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La historia invisible de muchas mujeres: “Me diagnosticaron TDAH a los 49” Yo opino

La historia invisible de muchas mujeres: “Me diagnosticaron TDAH a los 49”

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Ingrid Garcés Suazo
Por : Ingrid Garcés Suazo Periodista, especialista en Comunicación Estratégica y en Diversidad, Equidad e Inclusión en entornos laborales.
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Durante años viví con una sensación de ahogo constante. Procrastinaba todo, desde lo más simple hasta decisiones importantes. El estrés era una capa más de mi existencia diaria, y a ratos pensaba que quizás tenía depresión. No podía entender por qué me costaba tanto organizarme, cumplir con fechas, o por qué podía obsesionarme profundamente con un proyecto mientras olvidaba lo básico. Decidí ir a terapia. Esa decisión me cambió la vida.

Una psicóloga me escuchó y, luego de algunas sesiones, me propuso realizar un proceso de evaluación más profundo. A través de la aplicación de cuestionarios y escalas clínicas, una evaluación neuropsicológica y el descarte de otros diagnósticos como ansiedad o depresión, se llegó a una conclusión que no esperaba: tenía Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Me diagnosticaron a los 49 años.

Desde ese momento, todo empezó a tener sentido. Mis patrones de comportamiento —como estudiar tres diplomados en un año, todos relacionados con género y diversidad, o decidir casarme el mismo año en que comencé un magíster— dejaron de parecer impulsivos o irresponsables. Eran manifestaciones de un cerebro neurodivergente que funciona con intensidad, hiperfoco y urgencia emocional. También entendí por qué las compras compulsivas, la ansiedad por los pendientes acumulados, y la dificultad para seguir rutinas básicas eran parte de mi día a día.

Comencé una terapia conductual sin medicación que me ha cambiado profundamente. Por primera vez, no me vi como alguien fallando, sino como alguien funcionando diferente.

Clínicamente, el TDAH se clasifica en tres tipos: con predominancia de síntomas inatentos, con predominancia hiperactiva/impulsiva y tipo combinado. En mujeres, el tipo inatento es más frecuente, lo que contribuye a que pase desapercibido durante la infancia y adolescencia. Muchas crecemos desarrollando estrategias de compensación: nos esforzamos el triple, internalizamos el fracaso como culpa, nos volvemos perfeccionistas o controladoras para no perder el equilibrio. Pero eventualmente ese castillo de cartas se derrumba, y la angustia emerge.

Estudios recientes, no en Chile, como los del National Institute of Mental Health de Estados Unidos, han mostrado que las mujeres son diagnosticadas, en promedio, varios años después que los hombres, para ser más precisa muchas reciben su diagnóstico de TDAH recién después de los 40 años. Además, investigaciones como la de Astrid A. Zamora Sánchez, titulada “Infradiagnóstico de TDAH en mujeres y sesgo de género”, subrayan que los síntomas más interiorizados en mujeres son menos reconocidos, lo que retrasa el diagnóstico y profundiza la carga emocional de vivir sin una explicación clara.

A esto se suma una mirada cultural que desconfía del diagnóstico. Algunos creen que el TDAH “está de moda”, o que es una excusa para justificar el caos cotidiano. Pero quienes vivimos con esta condición sabemos que no hay nada de moderno en sentirse constantemente desbordada, dispersa o en lucha con el tiempo. Lo que sí es nuevo es el lenguaje para explicarlo, y la posibilidad de decirlo en voz alta.

Hoy sigo en proceso. Aprendo a organizarme con herramientas visuales, a respetar mis tiempos, a no sobrecargarme por necesidad de validación. Aprendí a mirarme con compasión. Y lo más importante: dejé de culparme.

Que mi historia se publique no es solo un acto personal. Es una forma de abrir una conversación urgente sobre cómo las mujeres neurodivergentes hemos sido históricamente invisibilizadas, y cómo un diagnóstico tardío puede, paradójicamente, llegar justo a tiempo para salvarnos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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