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Xabier Arakistain, feminista, curador y crítico de arte: «El arte sigue siendo una institución decimonónica» El crítico cerrará el Seminario «Historia del arte y feminismo» en el Museo de Bellas Artes

Xabier Arakistain, feminista, curador y crítico de arte: «El arte sigue siendo una institución decimonónica»

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Arakis, es un crítico controvertido. Se para en el umbral de su ambigüedad sexual para disparar contra el conservadurismo en el arte, en la política y en la sociedad. Para él es mucho «más revolucionario seguir poniendo la tensión que habita en este conflicto entre las construcciones hegemónicas, hombre-mujer, que ajustarse a uno de los modelos».


arakis feminPara partir, habría que decir que Xabier Arakistain, Arakis, es un feminista clásico. Lo suyo no es la  reivindicación de espacios para el arte de las minorías sexuales, entendiendo con ello lo gay, transexual y lésbico. Su bastión es la corriente política, cultural y social del feminismo. La lucha frontal contra el poder androcéntrico. La denuncia permanente del sexismo en el campo del arte.

Arakis es controvertido. Luce como de Siouxsie & the Banshees y Nina Hagen (sus íconos de belleza) y se ubica al centro de los dos sexos, disfrutando de la tensión política que causa su ambigüedad.

«Después de ser un adolescente postpunk, te das cuenta de la potencia política que tiene una persona que está a caballo entre dos géneros y que no se sabe muy bien de su identidad sexual. Es mucho más revolucionario seguir poniendo la tensión que habita en este conflicto, entre las construcciones hegemónicas, hombre-mujer, que ajustarse a uno de los modelos», dice de entrada este crítico de arte, de nacionalidad vasca y que visita por primera vez Chile para participar del Seminario «Historia del Arte y Feminismo. Del discurso a la exhibición».

Invitado por el Museo Nacional de Bellas Artes, Arakis está consciente del impacto de su apariencia y lo usa para disparar contra su principal objetivo, el conservadurismo  y la discriminación sexista en el arte, y en especial en el arte contemporáneo. «La corriente de arte feminista es la que más profundamente transforma el arte contemporáneo del siglo XX. Esto como plataforma de pensamiento, pero el arte es un bastión del sexismo en contra de la creencia popular de que el arte contemporáneo es uno de los espacios de vanguardia. La realidad es que el arte contemporáneo es uno de los baluartes del conservadurismo».

«Si miras las cifras de mujeres artistas, o de artistas de color, o de otros grupos minorizados, vez que el arte sigue siendo una institución decimonónica tal y como se concibe en el siglo XIX, que está basada en dos ideas: la del artista genio y la de obra maestra, ambos conceptos que se apartan del contexto social que los produce y que se consolida a través de unos procesos de mistificación, que excluye todo lo que no sea hombre, blanco y heterosexual», sentencia este curador.

Obra de Judy Chicago. Arte "coño"

Obra de Judy Chicago. Arte «coño»

Arakis, que fue invitado a Chile para cerrar el seminario con una exposición sobre su experiencia a cargo del centro cultural Montehermoso, en el país vasco entre 2008 y 2011, donde aplicó cuotas fijas para arte feminista en los programas oficiales, opina que es el feminismo la corriente política que cuestiona de manera más frontal este poder. Haciendo historia, Xabier Arakistain cuenta que «el arte feminista surge a ambos lados del atlántico a fines de los sesenta, coincidiendo con el movimiento social y político feminista en el mundo. Tenemos gente pionera como Judy Chicago, que se empeña en construir una iconografía no falocéntrica y después se abre la vía de toda esta corriente que después se conoce como arte ‘coño'».

Lo que hace, según él, esta corriente artística es develar cómo está construido el establishment, en qué asienta sus bases, y lo denuncia. «La práctica artística feminista ha puesto de manifiesto que esto es así: exponiendo la realidad sociológica del campo del arte. El arte se produce en un contexto social y reproduce ese contexto social. El arte del hombre está por sobre el arte de mujeres, esa es una cuestión estructural, y está presente en todo el circuito».

Foto Javier Liaño

Foto Javier Liaño

Aunque desde fines de los sesenta hasta la fecha el feminismo ha recuperado mucho terreno, especialmente en lo político y social (el voto femenino aún no cumple cien años de historia), en el arte los cambios parecen ser bastante más lentos, siendo actualmente el principal logro el aumento ostensible de la cantidad de mujeres en las academias de Bellas Artes.

«La situación ha mejorado bastante, pero no lo suficiente. Ésta es una cifra que coincide en todos los países occidentales, si bien en las facultades de Bellas Artes por encima del 50% las licenciadas son mujeres. Incluso me decían que en Chile hasta el 70% lo son, siguen teniendo un techo de cristal infranqueable que contrasta esas cifras. Por un lado, el 70 % son licenciadas y por otro, apenas el 20 % figura en colecciones y en los programas de arte contemporáneo en los museos», dice Arakis, haciendo hincapié en que no se trata tanto sólo de no tener un lugar de exhibición, sino que esta discriminación se aprecia también en la producción, es decir, en el acceso a los medios de producción.

Xabier Arakistain, teórico del arte feminista, de la corriente del filófoso feminista francés François Poullain de La Barre, cerrará esta tarde el Seminario a las 16:30 en el Museo de Bellas Artes con la conferencia «Montehermoso 2008-2001, un modelo feminista para el campo del arte».

Esta conferencia, como todas las otras, pueden verse en directo vía streaming desde el portal http://on.mediastre.am/mnba2

 

 

 

 

 

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