
División sexual del trabajo y desafíos de conciliación de la vida laboral, personal y familiar
La tradicional división sexual del trabajo —la forma en que la sociedad organiza y distribuye las tareas y roles laborales en función de rol de género considerado como apropiado para cada sexo— ha implicado la sobrerrepresentación de hombres en el espacio laboral remunerado versus la infrarrepresentación de estos en los espacios de cuidado y labores domésticas como espacios de desarrollo autorizados. Y si bien las mujeres hemos ingresado con cada vez más fuerza en el espacio laboral remunerado se dan dos fenómenos que se sostienen en construcciones estereotipadas: nuestra participación sigue anclada de manera importante en el mundo doméstico y de cuidado, especialmente cuando eres mujer trabajadora y madre y la sociedad exige de ti sostener esa responsabilidad. Y por otra parte nos desempeñamos predominante en sectores o tareas donde existe confluencia de rol. Es decir, donde las habilidades entendidas como propias de las mujeres son altamente valoradas, y en menor medida en posiciones de alta responsabilidad y liderazgo.
Según la II ENUT 2023 en un día tipo las mujeres con trabajo remunerado destinamos en promedio 2 horas más al trabajo no remunerado respecto a los hombres en la misma condición. Esto impacta entre otras cosas en la disponibilidad de tiempo libre; en la toma de decisiones respecto a estudios o desafíos laborales, y en las decisiones de promoción que toman los empleadores.
Lograr un equilibrio entre la vida laboral, personal y familiar implica transformaciones multinivel de carácter urgente. A nivel individual es necesario problematizar esta situación y desarrollar estrategias de conciliación. Desnaturalizar la asociación mujer- cuidado en nuestras propias concepciones y “soltar” eso que se nos ha dicho nos es propio es un primer paso. Problematizar con la pareja respecto al rol y participación en el cuidado de otros y la organización del espacio doméstico redistribuyendo la “carga física y mental” que significa estar a cargo es otra acción fundamental.
A nivel organizacional se hace necesario concientizar a las altas gerencias respecto al rol social de la organización en estas materias, avanzar en políticas internas de conciliación que permitan a hombres y mujeres equilibrar sus responsabilidades laborales, familiares y personales. Bandas horarias u horarios protegidos para que trabajadores/as que son padres y madres puedan dejar a sus hijos/as al colegio o acompañarlos en actividades escolares relevantes, posnatal parental que supere los 5 días legales y trabajo híbrido son algunas de las medidas con impacto en cociliación y corresponsabilidad y sin duda en la satisfacción laboral, retención del talento y productividad.
Finalmente, a nivel país contamos con normativas vigentes que promueven la conciliación tal es la ley 21.645. No obstante, debemos avanzar en dar soporte sostenible a estas iniciativas. Concientizar respecto a la ley y el resguardo de derechos, entregar apoyo a las organizaciones para que su implementación sea en conformidad, fiscalizar en forma oportuna para asegurar su cumplimiento y apoyar a los trabajadores en el ejercicio de su derecho son algunas de las medidas necesarias.
Conciliar la vida laboral, familiar y personal es un desafío social en el que todos y todas contamos. La invitación es a ser parte activa de esta transformación sumando conciencia y acción.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.