
Exosomas: la promesa regenerativa que revoluciona la estética y abre el debate sobre su regulación
Revolucionan la medicina estética con promesas de rejuvenecimiento sin bisturí, pero los exosomas aún enfrentan vacíos regulatorios. Mientras crecen su popularidad y aplicaciones, expertos advierten sobre la necesidad de mayor trazabilidad y respaldo científico.
Hoy, más que nunca, envejecer con naturalidad, de manera sana y confiable se ha vuelto una aspiración común. Ya no se trata de esconder los años, sino de vivirlos con una piel que refleje bienestar.
Es por eso que no sorprende ni llama la atención que el mundo de la estética esté cada vez más ligado a la ciencia. La necesidad de una mayor seguridad, regulación e investigación ha impulsado y complementado esta conexión.
Entre las innovaciones más comentadas del último tiempo, los exosomas han tomado un rol protagónico. Estas diminutas vesículas liberadas por las células, que actúan como mensajeros en la comunicación celular, hoy están revolucionando el mundo de la estética y la medicina regenerativa gracias a su capacidad para rejuvenecer la piel y promover la reparación de tejidos.
¿Exo.. qué? Un boom que trae desafíos
Durante los últimos años, la medicina estética ha ido incorporando cada vez más avances científicos que antes parecían ser exclusivos de laboratorios o centros de investigación. Y aunque suene complejo, el concepto de exosomas es más simple de lo que parece: estos son micro vesículas que transportan señales biológicas que activan procesos de regeneración.
Hablando de la estética, esto se traduce en productos que mejoran la textura y elasticidad de la piel, estimulando la producción de colágeno y suavizando las líneas de expresión. ¿El resultado? Una piel mucho más luminosa, firme y revitalizada. Sin la necesidad de bisturí.
Es por eso que el potencial de estos tratamientos no tardó en volverse viral. En redes sociales como Instagram y Tik-Tok abundan los testimonios, influencers y clínicas que promocionan a los exosomas como el secreto mejor guardado para rejuvenecer.
Los exosomas han abierto camino como una innovadora solución cosmética gracias a su aplicación superficial. Actualmente, su uso está autorizado exclusivamente de forma tópica, sin necesidad de inyecciones. Se trata de tratamientos no invasivos, ideales para quienes buscan resultados visibles sin pasar por el quirófano.
Sin embargo, detrás de este auge surgen algunas preguntas importantes. En nuestro país, el Instituto de Salud Pública (ISP) no ha otorgado, hasta ahora, aprobación formal ni registro sanitario para el uso comercial de exosomas derivados de células humanas en el ámbito de la medicina estética.
Aunque el organismo reconoce el potencial de esta tecnología, actualmente no existe una regulación específica que norme su aplicación en clínicas o centros de estética.
Iolanda Moreira, PhD en Ingeniería para la Salud y fundadora de Pronaturae, empresa especializada en distribución dermatológica, explica que “uno de los principales problemas es que el término exosomas no está regulado. Cualquier marca puede utilizarlo sin necesidad de demostrar que su producto contiene realmente estas vesículas extracelulares, que representan apenas el 0,5% del medio de cultivo celular. En la mayoría de los casos, lo que se comercializa como exosomas son simplemente cosméticos que contienen medio condicionado no purificado, sin garantizar la presencia efectiva ni la caracterización del principio activo”.
Además, agrega que “a esta falta de definición clara como ingrediente, se suma la ausencia de trazabilidad en el origen, el proceso de obtención y la caracterización del contenido, especialmente en formulaciones de origen humano o animal. Esto puede implicar riesgos como la transmisión de agentes infecciosos o la aparición de respuestas inmunológicas adversas. Por eso es urgente avanzar hacia una regulación clara, basada en evidencia científica y orientada a proteger la seguridad e integridad de los pacientes”.
¿Exosomas de origen vegetal: una alternativa segura?
Ante un panorama aún en evolución, comienzan a emerger alternativas que buscan equilibrar eficacia y seguridad. Productos libres de componentes animales o humanos, los exosomas vegetales se han ido posicionando como una de las alternativas más seguras, sustentables y con un gran potencial regenerativo. Además, estos están autorizados por autoridades sanitarias en distintas partes del mundo, incluyendo Europa, donde el uso de ingredientes cosméticos de origen humano están prohibidos.
Es por eso, cada vez más profesionales están apostando por su uso en tratamientos dermatológicos avanzados, con formulaciones respaldadas por estudios y procesos trazables.
Estos exosomas de origen vegetal logran tener la misma función regenerativa de los de origen humano, pero se obtienen de células madre de plantas. La firma surcoreana ExoCoBio fue la pionera en desarrollar una tecnología para extraer y purificar exosomas desde células madre de Rosa Damascena, una especie de rosa reconocida por sus propiedades regenerativas.
La tecnología conocida como ExoSCRT, presente en productos como ASCEplus, distribuidos en Chile por Pronaturae, ya se ha incorporado a tratamientos faciales y capilares en destacadas clínicas dermatológicas y estéticas del país, mostrando resultados prometedores. “Los resultados con exosomas purificados de células madre de rosa han sido realmente notables. Observamos una mejora visible en la luminosidad, firmeza y textura de la piel, y los pacientes están muy satisfechos con los cambios que perciben tras pocas sesiones”, afirma Claudia Piper, dermatóloga especialista en medicina estética.
Y es que si bien la medicina estética avanza a pasos agigantados, eso no significa que debamos seguir cada tendencia sin cuestionamientos. Antes de someterte a un procedimiento con exosomas, consulta con un dermatólogo certificado, revisa el etiquetado del producto, asegúrate de que indique su origen y composición, y desconfía si no hay trazabilidad o respaldo científico visible. Leer los ingredientes y entender qué estás aplicando en tu piel no es un detalle menor: muchas veces ahí está la clave no solo para evitar efectos adversos, sino también para no caer en engaños y asegurarte de que realmente estás comprando lo que se promete.