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Dickens le abrió la puerta y Andersen se quedó más de la cuenta

Andersen se quedó cinco semanas en casa de los Dickens pese a que, al cabo de algún tiempo, el autor de «David Copperfield» le hizo signos, tal vez demasiado sutiles para el danés, de que se había extralimitado.


Nada hay más desagradable que un huésped que se presenta en casa con el compromiso de quedarse sólo unos días y a quien no hay manera de echar luego, como pudo comprobar el novelista inglés Charles Dickens con un famoso colega.



Dickens recibió en el verano de 1857 la visita del danés Hans Christian Andersen, autor de cuentos como «El Patito Feo» o «La sirenita», que se había proclamado admirador del novelista victoriano.



Antes del viaje, Andersen escribió a Dickens una carta en la que le aseguraba que no le molestaría demasiado, pero Dickens iba a lamentar el haber invitado a su colega, según recuerda hoy el diario británico «The Times».



Andersen se quedó cinco semanas en casa de los Dickens pese a que, al cabo de algún tiempo, el autor de «David Copperfield» le hizo signos, tal vez demasiado sutiles para el danés, de que se había extralimitado.



La hija de Dickens, harta de la presencia del danés, le puso como apodo el de «huesudo aburrido» en referencia a la extrema delgadez del famoso escritor de cuentos de hadas.



EFE

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