Publicidad

‘En cultura nada está garantizado, es un espacio de riesgo por excelencia’

Todo es esperanza en el mundo del arte tras la aprobación final en el Parlamento del Consejo Nacional de Cultura o Nueva Institucionalidad Cultural. Sin embargo, y como el mismo Llona reconoce, "si los artistas piensan que el Consejo va a resolver sus problemas estéticos o de creación, de seguro habrá grandes decepciones".


Motivos de satisfacción de sobra tenían los actores, músicos y creadores en general cuando en el Parlamento, al fin, se aprobó la ley que da cuenta de la Nueva Institucionalidad Cultural. Fueron doce años de discusiones, trabajos, peleas, acuerdos y disidencias hasta que se logró dar con el esqueleto de este ministerio, sui generis total.



Pero grosso modo, ¿cómo se compone el Consejo Nacional de Cultura? Con un Presidente que tendrá el rango de un ministro de Estado, más los ministros de Educación y Relaciones Exteriores, tres personalidades de la cultura designadas por el Presidente de la República más otros dos con acuerdo del Senado, dos académicos y un Premio Nacional.



Al mismo tiempo, el Consejo administrará el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural que es como el actual Fondart pero con más líneas de trabajos y, se supone, con más recursos también.



Asimismo, su estructura se constituirá con la actual División de Cultura del Mineduc y el Departamento de Cultura de la Secretaría General de Gobierno, dependiendo a su vez de la Nueva Institucionalidad el Consejo Nacional del Libro y el Comité de Donaciones Culturales.



En otras palabras, un verdadero monstruo burocrático, por lo que es lógico preguntarse cuánto del presupuesto total en cultura va a manejar el Fondo Nacional. "No lo sé", responde el actual Director Nacional del Fondart, Eugenio Llona, quien recibió a El Mostrador.cl en lo que será su oficina hasta marzo del 2004, fecha en que debería estar funcionando la nueva Institucionalidad.



"Tengo la impresión -complementa- que no va a ser en ningún caso menos de la actual, que son alrededor de 5 mil millones de pesos. La idea es que el Fondo amplíe el número de áreas, en el sentido que éstas a su vez abarquen otras sub-áreas, establezcan otros sub-fondos con mecanismos distintos de postulación a los recursos. Esto porque no es lo mismo operar un concurso de proyectos para lo audiovisual que uno dirigido a las artes plásticas. Mientras más flexibles sean los mecanismos, mejor vamos a incidir en la producción del arte", sostiene Llona.



Presunciones más que certezas



– ¿Cuál va a ser el margen de maniobra del Gobierno de turno en el ámbito cultural si casi la totalidad de los recursos son concursables y cuánto podrá disponer para manejar libremente la promoción de determinadas actividades culturales?
– Poca, porque el Consejo que se está constituyendo no prevé un funcionamiento como un ministerio común y corriente. El Consejo es una Institución mucho más permeable a la sociedad civil, ya que, a modo de ejemplo, va a tener en cada una de las regiones consejos que van a estar integrados por representantes de la ciudadanía. Aquí la minoría de los funcionarios serán nombrados por el Ejecutivo y por tanto es un Parlamento Cultural de las Municipalidades.



– ¿Actividades como los Carnavales Culturales en Valparaíso que son de iniciativa del Gobierno van a seguir existiendo?
– Sí. Aquí va a haber una mezcla entre fondos concursables e iniciativas de este organismo mixto que es el Consejo Regional y los organismos representativos de la soberanía popular, como son las municipalidades. Además, el hecho de que hayan distintas áreas de disciplinas artísticas presume que las intervenciones en el ámbito cultural van a ser no sólo mediante fondos concurables y que destinará parte de su presupuesto a intervenciones directas en determinados sectores. Se hará discriminación positiva, como se hace en educación, en vivienda o en educación respecto de los sectores más débiles.



– ¿Eso está previsto en la ley?
– Cuando se promulgue, hay 180 días para que el Presidente se dicte los reglamentos que van normar el funcionamiento de cada uno de los fondos y estamentos del Consejo. La mayoría de estos reglamentos, presumo, van a heredar la experiencia que hemos tenido en estos años. Tengo la esperanza que el reglamento del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural no parta de cero y tome la experiencia que ha tenido el Fondart en 12 años. No vamos a inventar hoy el hilo negro.



-La ciudadanía, y especialmente el mundo del arte, ve con altas expectativas esta nueva Institucionalidad Cultural. Ciertamente, es muy difícil que en marzo del próximo año se logre implementar todo lo que la ley pretende. ¿No teme que haya una gran decepción?
– Sí. La decepción asecha siempre detrás de las leyes y detrás de las instituciones. Las leyes son el pitazo inicial de este partido. El partido está por jugarse. Hemos establecido el rayado de cancha, estamos haciendo el reglamento que van a regir el juego, pero los equipos todavía no entran a competir. Tengo la impresión que las frustraciones respecto de estas cosas son muy habituales porque se espera de las instituciones cosas que ellas no pueden dar, ya que la cultura no está en las instituciones, sino en la gente, en los creadores, los gestores, en el los ciudadanos que consumen cultura.



– ¿Y cuál será entonces el rol del Estado en el mundo cultural?
– No pensamos mediante el Consejo hacer un tipo de cultura, sino un tipo de ayuda y fomento a la cultura. Tampoco nos figuramos un tipo de cultura determinada, y si los artistas piensan que la Nueva Institucionalidad va a resolver el conjunto de problemas que pueda tener la comunidad cultural, como sus problemas estéticos o de creación, entonces de seguro van a haber decepciones. Esto va a ser una ayuda, nunca total, nunca dirigista, pero sí segura.



– ¿Cómo?
– Con la intervención del Estado en el mercado. Los Fondos suplen las deficiencias del mercado en zonas extremas del país, en sectores de bajo ingresos que no pueden acceder al consumo del arte, en creadores que no podrían financiar de otra forma sus obras. Las instituciones fomentan, promueven, pero el contenido lo pone la comunidad cultural. Lo que tenemos que hacer es no dejar a los creadores al libre arbitrio del mercado y garantizar que ciertos grupos intolerantes impidan que determinadas obras lleguen al público. En ese sentido, las instituciones que luchan por la libertad de creación, y hasta la propia Corte Suprema, son claves para el arte, más que el Consejo Nacional de Cultura.



"La cultura es un espacio de riesgo por excelencia"



– Es casi un hecho que se destinarán más recursos a la cultura, pero seguramente no será un aumento extremadamente significativo. Además hay que sumar los grandes costos de operación e implementación que implican los 13 Consejos Regionales. Por lo tanto, ¿podrá responder realmente la Nueva institucionalidad a las exigencias que a sí mismo se ha creado?
– Por qué nos ponemos en la peor de las hipótesis. Si estamos creando después de 11 años un instrumento que ha sido aprobado en el Parlamento y apoyado unánimemente por la comunidad cultural, lo que uno puede esperar es que esta institucionalidad tenga los recursos que requiere y no al revés. No veo ninguna razón por la cual dudar.



– ¿Cuánto más de lo que hoy se destina a cultura debería inyectarse?
– No lo sé, pero debería ser bastante más respecto del producto del país. Los recursos en cultura obedecen a dos variables. Una es la demanda. Si los indicadores del Fondart fueran tomados como un punto de referencia, nosotros estamos respondiendo aproximadamente al 20 por ciento del conjunto de la demanda de proyectos. Me parece una buena cifra, ya que en los fondos concursables de recursos públicos debe primar la excelencia de los proyectos. Financiar teóricamente porcentajes muy altos de la demanda podría llevarnos a financiar productos que no fueran necesariamente de gran excelencia. La otra variable es cuánto quiere el Estado potenciar su dimensión cultural, cuánto quiere poner de valor agregado a la vida subjetiva, a la vida interior de los ciudadanos. Si queremos hacer de Chile un país competitivo en todas las dimensiones, la cultura tiene que funcionar bien.



– ¿Cómo se puede congeniar una Institucionalidad Cultural con las expresiones de vanguardia artística?
– En cultura nada está garantizado. La cultura es un espacio de riesgo por excelencia. La línea entre lo contemporáneo y vanguardista, y la tradición es móvil. Es por eso que en los fondos concursables hemos establecido áreas de riesgo, como por ejemplo con la creación de un área de arte en internet. Allí evidentemente estás abriéndote a la posibilidad que los creadores desplacen su imaginario mucho más allá de los que es presumible cuando se trata de registros antológicos sobre tradiciones populares. Cuando abres áreas como artes integradas, estás jugando con riesgo. Ese es un buen sistema para absorber las vanguardias, pero sin duda el mejor medio para defender las vanguardias no son las instituciones, sino la libertad. Por eso debemos velar porque exista un Estado dinámico y pluralista.



– Por último, ¿qué va a estar implementando en marzo del 2004?
– Espero que esté constituido el Consejo Consultivo Nacional, designado el sub director nacional y que estén en marcha los Consejos Regionales.



– ¿De todas la regiones?
– Esperemos. Si sale la ley el próximo mes, trabajaremos a full para que este aparataje tan esperado por la gente esté funcionando en marzo en sus aspectos centrales. Si nos aplicamos puede ser, pero no es menos cierto que debemos considerar que el financiamiento de esta Institucionalidad va a depender del presupuesto que se dicta y apruebe a fines de este año. Por lo tanto recién en diciembre deberíamos estar en condiciones de prefigurar cómo vamos a estar el próximo año.

Publicidad

Tendencias