linfedema también implica cambiar la mirada sobre el seguimiento oncológico. La recuperación no termina cuando finaliza la quimioterapia o la cirugía, sino cuando la paciente puede volver a moverse con libertad, sin molestias ni restricciones. Por eso, la educación, el diagnóstico precoz y el acceso a terapias personalizadas deben ser parte del plan integral de salud. Solo así se garantiza que cada mujer que superó el cáncer de mama pueda realmente recuperar su calidad de vida y dejar atrás la carga invisible de esta secuela.

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