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Mentes brillantes, vidas tormentosas: La historia de dos genios matemáticos que cambiaron al mundo Los aportes de Kurt Gödel y Alan Turing estarán presentes en el Festival Puerto de Ideas Antogafasta

Mentes brillantes, vidas tormentosas: La historia de dos genios matemáticos que cambiaron al mundo

Eric Goles, Premio Nacional de Ciencias Exactas y fundador del Instituto de Sistemas Complejos de Valparaíso, será el encargado en el festival de cultura científica de trasladar a la audiencia al universo matemático de estos dos genios, quienes sentaron las bases de la vida contemporánea al crear las lógicas de la informática, pero cuyos últimos días terminaron fatales. Turing se suicidó tras ser condenado por homosexual y Gödel murió de desnutrición al negarse a comer por temor a que sus fantasmas paranoicos lo envenenaran.


Mentes brillantes, vidas tormentosas. Esta adición, aunque en apariencia algo contradictoria, suele ser común entre los grandes cerebros que ha concebido la humanidad.

La matemática moderna, con raíces en la lógica y en la filosofía, tuvo en pleno Siglo XX a dos de los hombres más lúcidos, cuyos aportes hoy en día resultan claves, incluso, para entender los principios de la inteligencia artificial. De algún modo, los matemáticos Kurt Gödel y Alan Turing son los arquitectos de nuestra vida contemporánea, los padres de la informática, los creadores de la computación.

La increíble historia de estos dos genios matemáticos que cambiaron el mundo para siempre será contada por el conocido científico nacional Eric Goles el próximo sábado 12 de abril a las 10:30 horas en Antofagasta, en el marco del festival de ciencia Puerto de Ideas.

Kurt Gödel

Kurt Gödel

Goles, Premio Nacional de Ciencias Exactas, relatará los avatares vividos por Gödel, un científico nacido en 1906 en Berno, actual República Checa, y fallecido literalmente de hambre en 1978 en Princeton, Estados Unidos, donde hacía clases, y su colega inglés Alan Turing (1912-1954), quien se suicidó tras ser condenado por homosexual.

La vida de ambos está atravesada por la Segunda Guerra Mundial, que en el caso de Gödel lo hizo emigrar a Estados Unidos y, en el de Turing, ser uno de los protagonistas del desciframiento de los códigos de la “máquina Enigma” usada por los nazis para el envío de mensajes secretos.

Sin embargo, las obras decisivas de ambos fueron sus aportes para dar origen a la informática y los primeros computadores.

Exposición

“A mi juicio, (Gödel y Turing) cambiaron el mundo”, señala Goles, convencido. El primero, en 1930, “demostró un resultado que revolucionó la matemática, la lógica, en particular. Nada igual había pasado desde el tiempo de Aristóteles, realmente una revolución, y que de algún modo preludia lo que es el computador posteriormente”.

Poco después, en 1936, Turing “concibe el primer modelo lógico del computador y lo que está en la base de todo lo que es la computación hoy en día”.

alan-turing

Alan Turing

Para Goles, la importancia de ambos radica, entonces, en que sentaron las bases para la creación de los ordenadores, que cambiaron para siempre el mundo. “Son los padres de la informática contemporánea. Sin ellos (los computadores) son impensables”, señala.

Matemáticos netos

“Gracias a su oficio matemático, ellos atacaron un problema teórico, que aparentemente no tenía nada que ver con computación, pero para estudiar ese problema tuvieron que entrar a definir qué es calcular: hacer una suma, una resta, seguir pasos ordenados, y al hacer eso llegaron a la raíz de lo que es calcular”, que en términos modernos es lo que hace todo el tiempo un computador.

Gödel creó “el diseño lógico de un computador que posteriormente se construye”, y Turing “se basa, de algún modo”, en los trabajos del primero.

Goles destaca que obviamente no eran los únicos que hablaban de computación. “Hay precursores anteriores, hay máquinas de cálculo, pero la verdad es que el computador como máquina universal –que sirve para ver películas, para dibujar, para hacer programas–, esa noción se la debemos a estos individuos”.

Fue ese modo diferente de pensar, a juicio de Goles, lo que permitió a Turing participar en el desciframiento de los códigos secretos nazis. “Ahí se construye, a mi juicio, el primer computador asociado a una tarea específica, que era decodificar las claves de la Marina alemana”, explica.

¿Fueron conscientes de sus aportes? Goles cree que sí. Turing “vislumbró todo lo que venía, incluso la inteligencia artificial”. “Hay trabajos suyos que son de una modernidad increíble, textos escritos en los años 50 que son vigentes hoy en día”, destaca, mientras agrega que Gödel probablemente comprendió que ponía fin a una manera de ver la matemática que llevaba veinte siglos.

Eso explica que las obras de ambos han sido reconocidas plenamente, al menos por el mundo intelectual. De hecho, hoy el premio Nobel de la computación lleva el nombre de Turing, al igual que un instituto de la Universidad de Manchester, ciudad donde también hay una estatua suya. En el área informática también hay un premio Gödel.

ericgoles

Eric Goles

“¿Cuál es el corolario? Que las ideas más esotéricas, los problemas más filosóficos, con los cuales partieron estos dos individuos –Gödel en Viena en los años 30, y Turing en Cambridge– cambiaron el mundo en que vivimos hoy, el modo en que nos relacionamos. Si alguien los hubiera escuchado hablar en aquel momento, podría haber dicho ‘esto no sirve para nada, sólo para un afán teorético’”, destaca Goles.

Vidas tormentosas

Pero Goles no se quedará en los aportes matemáticos. También aprovechará para hablar de las vidas tormentosas de ambos personajes, y material tiene de sobra.

Gödel, por ejemplo, nació en el seno de una familia de etnia y cultura alemanas de clase media, en una ciudad que en aquel momento era del Imperio Austro-Húngaro. Cuando éste se derrumbó, el lugar pasó a ser parte de Checoslovaquia, y personas como Gödel, en miembros de la minoría alemana, una situación nada cómoda para el futuro matemático.

Se marchó a estudiar a Viena, donde cursó materias como física, matemáticas, lógica y filosofía. Se doctoró y su trabajo fue publicado por la Academia de Ciencias de Viena, donde se convertiría en profesor universitario en 1932. Aunque no se interesaba en la política, lo afectó fuertemente el asesinato de Moritz Schlick en 1936, un filósofo alemán que había despertado su interés en la lógica, a manos de un ultraderechista.

Albert Einstein y Kurt Gödel

Albert Einstein y Kurt Gödel

Dos años después emigró a Estados Unidos, donde se había hecho un gran amigo: Albert Einstein. En 1938 también se casó, con una bailarina de cabaret nocturno seis años mayor que él, a la que conocía desde hacía una década. Lo hizo contra la opinión de su familia que, entre otras razones, la rechazaba por ser de clase baja.

Nunca volvió a vivir a Europa. En sus últimos años padeció periodos de inestabilidad mental, especialmente con temores a ser envenenado. Gödel hacía probar previamente a su esposa todo lo que comía, pero ella fue hospitalizada en 1977, y él dejó de ingerir alimentos hasta fallecer de inanición en enero de 1978.

La vida de Turing tampoco se queda atrás en exotismo. Aunque nació en Inglaterra, vivió su infancia entre el Reino Unido y la India, donde su padre era funcionario colonial. Muy tempranamente sus progenitores se dieron cuenta de su genio, que terminaría haciendo que estudiara en Cambridge –donde asumió luego como profesor– y Princeton.

Además de su contribución a descifrar códigos nazis, en 1948 escribió el primer programa de ajedrez para un ordenador que aún no existía físicamente, y también trabajos en temas como la cibernética y la biología matemática.

Todo ello vería un abrupto fin en 1952, cuando lo juzgaron por ser homosexual (en aquella época esa condición era un delito en el Reino Unido). Fue condenado a someterse a un tratamiento hormonal, y dos años después –en un aparente suicidio– murió tras comerse una manzana que contenía cianuro. Tras años de presiones, recién en diciembre pasado el gobierno reconoció que Turing estaba libre de toda culpa.

“Ambos fueron genios, pero también personas como usted y como yo. Se enamoraban, sufrían, se envenenaban”, señala Goles, deseoso de destacar ese contraste. En Antofagasta su idea será contar estas historias y lograr “que la gente se entretenga y salga con alguna idea interesante. Ese es mi desafío”.

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