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Nieto de Oscar Wilde en Chile: «Mi abuelo se opuso a muchos temas de injusticia social” Merlin Holland, único pariente directo del autor del «Retrato de Dorian Gray»

Nieto de Oscar Wilde en Chile: «Mi abuelo se opuso a muchos temas de injusticia social”

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Por primera vez en Latinoamérica, este especialista en la obra del clásico irlandés vino por diez días a Chile a dictar una charla sobre «De Profundis», la obra póstuma del escritor inglés, redactada en la cárcel mientras una pena por sodomía. Acá habla de cómo se sumergió en sus cartas para conocer a su abuelo, de los diarios siguen explotando la figura del autor para vender más y cuáles serían sus causas hoy en día.


Durante los últimos treinta años, Merlin Holland (Londres, 1945) se ha dedicado a investigar la obra del famoso escritor irlandés Oscar Wilde (1854-1900). No por un motivo cualquiera: es el único nieto del autor de la clásica novela “El retrato de Dorian Gray”, que escandalizó a su época no sólo con sus libros, sino también con el juicio en el cual fue juzgado y condenado a dos años de cárcel por sodomía en 1895.

Gracias a que su madre, Thelma Besant, poseía un gran cúmulo de cartas del famoso abuelo, Holland tuvo acceso a un material de incalculable valor histórico que le permitió publicar, entre otros, “Las cartas completas de Oscar Wilde” y también las actas del controvertido proceso que lo encarceló.

De visita en Chile, invitado por la Red Cultural de la Universidad Finis Terrae, ofreció una charla en la Scuola Italiana. Es la primera vez que Holland está en Latinoamérica.

Simplicidad

Lo primero que Holland destaca es que no es un académico. Respeta a los especialistas universitarios y admite que les puede parecer sospechoso, pero lo suyo es llegar, con palabras simples, al gran público. Se parece en esto a su abuelo, que gracias a la sencillez de sus textos tuvo mucho más lectores que su compatriota James Joyce y su “Ulises”, por decir algo.

“Contemplo la vida y obra de mi abuelo de forma profunda, pero simple, que sea comprensible para el público”, explica para diferenciarse de los textos académicos a veces incomprensibles y sólo escritos para pares.

“Si estás en la posición privilegiada de estudiar literatura, deberías estar en posición de comunicar, de pasar algo a la generación siguiente”, asegura. El estudio ha permitido a Holland entender por qué Wilde hizo qué cosa en su momento. “Eso fue importante para mí, porque lo humanizó completamente”.

Explotación de una ícono

Holland cuenta que en los años 80 su madre solía recibir solicitudes de distintas universidades para acceder a cartas de Wilde, un tema que solía consultar con sus abogados. Fue así que este hombre empezó a estudiar el material para poder lidiar mejor con los expertos en una labor que terminaría convirtiéndose en su quehacer profesional.

Gracias a su estudio, hoy Holland puede contestar, por ejemplo, una consulta sobre si Wilde leyó a Nietzsche. Sabe que su abuelo no manejaba tan bien el alemán y como las obras del germano no estaban traducidas al inglés en la época, puede responder casi con certeza total que la respuesta es negativa.

El conocimiento adquirido también le ha servido para defender la figura de su abuelo. Relata el caso de un diario que, con el fin de vender más ejemplares, creó un escándalo a partir de la alteración deliberada del orden de una serie de cartas entre Wilde y un editor con el fin de insinuar que mantuvieron una relación íntima que era en realidad inexistente.

Una práctica que también suelen tener algunas casas de subastas a la hora de preparar remates de textos del escritor. “No es algo que ocurra muy a menudo, pero a veces me enojo y digo: ‘ya basta’”.

Hallazgos

Una de las cosas que aprendió Holland durante su estudio fue que Wilde no era tan misterioso como aparentaba. “Hay una secuencia perfectamente lógica sobre la forma en que se comportó sicológicamente de comienzo a fin. Es fascinante”, explica.

“Puedes ver cómo al acabar la universidad empieza una campaña de relaciones públicas sobre sí mismo, cómo se va a Estados Unidos, cómo regresa, cómo se casa y repentinamente se vuelve un hombre respetable. En ese preciso momento empieza a escribir obras que sabe van a conmocionar a la sociedad”, cuenta.

Holland cita el verso de un personaje de la obra teatral “Una mujer sin importancia” de Wilde, quien dice: “Para ingresar hoy a los mejores círculos debes alimentar a la gente, entretenerla o choquearla”. Para el nieto de Wilde, su abuelo cumplió primero las primeras dos y luego se dispuso a hacer también realidad la tercera alternativa, justamente con “El retrato de Dorian Gray”.

“Fuera de Inglaterra hay poca consciencia del impacto que causó en su momento esta obra, con sus giros homoeróticos, entre la gente y los diarios victorianos. Hoy se lee como una novela más, pero fue usada en su contra el juicio por homosexualidad”, revela, en una época en que otros escritores como Gustave Flaubert o Charles Baudelaire fueron juzgados por escribir obras como “Madame Bovary” y “Las flores del mal”, respectivamente.

El peso del juicio

“Si en Inglaterra lo hubieran podido llevar a juicio por ‘El retrato de Dorian Gray’, con seguridad lo hubieran hecho”, comenta Holland. “Creo que una de las razones por las cuales luchó tanto en el juicio” fue para defender su obra de las acusaciones de inmoralidad, agrega.

Holland cree que Wilde sabía los riesgos que corría con su obra y forma de vida.  “Lo que no sabía era cuál iba a ser el resultado” del juicio que enfrentó.

“Si hubiera sabido que finalmente iba a sacrificar su arte y finalmente vida, ya que debió abandonar Inglaterra (al salir de la cárcel), no sé si lo hubiera hecho. Mucha gente dice que es el primer mártir homosexual pero un mártir es consciente de los riesgos y que va voluntariamente hacia la muerte, y no creo que haya sido el caso de Wilde”, dice Holland, para quien su abuelo finalmente se entregó a su destino cual héroe de una tragedia griega que sabía que nada podía hacer.

El juicio sin duda es clave en la vida de Wilde, y sin desmerecer sus enormes virtudes literarias, Holland duda que el escritor hubiera alcanzado tal fama sin su calvario judicial.

“No hay nada mejor para garantizar una longevidad y reputación literaria que un juicio escandaloso o una muerte temprana”, señala Holland, que pone como ejemplo los fallecimientos anticipados de poetas ingleses como Percy Shelley (1792-1822) o Lord Byron (1788-1824). Quienes así mueren poseen un “aura romántica”.

“Creo que si Wilde hubiera seguido viviendo (sin juicio de por medio) no hablaríamos de él tal como lo hacemos hoy. ¿Disminuye eso su obra? No lo sé. Pero su vida y obra están enlazados de forma tan profunda…”, añade. Para Holland, muchos críticos literarios prefieren a Proust o Joyce porque escriben “en complicado”, “pero a la gente le encanta Wilde” y la sencillez de su literatura, que aún así es profunda.

Otro futuro

¿Y si no hubiera sido encarcelado? Holland cree que Wilde hubiera seguido escribiendo textos experimentales como “Salomé”, una obra teatral basada en un personaje bíblico de 1891 que incluye un amor homosexual, se estrenó en Francia y no se montó en Londres hasta 1931. “De hecho cuando salió de la cárcel jugó con la idea de otra obra llamada ‘Jezabel’, que nunca escribió”.

A pesar de la injusticia que significó purgar una condena por su condición sexual, Holland no cree que el Estado británico deba pedir perdón, tal como lo hiciera el Vaticano con el caso de Galileo Galilei. “Yo los demandaría, porque Wilde hubiera vivido mucho más y la prisión le costó mucho dinero a él y sus herederos”, bromea entre risas.

“Hablando en serio, no creo que puedan porque el problema es que para la ley de la época la homosexualidad era ilegal. Aunque haya habido testigos en el juicio que mintieron y hay algunos elementos que apuntan a que la justicia no actuó adecuadamente, él violó la ley. Fue injusto y cruel, pero la ley era así”, afirma.

De paso señala que hasta el día de hoy la ley inglesa dictamina que las relaciones homosexuales no pueden realizarse en público, por lo cual una pareja gay en un hotel técnicamente podría ser detenida. Holland se asombra al escuchar que en Chile recién en 1998 se derogó el artículo 365 del Código Penal, que castigaba con hasta tres años de prisión una relación homosexual, incluso si era consentida.

Las causas de hoy

En Chile, Holland tuvo su propio encuentro con el tema de la homosexualidad cuando en su charla en Puerto Varas un alumno le consultó sobre el libro “Nicolás tiene dos papás”. “Creo que está mal hacer propaganda y proselitismo, pero creo que está bien que la gente tenga libros que expliquen y ayuden a comprender”, asevera.

¿Serían estas las causas que defendería hoy Wilde de ser un escritor en nuestra época? Holland cree que sí, señalando de paso que paradójicamente tampoco sería tan famoso, en parte debido a la creciente aceptación de la homosexualidad y también porque el individualismo que defendía hoy no es algo minoritario, sino todo lo opuesto.

“No creo que estaría en la primera línea de defensa de los derechos homosexuales. Habría sido un simpatizante, más que un activista. Le gustaría ser un símbolo de esta causa, porque al menos algo bueno habría resultado de su tragedia”, reflexiona, para añadir que Wilde sabía que la aceptación de la homosexualidad demoraría mucho tiempo y enormes sacrificios.

Para Hollande, sin duda hoy Wilde atacaría cualquier forma de desigualdad en temas sexuales. De hecho como periodista se opuso a muchos temas de injusticia social, añade, como la no admisión de las mujeres en la universidad.

“Cualquier forma de injusticia social que tocó en su momento la tocaría hoy”, insiste, “algo que no mucha gente hoy imagina cuando piensa en él. Por ejemplo, quiso ser director de un instituto londinense que proporcionaba educación gratuita, aunque no obtuvo el puesto”. Hollande destaca “el mero hecho de haber pensado en hacerlo, viniendo de un entorno privilegiado”.

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