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Freddy vs Jasón: Una película de Ronny Yu (Formula 51)

Más allá de sus deficiencias cinematográficas, este explosivo encuentro entre los asesinos más despiadados del cine de los años ’80, logra conformar un espectáculo que trasciende mas que por su forma, por lo que significa para que aquellos que nacieron aterrorizados frente a una proyección expansiva de horror.


Con el correr de los años, Freddy Krueger (Pesadilla) se convirtió en uno de los iconos más importantes del cine de terror moderno. Amenazando los sueños de quién tuviese el valor de cerrar los ojos, Krueger fue cobrando fuerza y aceptación desde un principio. Su particular accionar, su sarcástico sentido del humor y sus sanguinarios juegos con las víctimas antes de asesinarlas, hacían sus atroces cometidos dignos de un aplauso.



Por otra parte, Jasón Voorhees, flamante protagonista de la extensa saga de Martes 13, si bien consiguió una enorme cantidad de fans, siempre se mantuvo bajo la sombra de Freddy. Su excesiva brutalidad, nula expresividad y su misterioso silencio, hacían de Jasón un asesino menos carismático -pero no menos importante- para la cinematografía de horror de los 80 y los años siguientes.



Es por ello que Freddy vs Jasón, independientemente de sus logros cinematográficos, se convierte en un acontecimiento para quién vio nacer -y matar- a estos dos colosos.



Dos universos de espanto que se unen para aterrorizar en los sueños y en la realidad de quienes crecieron con el grato horror que provocan estos poderosos y despiadados asesinos. La cinta desarrolla la historia del conocido Freddy Krueger (Robert Englund,) que se encuentra en el infierno. Hace diez años que este personaje, uno de los más terroríficos de todos los tiempos y protagonista de Pesadilla, sacudió nuestros sueños para llevar a cabo su sangrienta venganza. Pero el recuerdo de Freddy ha sido sistemáticamente borrado en el pueblo, cuyos habitantes están decididos a terminar con él.



Las potenciales víctimas han sido drogadas para impedir que sueñen, dejando impotente al maestro de las pesadillas. Han eliminado su miedo a Freddy Krueger y esto representa una tortura extrema para un psicópata egocéntrico que se considera una auténtica leyenda.



Dada esta situación, Freddy resucita a Jason Voorhees (Ken Kirzinger), el loco protagonista de la serie de películas Martes 13. Para Krueger es el medio perfecto para volver a aterrorizar a los habitantes de la calle Elm Street y le da la oportunidad de salir de su purgatorio. Manipula a Jason con suma facilidad y le engaña para que viaje a Springwood para iniciar otro reinado de terror.



Aunque los cadáveres empiezan a acumularse en Elm Street y la reputación de Krueger cobra nueva vida, Freddy descubre que Jason no está dispuesto a renunciar a sus costumbres asesinas y dejarle el camino libre. Con un pueblo estremecido en medio, un enfrentamiento de proporciones épicas se desata entre los dos titanes del terror, alternando entre el mundo de los sueños y la dura realidad del mundo de los vivos.



La película arranca con un pequeño resumen de las andanzas de Krueger. De fondo, la banda sonora mezcla las notas de Pesadilla con los susurros de Martes 13, pero finalmente se impone la atmósfera de la primera, dando una clara muestra de las preferencias sobre las sagas y el carisma de los personajes.



Es ineludible mencionar que la cinta de Ronny Yu dista mucho de lo que se considera un filme aceptable en términos artísticos, pero tomando en cuenta lo que significa este explosivo encuentro por lo que significaron las películas separadamente, hacen de este largometraje, un producto digno de ser observado, pero no admirado.



Si bien Freddy vs Jasón no exhibe un gran ritmo narrativo, ni mucho menos un guión de excepción, sus notables y singulares protagonistas logran llevar en conjunto todo el peso de un filme comercial por naturaleza e imperfecto por necesidad. Consciente de sus deficiencias y orgullosa de carencias, la cinta de Ronny Yu emerge como el paradigma más revelador del gran cine mediocre de Hollywood y sus maquinaciones estéticas y arguméntales.



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